viernes, 20 de septiembre de 2019

EL INSOMNE



(El famoso cantaor Juan Breva)


EL INSOMNE

Querido Albert: Hubo una vez un país, muy, muy desgraciado. Entre sus gobernantes había habido un Rey Felón , que se jugó el mismo –el país-  en una partida de cartas y al que recibieron –los ciudadanos felones- al grito de: ¡Vivan las caenas!

También tuvieron a una reina ninfómana y a otro rey que se enriqueció con las comisiones del petróleo, rodeado de putas y cazando elefantes y osos borrachos.

Para acabarlo de arreglar tuvieron a un presidente en funciones, que estaba al límite de la subnormalidad. Cada día decía una mentira nueva, que se daba de hostias con la mentira del día anterior.
Y la nariz le crecía, y crecía.

Era heredero mental de otro presidente que vestía con chaquetas de pana que se entretuvo en combatir el terrorismo formando un grupo armado más terrorista que los propios terroristas. La cal viva o algo así.

Este retrasado dijo una vez que no dormiría si miembros del partido que declaraba que eran sus “socios preferentes” hubieran llegado en un gobierno de coalición a ser ministros.  Pasaría a la historia como “El Insomne”.

No dejaba de dormir por los miles y miles de desahucios que había cada mes. Tampoco por no derogar una Reforma Laboral que había hecho esclavos de los empresarios a millones de trabajadores. Ni una Ley Mordaza que había encarcelado a titiriteros, músicos, cantautores y bichos vivientes varios. Ni por no publicar una lista de defraudadores a una Hacienda pobre y desarrapada, con un fraude fiscal de 80.000 millones al año.

Lo curioso de esta historia, era que cuando el subnormal era aspirante a presidente, había declarado, jurado y prometido que la derogación de estas leyes sería lo primero que haría. Pero esclavo de sus propias mentiras, además de una asociación de empresarios, un lobby de empresas tramposas y de la gran Banca. “Grande” en deudas, se entiende.

Nada de esto le quitaba el sueño. Y pasaba meses y meses, descansando en un palacio de verano a orillas de un gran río, mientras el pobre país se desangraba en los presupuestos.elaborados por un partido de ladrones. Y trotonas.

Una adversaria, de su propio partido –o partía- le había conjurado. Citando su nombre de pila le había dicho: “ Tú principal problema eres tú mismo, P…”

Y ese conjuro fue de lo poco apropiado que dijo la señora con cara de potro chico.  Por el principio de Peter, este mentiroso compulsivo se rodeó de mediocres o fracasados. Y entre todos hicieron el guiso pestilente de aquel país de Desgracia.

Y colorín colorado el cuento de “El Insomne” se ha acabado.   Y como el flautista de Hamelín se llevó todas las ratas detrás de él. A las urnas que su asesor -de derechas como él- la había dicho.

¡Que la Magdalena nos guíe! ¡Vivan las caenas!