jueves, 25 de octubre de 2012

Réquiem lorquiano por San Rafael (Y Córdoba)


 

No sé si se habrán dado cuenta, pero ayer se celebró en Córdoba el día de San Rafael.  Quiero esto decir que creyentes y agnósticos, ateos y capillitas, le dieron al montilla-moriles y al arroz con magro debajo de cada encina, olivo o pino.

En estas estaba yo en Los Villares, cuando vino a intrigarme la capacidad de información  sobre nuestra identidad cordobesa que tuvo el gran Federico para sintetizar en su romance a “San Rafael” toda la cualidad vital de nuestra tipología.

Lorca, gran trágico hasta en su muerte, nos retrata entre la épica y la gloria. “Celeste Córdoba Enjuta” dijo. Y yo,  la  verdad, la veo cada vez menos “celeste” y no digamos nada de lo de “enjuta”.

Por eso, sin querer enmendar la plana al genial granadino, animado por los efluvios del moriles, tuve la pretensión de darle réplica actualizada a su no menos genial romance.

Y este es el resultado:

Coches cerrados llegaban

a las orillas de juncos

donde peperos controlan

aquellos turbios asuntos .

 

 

Palacios  en  el Guadalquivir,

 y el alcalde taciturno,

entre congreso  sin techo

y pabellón  en desuso. 

 

Los niños tejen y cantan

el desengaño del mundo,

cerca del viejo proyecto,

perdido  sin tener  turno.

 

Pero Córdoba no tiembla

bajo el misterio confuso,

pues si la sombra levantan

“nietos” y “pepés” del humo,

al pabellón Castillejo

 ofrecen, como exabrupto.

 

Millones desperdiciados

reclaman correcto uso

de la pasta malgastada

por un cura langostuso.

 

Y mientras el puente sopla

diez rumores de corruptos,

los vascos de CajaSur

ven negocio en el asunto.

 

 

II

 

Un solo pez en el agua

que a las dos Córdobas  junta

Córdoba de  los sandokanes,

Celeste Córdoba  inculta.

 

 

Vascos de cara impasible

con los ahorros se juntan,

aprendices de mercados

y tramposos de cintura,

para fastidiar al cura

en irónica pregunta

si quieres  platos de gambas

o cigalas de Sanlúcar.

 

Y  el edil que sube el paro

y de los pobres  se asusta

se lo lleva calentito,

pues hasta tres sueldos junta

 

 

Y el canónigo aljamiado

de langostinos y púrpuras,

en su dorado retiro

disfruta pensión segura.

 

 

*

 

Un solo pez en el agua.

Y Córdoba en la ruina.

CajaSur quebrada en chorros.

Celeste Córdoba inculta.

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