martes, 26 de septiembre de 2017

¡A por ellos, oé!




La primera pregunta que hay que hacerse es “quienes” son “ellos”. Si “ellos” son ciudadanos de una parte del mismo país que otros enfebrecidos pretenden mantener “unido”, a su pesar, como bien supremo a conservar, y se emplea esta violencia conceptual y estructural contra los mismos, parece que quedan perfectamente legitimados para, intentar, sólo intentar, no estar unidos a esa masa vociferante e informe, enfundada en banderas –algunas inconstitucionales-  que niegan a otros un nacionalismo irracional y primario que ellos mismos practican.
En la tragedia griega cuando la pasión primaria: el amor, el odio, o los celos…rebasaban un techo,  el autor sacaba de la escena y del guion al que había osado rebasar los “límites”, eso tan importante para la cultura griega que pretendía –sin conseguirlo- basarse en el equilibrio de los contrarios.
En el caso que nos ocupa, “los destilantes de odio” deberían llevar tiempo fuera de la escena. Se viene aplastando el hecho diferencial de un pueblo (su lengua, su cultura, sus costumbres, el derecho a su autogobierno…) por el simple hecho de ser distintas a la gobernalidad impuesta secularmente por la fuerza de las armas. O del Estado. Que viene a ser lo mismo.
Se invoca al “estado de derecho” y se hace con la utilización más torticera y chapucera del Derecho mismo.  No quiero que te gastes 5,8 millones en celebrar un referéndum y me gasto 25 millones en reprimirte, vejarte y doblegarte. Anulo tus derechos cívicos y ciudadanos y vuelco la represión armada del conjunto de la nación en tus calles.
Como quiera que este hecho, se hace con la ira envenenada de los de “vivan las caenas”, las  consecuencias son claras, irreversibles y tóxicas,  pero es seguro que entre la sociedad española y catalana, el odio está garantizado durante décadas.
Una vicepresidenta de Gobierno ha dicho que “quiere ganar por 10 a 0”.  Esta infamia de esta infame también se le volverá en contra.  Podrán impedir, por la fuerza bruta del infernal aparato del estado, un referéndum, una voluntad de urnas y democracia, pero su aparente triunfo estará basado en el odio y el revanchismo.
A los que se les ha gritado, ¡A por ellos! jamás estarán integrados en “su” patria de corruptos y pandereta, sometidos e ultrajados, aguardaran en sus corazones la ocasión propicia. Esta historia ya ha ocurrido. Se repite y se repetirá.  Terminó, aparentemente, hace 81 años con la bota fascista y con la autoridad de un pueblo derramando su sangre ante un pelotón de fusilamiento.
Dentro de cinco, diez o cincuenta años se repetirá. Y, a lo mejor, en otra ocasión, los que vienen a por “nosotros” son “ellos”.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Érase un País





Érase un país donde el llamado “presidente” es un disléxico mental que confunde a los vecinos, los alcaldes, los vasos,  los platos y el suyo beneficio.

Érase un país donde robar y defraudar impuestos eran los deportes nacionales.

Érase un país donde las moscas comían mierda todos los días con sólo asomarse a los llamados “telediarios”.

Érase un país donde a dos individuos de la estofa de Rafael Hernando y Pablo Casado se les llama “portavoces”.

Érase un país donde los corruptos y los casos de corrupción colapsaban los juzgados, y los jueces, corruptos muchos de ellos, impartían justicia “a la carta”.

Érase un país donde los pobres eran cada día más pobres y los ricos cada día más ricos.

Érase un país con la tercera parte de su población activa en paro o en el “exilio aventurero” y en el que la mitad de los parados no cobraban prestación alguna.

Érase un país donde se encarcelaba a twiteros  que hacían chistes y políticos de la oposición que preparaban elecciones.

Érase un país que intervenía las cuentas de una autonomía para preservar el equilibrio financiero y se gastaba más del triple de lo que querían evitar que se gastase en alquilar cruceros como hoteles para tricornios.

Érase un país donde se encarcelaba a unos titiriteros y se le reían las “gracias” a una televisión desde la que se pedía bombardear una ciudad de 4 millones de habitantes.  Los jueces y fiscales “no se enteraban” (en este caso).

Érase un país donde su presidente decía que no “había nadie por encima de la Ley” y en su partido había 900 cargos procesados por corrupción.

Érase un país donde el partido que gobernaba estaba imputado por financiarse ilegalmente, en cajas B y romper los discos duros donde se acreditaba.

Érase un país donde las urnas eran delito y donde organizar, desde las cloacas, una policía para inventar delitos a la oposición, se felicitaba por las altas magistraturas.

Érase un país donde había que decirle al trotón que gobernaba: “Saque sus sucias manos de nuestra autoridad”.


lunes, 4 de septiembre de 2017

Historia cortita










1.- Los bancos se hundieron en la mierda de la explosión de la burbuja del ladrillo que ellos mismos habían hinchado.

2.- El Gobierno de “Espaaañaa” dijo que “ni un céntimo de los españoles se emplearía en rescatar a la banca”.

3.-Se han empleado más de 110.000 millones de los cuales ya se ha verificado que 60.000 no se van a devolver.

4.- Mientras los bancos estafaban a los abueletes por medios “preferentes”, el Gobierno de Espaaañaaaa –también- miraba para otro lado.

5.- Los bancos desahuciaban a los españolitos por una cuota sin pagar de 80 euros y los expulsaban de sus casas, que “espabilados” buitres sin fondos compraban al pelotazo.


6.- Parecía que todos nos habíamos caído de un DE GUINDOS pero algunos –familia Aznar/ Botella- y espérame un RATO se estaban forrando. 


7.- Los “patriotas” usaban gomina, pulseras bicolores en la muñeca y cuentas en Suiza y Panamá. ¡Viva Espaaañaaa!, decían en la 1. 


8.- “Sálvame” hacia su agosto en “La Cinco” mientras las neuronas del populo cagaban cagajones.


9.- Las respuestas del Gobierno de Espaaañaaa estaban en Venezuela. 


10.- Rajoy trotaba.