lunes, 22 de octubre de 2012

Inútiles, además de retrógrados


 

 

Cuando el noventa por ciento del país sufre las consecuencias de una política. Cuando se han recortado cerca de 90.000 millones e inyectado a la banca 52.000 millones, cuando se ha acabado con la sanidad, la educación y la cultura públicas, el FMI publica un informe titulado “Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, en inglés), presentado la semana pasada en Tokio a través de su economista jefe, Olivier Blanchard, en el  que dijo “… cuando el crecimiento es peor de lo esperado, los países no deben adoptar ajustes adicionales, que podrían hacer empeorar las cosas”.

El informe del FMI dice que “al existir  un ajuste fiscal sincronizado, el efecto multiplicador de este sobre el crecimiento económico produce unas consecuencias dañinas. Es decir, por cada 1.000 millones de recortes, el PIB puede perder entre 900 y 1.700 millones”.

Según el español José Viñals, Consejero Financiero del FMI, “la caída del PIB de nuestro país podría llegar a ser del 3,2 % y la prima de riesgo llegar alcanzar los 750 puntos  básicos.”

Es decir, que además de retrógrados, falsos patriotas, falsos demócratas y autoritarios, nuestros gobernantes son unos perfectos inútiles.

Todo el esfuerzo al que se ha obligado al pueblo y a las capas populares no sirve ni va a servir absolutamente para nada. El PIB va a decrecer lo suficiente para hacer estériles todos los recortes, la caída y la recesión económica pueden ser imparables, precisamente, por aplicar una estrategia y unas políticas equivocadas, sin contrastar e irresponsablemente asumidas por la dirección económica del país.

Nuestros fracasados ministros económicos se siente muy complacidos de ser como son. Nos han hundido en la más absoluta miseria en un tiempo record y aun andan buscándose  paliativos  por la “herencia recibida”. Han sucumbido en toda la regla profesional y se ha quedado cabalmente en lo que realmente son: unos perfectos inútiles, la voz, en forma de decreto, de sus amos del mercado. Baúles vacíos a un solo paso de su total disolución en la nada.

No sólo quebraron a los bancos donde mal trabajaban sino que ahora nos dejan un crecimiento del desempleo que no atisba reducción hasta el 2018, donde pueden alcanzarse  los siete millones de parados, trece millones de pobres, un 25 % de la población infantil por debajo de umbral de pobreza y al “Niño de la Werta” sin el bozal puesto.

¿Quimeras? Son el caballo de Atila o una infinita y hortera plaga de langosta.  

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