lunes, 4 de junio de 2012

¿En qué se ha podido gastar Bankia los 24.000 millones de su agujero?




Quiero hacer un ejercicio de imaginación. ¿Adonde habrán ido a parar los 24.000 millones del agujero de Bankia?

¿Puede que la mayor parte de este enorme fiasco sea la financiación de la construcción de viviendas nunca vendidas por constructores insolventes y autorizada por directivos aún más insolventes?

¿Puede  que haya partidos políticos que han pedido algún crédito (o más de uno) y no lo hayan pagado?

¿Puede que  este sea  el motivo que hace que estos partidos no quieran que se constituya una comisión de investigación y esclarecimiento del caso?

¿Puede  que esta entidad haya concedido préstamos a cero intereses a determinados políticos, instituciones como la Iglesia o gobernantes de ahora o del pasado?

¿Puede ser que hasta un equipo de fútbol tenga aún pendiente el pago de un préstamo concedido extemporáneamente por valor de 87 millones para atender el fichaje de dos de sus jugadores estrella?

¿Puede ser que haya un equilibrado pacto de silencio entre dirigentes de partidos, gobernantes, directivos y consejeros de la entidad `para no sacarse los abundantes pufos y trapos sucios que les afectan directísimamente?

¿Puede ser que operaciones urbanísticas, sobornos, falsas indemnizaciones, quiebras fraudulentas y hasta fianzas de políticos implicados en espectaculares casos de corrupción se hayan financiado con el generoso dinero de bancos y cajas de ahorros incluidas en la fusionada Bankia?

Todas las anteriores preguntas tienen una clara respuesta: puede. Es más, es casi seguro que esto ha ocurrido así. Con lo cual la evidencia, la sensación de robo y atraco masivo a que estamos sometidos se hace aún mayor.

Si se repasan la historia y los genes de directivos de esta entidad no hay lugar al equívoco. El cartero del fraude y la quiebra es, por la menos, la segunda vez que llama a la puerta de Bankia, de Caja Madrid, de Bancaja. Sin contar las veces que ha llamado a las puertas de otras entidades no fusionadas en Bankia como la CAM, el Banco de Valencia, Cajasur, la caja de Castilla-La Mancha, Siero…

No cabe duda, esta generación de cabestros nos tiene saturados. Establecen su poder y operan recreando su propia memoria: te robé ayer, te robo hoy y te robaré mañana.

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