domingo, 31 de diciembre de 2017

Nochevieja






Cuando esta noche suenen las doce campanadas de año nuevo, media humanidad hará el capullo atragantándose con uvas y  la otra media dará saltos de no se sabe que alegría, bajo una lluvia de serpentinas.

Esa fingida y alcohólica alegría puede ser por sorprenderse por estar aún vivos, por no haber fenecido ante las crisis y sus gobiernos, ante la televisión y sus tertulias, ante la idiotez generalizada de los “Sálvame” o “Gran Hermano” o ante Rajoy contando los años para atrás.

La Nochevieja se expande por el universo a la velocidad de la idiocia, que como se sabe es inversamente proporcional a la inteligencia, individual o colectiva.  En algún punto de las galaxias estarán viajando las promesas que se establecieron el año pasado y por mucho que uno se esfuerce, sólo serán promesas incumplidas que se disiparon con el cava.

Al final de este viaje de 360 grados uno se detiene en el punto inmutable en que se inició el círculo, pero en el espejo han quedado las marcas que en el rostro ha fijado el tiempo.

Sólo existen dos salidas para eludir esta maldición.  Aturdirse hasta alcanzar la inocencia del mono o esperar que la tranquilidad se convierta en la paz del espíritu,  el destino gratuito hasta el fondo del universo.

En el primer caso, cuando más te aproximes al chimpancé, más feliz serás, de modo que hay que hacer el mono con mucho empeño hasta retornar definitivamente a la selva. Ya sea en la Puerta del Sol o en los escotes de Telecinco.

En el segundo puede ayudar escuchar la V de Mahler  o el “Adaggio” de Albinoni, pero también te pueden conducir, irremediablemente,  a la cama o a la paz de los edredones.

No hay que pedir a los astros nada que ya no tengas, que no merezcas, pero si esta vez quieres alcanzar un deseo más allá de tus fuerzas sino quieres que el tiempo te convierta en humo de la memoria o esquela del “ABC” debes liberar tu espíritu crítico antes que tus ganas de hacer el gorila.


Atragantarse con las uvas no es liberar a Prometeo. Mi teoría,  después de tantas luces, y deseos de felicidad es que si no eres joven, guapo, rico o del PP, a los dioses les pueden dar por culo.

jueves, 28 de diciembre de 2017

El día después del ¡A por ellos, oe!




Cuando ha pasado una semana desde las elecciones en Catalunya, continúa el bochornoso espectáculo de los medios informativos afines y comprados por el estamento bancario de este país.
Han tratado, contra natura, de hacernos creer que el mal llamado “constitucionalismo” había triunfado en estas elecciones,  ya que el despliegue de recursos, presiones, medias verdades y declaradas mentiras entorno a la sospechosamente financiada candidatura de Ciudadanos les había dado un pregonado –más pregonado que real- ganador.
La realidad es tozuda y diferente. El independentismo ha resistido el envite. Su porcentaje de voto es muy similar al que tenía antes de la irregular aplicación del artículo 155 de la desprestigiada Constitución del 78.
No había “voto silencioso” ni otras zarandajas con que se ha argumentado maquinal y tradicionalmente cuando la capacidad de movilización del soberanismo, dejaba en ridículo al fervor patrio alimentado desde la Estepa.
Ha habido una participación de record, pero los abstencionistas de otras ocasiones han votado en la misma proporción y dirección que los que ya lo hacían. Se les acabó el argumento y la excusa a los estrategas del patriotismo dolido, de ventana provocadora en el balcón que mira a Suiza.
El batacazo del PP, de su política –en particular la represora y golpista del 155-, de sus políticos filonazis, de sus virreinas descabezadoras y de Mariano Rajoy, en particular, ha sido de órdago. Ni al 2 % de los votantes ha llegado una formación que se queda sin grupo parlamentario, no descabezada sino descoyuntada, pero que para vergüenza individual y colectiva sigue gobernando al día de hoy –vía golpe de estado- los destinos de una comunidad donde se les repudia y causa asco.
El papel de los medios informativos, destacando en lo zafio “El País” y “La Sexta”, ha sido abochornante. Han cantado en tono tifossi el pretendido éxito de la lista de Arrimadas, una política “recién llegada”, sin vocación conocida hasta que le llegó “el olor de las sardinas del cargo”, sin cultura política -¡Ay,  ese respeto a los votantes de una imaginaria “Constitución de 1.939”!- y se han negado a aceptar que el que ellos llaman despectivamente “independentismo” sigue teniendo la mayoría parlamentaria y la capacidad de gobernar un país donde ellos son, aparte de minoría, abiertamente indeseables.
Para el resto de Hispania, los editoriales, las líneas políticas de partidos desangrados –no menos “glorioso” ha sido el resultado del PSC de un impresentable Iceta- sigue siendo ignorar la realidad. La realidad de un cuerpo vivo, que enlaza cultural, idiomática y sentimentalmente con unas raíces seculares y al que sólo se le opone la gente desarraigada, nostálgica de banderas y aguiluchos, de dictaduras, fiscales y jueces sometidos que imaginan, condenan y encarcelan por ilusorios y grandilocuentes delitos: rebelión, sedición, incitación al odio.
Unamuno –que no era independentista- escribió en una carta a Azorín en 1.907, en ella decía:
“Merecemos perder Catalunya. Esa cochina prensa madrileña está haciendo la misma labor que con Cuba. No se entera. Es la bárbara mentalidad castellana, su cerebro cojonudo (tienen testículos en vez de sesos en la mollera)”.
Pues eso. Lo que los optimistas llaman “España” merece perder Catalunya. Han hecho redoblados méritos: incitar a la barbarie con el “A por ellos, oe!, moler a golpes a pacíficos ciudadanos “armados” de papeletas de voto y ponerse de espaldas al raciocinio cuando día tras día, año tras año,  se ha reclamado contra la discriminación y el ejercicio colonialista.
Se ha vuelto el Piolín,  Soraya y Rajoy han fracasado con estrépito, los que iban ¡A por ellos! se han vuelto con el rabo entre las piernas y a medio cenar … quedan los golpes, la cárcel injusta para algunos y un enorme despilfarro de medios y dineros por parte de los habituales despilfarradores de turno.
Ah, y la prensa cochina –en palabra de Unamuno-.

