jueves, 5 de enero de 2012

La gran agresión de la derecha o como fracasar en sólo seis días


Viven en el castillo de los recortes. Se alimentan de insolidaridad, injusticia y mentira. Sirven a sus señores: los bancos, la reacción y las iglesias.  Sus consejos de ministros son insignes detritus de banqueros fracasados, fabricantes de bombas de racimo y señoritos andaluces con caballo.  Mienten hasta a su santa madre y son la indecencia trasmutada.

Convencieron a un electorado, o manada de débiles mentales, que iban a acabar con el paro, reflotar la economía, sanear la administración pública y congelar las subidas de impuestos.

Han congelado el salario mínimo, el más “mínimo” de las Europas, han subido el IRPF, generado recortes o medidas que provocaran otro millón de parados, mantienen en la nevera el sueldo de los funcionarios, toman el pelo a los pensionistas con un pírrico aumento del uno  por ciento y amenazan con subir el IVA, hacer más ricos a los ricos y empobrecer, aún mas, a millones de pobres.

Dijeron pocas cosas en campaña pero las que dijeron han resultado mentira en tan sólo seis días. El concepto de lo público, la sanidad, la enseñanza y la cultura, están en serio peligro de extinción, todo puede privatizarse, despedirse o recortarse.  He aquí el trajín central de la retrógrada derecha española: un espasmo de los intestinos. Su única ideología es el confort de los poderosos y la miseria de los débiles. Su intelligentsia está al servicio del capitalismo internacional y de agradar a los nuevos emperadores de la mercadería andante.

Su política es un clamor, una gesticulación añeja, una disentería pasiva, una intoxicación servil, una humillante página de boes autoritarios y guiños cómplices a los lobbys especulativos.

La Historia Moderna, tan esquiva con los pueblos y las personas, jamás había registrado una tan cruenta concentración de mezquindad, de arrasamiento de derechos y de garantías, de pedregosos mercenarios del cainismo político.

La política de la derecha en el poder absoluto es una simple y contundente agresión. Para confundir, en fin, a quienes quieran confundirse y privilegiar a los privilegiados.   Su supuesta legitimidad proveniente de las urnas, se diluye en sus mentiras. Cero al cociente.


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