viernes, 5 de julio de 2013

Una “Casa real” muy bien educada (y otras hierbas)


“La Casa Real considera un auténtico "martirio" el "caso Nóos", en el que está imputado por varios delitos Iñaki Urdangarín y ha llegado a estar inculpada la infanta Cristina hasta que la Audiencia de Palma le levantó la imputación, según señalaron este jueves fuentes de Zarzuela”

“Por otro lado, la Casa Real está molesta con los abucheos que reciben por parte de algunos ciudadanos (los últimos, los dedicados a la propia reina en la Audiencia Nacional), y que consideran una falta de educación.”

(De un comunicado de la Casa Real.)

 

Y ahora nos han salido quejicas.  Los hechos de la vida cotidiana conforman un decorado de lo diario. Los señores/as de la Casa Real, coronados o no, andan preocupados por los martirios y la “educación” del personal.

Son materias opinables. Así consideran un “martirio” que a la Infanta y a su marido, les hayan abierto un proceso judicial por un quítame allá un fraude fiscal, una estafa y un blanqueo de capital  de unos siete millones de euros.

Yo, a título personal, creo que un “martirio” es que te desahucien de tu casa, que te quedes en la calle y que tú, y tus hijos, tengan que seguir treinta años pagándole a un banco, cuyo enorme agujero especulativo pagamos entre todos,  y de nuestras costillas.

Dicen, en papel timbrado y oficial, que consideran una “falta de educación” que se abuchee a los Reyes, a los príncipes o las infantas, olvidando que en la Constitución que ellos, muy envaradamente, sancionaron, hay una garantía expresa al derecho de expresión, opinión o manifestación, abucheos incluidos.

Y en esta “historia de amor” habrá quien piense que “mala educación” es irse de sobaquillo a cazar elefantes a Bostwana u osos borrachos a Rumanía, mientras una mayoría de los ciudadanos y contribuyentes del país sufrían la mayor crisis   económica y laboral de la historia.

Se podía seguir hasta completar una lista interminable de discrepancias entre los vestigios elegantes del martirio y la educación, pero me he acordado de un chiste que se contaba de una institución del franquismo. Se llamaba “Educación y descanso”. Y se decía que en ella había “muy poca educación y mucho descanso”.

Yo, en uso pleno de mis facultades intelectivas y políticas, creo que a la Casa Real, a sus funcionarios y testas coronadas o por coronar, les pasa eso: Que tienen muy poca educación (de la verdad, de la operativa) y mucho descanso.

miércoles, 3 de julio de 2013

La fauna ibérica (Fainé, Arenas…) no está en peligro de extinción


Leo dos noticias en la prensa nacional. Una. “El presidente de La Caixa gana 2,6 millones al año tras cobrar una ‘jubilación’ de 24,5 millones”. Otra. “Javier Arenas ha ganado en política 2.574.713 euros desde 1990. Los datos aportados al juez por la Agencia Tributaria sitúan al político andaluz como uno de los políticos mejor pagados de la historia de la democracia.”

El presidente de La Caixa es Isidre Fainé, también presidente de la CECA, Confederación Española de Cajas de Ahorro, y un alto cargo en la dirección de la patronal española CEOE.

Si, la CEOE es esa cosa cuyo anterior presidente, Díaz Ferrán,  está encarcelado en Soto del Real y cuyo vicepresidente, Arturo Fernández, está acusado de “pagar en negro” a sus empleados y servir menú a los diputados, en su congreso,  al módico precio de 6,2 euros.

Y la CEOE es la misma mierda o cosa que hace unos días pedía que “se pudiera contratar por debajo del salario mínimo”.

Es decir que ellos cobran, aun estando jubilados e indemnizados, 440 millones de las antiguas pesetas al año, y quieren reducir las pensiones y pagar por debajo del salario mínimo.

Javier Arenas, eterno candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, y más aún , eterno perdedor,  lleva ganados desde un cargo público en los últimos 23 años, 429 millones de pesetas, a un promedio de 43 millones por año.