lunes, 18 de diciembre de 2017

La Justicia es de unos pocos




Asistimos estos días al desenmascaramiento del Poder Judicial como un instrumento del Poder Político.  Fiscales, Jueces y Órganos Supremos de Apelación aparecen ante nosotros como una prolongación del Ejecutivo. Plegados, obedientes y jugando un papel subordinado a los puros y simple intereses de una determinada y extractiva capa de nuestra sociedad. Es un poder hecho a la medida de la “democracia” para delincuentes y ricos en la que vivimos.
Es una “justicia” que mantiene en libertad a personas como Rato o Urdangarín mientras sostiene presos a dirigentes nacionalistas o líderes civiles. Que condena a dos años de cárcel a jóvenes músicos, casi niños,  por el delito de hacer letras que molestan a los que gobiernan o que mantiene durante más de un año en duras condiciones a otros jóvenes que se pelearon en un bar de madrugada con dos guardias civiles.
Es una “justicia” que acepta sin remilgos ser  la “solución” de un conflicto político en una nacionalidad histórica, descabezando o reduciendo a presidio a una de las partes en conflicto. Que libera y mantiene “in illo témpore” en libertad a terroristas de derechas  que destrozaron en Madrid la librería  Blanquerna, de encerrar a titiriteros o de tardar años y años en juzgar a miles de casos de miles de corruptos.
Es una justicia para los ricos, los grandes defraudadores, los ladrones en serie o los partidos mal llamados “constitucionalistas”.
El PP diseño una elaborada estrategia para copar el Poder Judicial y se introdujo mediante militantes o compras en la esencia. Mueve, nombra, cambia, cesa o degrada jueces, fiscales, supremos, constitucionales…en función de sus variopintos intereses o para la esencial labor de tapar  la enormidad de sus casos de corrupción y del carácter franquista de su ejecutoria.
Siempre que el Gobierno se beneficia de algún acto escandaloso de la administración de Justicia, Rajoy y sus ministros, perfectamente aleccionados,  hablan de “la independencia del Poder Judicial” y de su “enorme” respeto por la Ley.
Un “respeto” que ni tan siquiera es empírico o conceptual, porque sólo con que una decisión le sea contraria ya critican, maniobran o manipulan, cesando, destituyendo o renombrando.
La Fiscalía General del Estado es una prolongación de sus decisiones, ideología o intereses. El actual estado de la Justicia es prácticamente calcado de la Justicia franquista.  La alabada “Transición” mantuvo intacta la jerarquía y la estructura judicial. Se sirve a los intereses de las grandes fortunas, las grandes familias o las grandes empresas. Un fraude de las proporciones colectivas de las “Preferentes” no ha acabado con ningún culpable condenado y muchos menos privado de libertad.
El propio presidente del CGPJ lo dice: “esta es una Justicia para robagallinas”.  La también alabada Constitución de 1.978 no ha hecho nada, o menos que nada, para cambiar este estado de cosas.
Los “robagallinas” transmutados por los millones que roban, nos gobiernan. La Ley no es la ley, es “su” Ley.

domingo, 3 de diciembre de 2017

La poesía es un arma cargada de futuro






Poesía de todos. Lucha de todos. Celaya, Hernández. Machado, Lorca, Alberti, Blas de Otero, Silvio, Álvarez…

Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho.

No duerme nadie por el cielo. Nadie. Nadie. Soy feliz, soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad.  Cantaban las mujeres en la arena sin norte.

Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Los tomillos tienen flor y olor de niña desnuda.  Si no creyera en lo que creo: hacerse hermano de la vida.

A un rio le llamaban Carlos. Pero otro día toco su mano. Mano tibia. Tu delicada mano silente.

Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre se escucha que transita solamente la rabia, que en los tuétanos tiembla despabilado el odio y en las médulas arde continua la venganza, las palabras entonces no sirven: son palabras.

A veces ser humano es difícil. Yo fui columna ardiente, luna de primavera. Mar dorado, ojos grandes. El poeta cuya palabra lúcida es como diamante. Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta. Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama, tendré apretados los dientes y decidida la barba.

Este hombre no es de ayer ni es de mañana, sino de nunca; de la cepa hispana no es el fruto maduro ni podrido, es una fruta vana de aquella España que pasó y no ha sido, esa que hoy tiene la cabeza cana.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una. A las aladas almas de las rosas…de almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.


No vivimos del pasado, ni damos cuerda al recuerdo. Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos. Escribo en defensa del reino del hombre y su justicia. Pido la paz y la palabra.