sábado, 29 de septiembre de 2012

Rajoy, los puros, el otoño y New York


Todos nos imaginamos lo peor. Obtuvieron la mayoría absoluta cuando ya la democracia estaba en cinta de la mentira futura. Nunca fuimos conscientes de la exacta dimensión del desastre.

Vino la innombrable reforma laboral y por el tubo de la risa de la historia se fueron siglos de luchas y conquistas sociales. Grandes tijeras de vidas y haciendas nos trajeron el medicamentazo, las aulas sin calefacción, los funcionarios sin pagas, los hospitales que se desmoronan y cierran, las becas que se acaban, las matriculas impagables... Y un gran olor a podrido, a corrupto impune, a banquero robando...

Y, verde que te quiero verde, aparecen los grandes agujeros de la gran bacanal del ladrillo: 25.000 millones, de nada, para Bankia, 30.000 millones más para que el gran pez se coma a los pececillos de las Cajas de Ahorro, dispensadoras de enchufes, amiguismos y segundas residencias en playas y montañas.

Y, todos, en la absoluta desvergüenza y desfachatez, hablan del "gran rescate", del "gran agujero" de 4 billones del país de Ali Baba, y se callan, cuidadosamente, que este agujero es en su ochenta y pico por ciento, "deuda privada". Y entonces, viene el ministro-mosca y dice que: "Naturalmente, ese agujero lo han de pagar....¡los ciudadanos"! ¡Que, qué nos habíamos creído!

Hablan de la "lógica del sistema" y en un amago de presupuestos, oiga, generales y del estado, se comen la mitad del fondo que el ahorro de los viejecitos había acumulado en veinte años. Y se quedan tan sonrientes y sonrosados en la rueda de prensa del Consejos de "Mínistros" -¿Consejo de qué?- de aquel viernes de atracos, robos y espolios.

Y aparecen sus penúltimos invitados, la represión violenta y fascista y su orla de mentiras. Y el País, la Democracia y la Verdad se van, a un tiempo, por los negros sumideros de la razón de Estado.

Y un gobernante, huidizo como gallego subiendo escaleras, aparece en Nueva York y se chuleaa de la exclusión social fumándose un habano en los aledaños de Wall Street.

El gesto y el lugar son todo un símbolo. Money y puros. Y pare la burra, y con su gran agudeza intelectual y política se pone en plan Churchill y asevera mientras eructa: "La gran mayoría (de españoles) no se manifiesta". Y, sacrílegamente, la expropia de su inexcrutable opinión. Y la asimila como apoyo a su causa de ladrones, débiles mentales y muñecas peponas vicepresidentas.

Nos han robado abril, los caudales para "sanear" a sus bancos, el voto para despeñar a la democracia por la via ineluctable del decreto-ley, la democracia, con sus cascos, sus porras y sus jueces amigos, y, ahora, la opinión no manifestada, que es igual en Lugo que en Calcuta.

Era un ejemplar de registrador peligroso como fascista provinciano con moscas, ahora, hecho uña y carne con la mentira y el latrocinio colectivo, es un risible ectoplasma. De si mismo.

Fuma puros en New York mientras por el agujero de ozono de su galaxia de amnistias fiscales se les escapan los banqueros ladrilleros y la sangre de las cabezas aporreadas por sus gorilas.

La inmensa mayoría -se manifieste o no- no ha descubierto la destartalada realidad social de este cochino mundo y de la catadura mental y moral de sus dirigentes.

Será que entramos en otoño, y están llegando los fríos.

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