Pero no queda ahí la cosa,  según publicaba la prensa de ayer, este señorito andaluz “vivía como un marajá con largas estancias a gastos pagados en el Palace de Madrid y comidas en restaurantes de lujo, por un importe de hasta 770.000 pesetas al año”.

¿Dónde está el límite entre y hacía la más absoluta desvergüenza.  Arenas lleva 23 años ganando 43 millones al año y pidiéndonos austeridad y recortes a los andaluces. ¿Tiene un solo gramo de legitimidad moral para tan siquiera abrir la boca?

Nuestra realidad se cimenta en el cinismo y la hipocresía. Personajes como Fainé o Arenas son peor que cualquier rescate, son un simulacro de personas, son, pura y simplemente, una escoria humana.  Su ética es la de la saturación por la mentira. Su identidad la codicia.  Su pila bautismal la insolidaridad extrema.

Nadie como Fainé, Arenas o Díaz Ferrán nos puede pedir nada a los españoles. Son genuinos representantes del vertedero moral que gobierna este país. Pero habitan en el desparpajo y, uno, después de “jubilarse” ganando 24,5 millones de indemnización quieren que la masa, la plebe, cobre por debajo del salario mínimo. Y otro se hace pagar hacer tres comilonas de lujo al día.

Leo, también, que un ministro japonés ha dimitido al demostrarse que ha cobrado una subvención ilegal de 400 euros. De aplicarse la escala, en España no quedaba  ni el del botijo.

Tras tres mil años de “cultura” occidental y más de quinientos de “unidad nacional”, al final de la andadura, nos quedan, sólo, un  alacena llena de chorizos.

Y a la alacena le llaman “Patria”.

 

lunes, 1 de julio de 2013

La salvación es una copa de moriles


Si yo fuera un político gallego buscaría la mayoría en la Xunta fotografiándome con un narco en un yate, haciendo asesora de “Políticas Transversales” a mi novia o amante o poniendo grifos de oro en un pazo recién comprado.

Pero no, yo he nacido en el Casco Histórico de Córdoba, y estoy condenado a pasar las siestas del verano cerca del botijo y el abanico. He aprendido que la verdad, y mucho menos, la salvación, no habitan en el cerebro de nadie.

De joven oí cantar, a la hora de las moscas, a “Onofre el Viejo”, esa sublimación del desdén quintaesenciado que es la soleá de Córdoba,  “que se me da a mi/que un pájaro en la alamea/ se pase de un árbol a otro”.

Por eso a mí no me ha dado ni frío ni calor cuando esta mañana he leído que María Dolores de Cospedal, a la sombra de un queso manchego, dice que “veo la luz del final de la crisis”. ¿Acaso la crisis huele a cabra?

Cada jornada te ofrece la posibilidad de desdeñar al mundo y a sus intérpretes. Bárcenas, con su dedo tieso, comparte litera con otro recluso y Obama hace quinientos millones de escuchas de comunicaciones de los alemanes.

Y es lo que yo digo, que los limoneros están cuajados, y ayer, sin ir más lejos  también vi la luz. No sé si era la de final del túnel de la crisis o la de la luna menguante en la semioscuridad del cine de verano de la Fuenseca. Cine a la luz de las estrellas, dice la publicidad, cuando las damas de noche, las celindas y los jazmines te dan la hora de gloria a l eso de la  media noche.

Sentado en la penumbra, veía el brillo de los ojos de los gatos callejeros, mientras una cerveza helada pasaba de mis labios a mi garganta, mientras el frío de los altramuces me helaba las yemas de los dedos.  Y en Génova nerviosos.

Si hubiera nacido gallego estaría tocando la gaita, y si fuera político o sobrecogido  estaría buscando túneles y luces. Pero he nacido en el Casco Viejo de Córdoba, y estoy, al mediodía, en la Plaza de Jerónimo Páez, al píe del Museo Arqueológico, y no quiero que me “salven”, ni me “rediman”, ni me “reconquisten” más, y le voy a pedir a Salva, el camarero,  un medio fresquito de moriles.

Y aquí paz y después gloria.