jueves, 28 de mayo de 2015

La revolución marxista del Café con Leche en la Plaza Mayor





Las hordas rojas, los cien mil hijos de Lenin, los nietos putativos de Pasionaria van a invadir Madrid dentro de unos días y lo harán con regimientos disfrazados de desahuciados, de obreros de Vallecas y sin disparar más tiros que los necesarios para doblegar a una marquesa frenopática.

Los pasos subterráneos, los jardines públicos, las escalinatas de los monumentos se convertirán en cuarteles del rojerío, y en ellos estos proletarios del Pozo del Tío Raimundo,   fermentarán.


Toda la pobreza de la ciudad de la boina contaminada ha unificado ahora sus aguas formando un solo río con varios brazos que está a punto de verter gran parte de su caudal en este espacio feudal de la Plaza de la Villa, allá donde el cielo es una enorme “botella” o café con leche in Square Place.

El inicio de este desasosiego fueron unos perros-flauta que decidieron un día de mayo, acampar,  con sus pelos a lo afro, en una plaza en la que daba el Sol. Allí, mientras los grises acordonaban la zona, derramaron lágrimas de violín  pacifista y notas de guitarra de empoderamiento sobre los pescuezos de la casta. 

Han tenido que pasar cuatro años, que una vieja loca aparcara en el centro de la Gran Vía, que un “secreta” empujara el cogote de un ex vicepresidente y que una jauría de fascistas privatizara hasta el agua de la fuente El Berro para estos lunáticos de la voluntad popular derribaran el muro de los chorizos que no cabían en el pan.

 Esa barrera por fin parece que va a caer y  algunos analistas  fatuos de nos menos fatuas tertulias  son hoy cortejados por los bancos y empresas del “chollo” para que alerten del peligro que padece nuestra democracia. La pobre.

No habrá sobres para todos ni siquiera  los loqueros les dejaran entrevistar a una vieja histérica y menopáusica que repite, sin que nadie la escuche, que ella “destapó la Gurtel. Tal vez al principio traerán la humildad de los perros-flautas, aunque muy pronto cada uno de sus mentes liberadas  será una espoleta que alimentará una sola bomba.

 La revolución se producirá por el aluvión del chorizo cayendo sobre el pan.  


 Y Marx, y Monedero, no lo sabían.

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