sábado, 19 de mayo de 2012

La hipocresía como paradigma de la sociedad española




La hipocresía domina, como una lacra, en los valores de la sociedad civil española.  Un partido, que ahora resulta el mayoritariamente votado, se ha pasado ocho años sin dar tregua a su principal oponente, calificando todas sus actuaciones de inútiles, incapaces e insolventes, y ahora resulta que su labor al frente del gobierno es, si cabe, más inútil, más  incapaz y más insolvente. A la par que más lesiva para una gran mayoría de ciudadanos y más injusta y desigual con respecto a otros.

Ha habido un  retroceso sin parangón en la calidad de nuestra democracia, un empeoramiento de todos los servicios que el Estado debería  prestar a los ciudadanos y se está instaurando un régimen policial y represivo sin que salte ninguna alarma significativa de los teóricos garantes de la libertad y el orden jurídico constituido.

No deja de ser significativo que cada protesta social que se ha producido se salde con un considerable proceso de detenidos, agredidos o multados por injuriantes multas de la llamada y muy discutida “autoridad”. Un ejemplo, el mismo día en que se conoce que tres policías son multados con un total de 900 euros por la muerte no accidental de un emigrante nigeriano, se conoce también como decenas de estudiantes valencianos son multados, cada uno, con 6.000 euros, por su participación en las protestas del pasado  mes de febrero.

La ley del embudo.  La misma que se aplica la jerarquía eclesiástica, convocante de decenas de manifestaciones contra el aborto,  los matrimonios homosexuales o la asignatura de Educación para la Ciudadanía y que todavía no hay dicho esta boca es mía cuando se atenta de manera grave e irreparable contra la sanidad, el derecho al trabajo o  la educación de todos.

Pura hipocresía, que es el pelo de su dehesa, por otra parte. Que una asignatura escolar reconozca la diversidad sexual, incluida la homo,  es una circunstancia “gravísima”, merecedora de manifestaciones con autobús y bocadillo pagado y que dejen sin atención sanitaria a miles de emigrantes no merece ni una coma de su santa inteligencia y acomodaticia moral. .

Es probable que la situación ignominiosa que vivimos empeore, y que las cosas vayan a peor, que nuestros gobernantes crezcan en su aldeano partidismo y en su absoluta incompetencia, y que nos sigan azuzando el miedo, la represión y su porras mercenarias como substituto, pero que no se quejen si el péndulo gira y los que tienen que correr, pagar las multas y llenar las cárceles son ellos.

Nada nuevo bajo el sol. Todas las políticas de “salvación” las ha cerrado, sin piedad, el fracaso.

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