miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Tiene legitimidad el Partido Popular para gobernar?


Ninguna.  En poca mas de cuatro meses su mayoría parlamentaria se ha deslegitimado por completo. Su acción de gobierno se basa en incumplir sistemáticamente todo lo que afirmaron que iban a hacer. Un completo fraude al electorado y una quiebra del estado de derecho.

Todos los medidores sociológicos le dan un retroceso de casi diez puntos en el respaldo que obtuvo en noviembre, por lo que teniendo en cuenta que aún con la mayoría absoluta no representaban sino al 30 % del censo electoral, el PP estaría gobernando en contra de los deseos y la voluntad de una amplia mayoría de ciudadanos.

Sus medidas ultra liberales,  liquidadoras por derribo del estado de bienestar, resultan no solo lesivas para una amplia mayoría sino, por ende, ineficaces, atropelladas e injustas.  Son de auténtica repugnancia democrática cuando se dirigen a los derechos y garantías conquistados en una lenta evolución social y quieren privatizar hasta el exterminio el Estado y los bienes públicos.

Hay una grave agresión sistemática de elementos esenciales de una sociedad como la salud, la educación o los derechos de trabajo, representación y negociación colectiva.  Se fomenta un clima de censura y represión de la opinión y la manifestación, se desata una intolerable campaña de desprestigio de los sindicatos, se criminaliza el ejercicio de derechos fundamentales y se camina hacia un estado policial, umbral mismo del fascismo, que late abiertamente en declaraciones y manifestaciones de destacados políticos del gobierno.

El país ha retrocedido décadas en escasos meses y la acción de gobierno carece de dignidad y autonomía, supeditada a contentar a poderes fácticos y dirigentes de otros países, insaciables en modelos que comportan sacrificios sin cuento  de una mayoría en descarado beneficio de una minoría.

El presidente de Gobierno da continuas muestras de cobardía política, no da explicaciones de hechos y situaciones gravísimas y no comparece donde debe hacerlo. Con una quiebra de su programa electoral y con una reiteración machacona de mentiras e incumplimientos estaría obligado a dimitir de inmediato.

Hay una importante ruptura social y la credibilidad de las instituciones democráticas está bajo mínimos.  Existe un clima general de engaño y fraude y se respira un ambiente de miedo ante cada nueva medida,  por el temor a un empeoramiento del nivel y calidad de vida hasta límites de insostenibilidad.

La respuesta social, lenta, pero inexorable, pondrá a cada uno en su lugar y acabará con este lamentable estado de cosas.


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