miércoles, 20 de noviembre de 2013

El fascismo gubernamental respira por su herida


 


“Por otra parte, es difícil, con decoro y sin agraviar a los otros, contentar los deseos de los grandes. Pero se contentan fácilmente los del pueblo, porque los deseos de éste llevan un fin más honrado que el de los grandes en atención a que los grandes quieren oprimir, el pueblo sólo quiere no ser oprimido.”

Nicolás Maquiavelo. “El Príncipe”.

 

El conocimiento que se tiene del borrador de la denominada “Ley de Seguridad Ciudadana” viene a redundar en la herida por la que respira la asociación de malhechores que nos gobierna. El pescuezo de sus medidas, propias de un estado cadavérico y represor, se dirige a un intento de taponar sus miedos.

Les “duele” la calle. Y las manifestaciones. Y las huelgas. Y los escraches. Y el señalamiento con el dedo.

Se saben autócratas, defraudadores de la voluntad popular a la que engañaron con un falso programa electoral y a la que siguen engañando cada día y cada hora.  

Temen a las redes sociales. Temen a las mareas de cualquier color. Temen a los escraches. Temen a la prensa no manipulada. Temen a todo. Se temen a ellos mismos.

Y nos quieren multar, juzgar, encarcelar y reprimir con multas y condenas que sólo se merecen sus banqueros ladrones y sus militantes cobra sobres.

Se refugian en el cinismo. En el plasma. O en las tertulias pagadas de los  lameculos oficiales del régimen o prostíbulo.

Son esclavos de sus mentiras y de sus miedos y la respuesta de los oprimidos no puede ser otra: doble o triple ración de calle. La calle es nuestra y su mierda es de ellos.  Sus “cuadros” están en sus paredes de terror, en sus estafas y robos y en sus leyes podridas de su miedo y de su vileza.

Su certidumbre es su esclavitud. Son esclavos de sus amos del dinero y de los bancos. De sus compañías del soborno y la instrumentalización de sus leyes de abyección.

El Parlamento, el podio, la tribuna han dejado su lugar a la mentira; la Revolución al Opus; La Razón a las “botellas” sin meninges; la Justicia al bodrio fascista; la Política al soborno corrupto.

Desobediencia colectiva, insumisión y rebeldía general.

Leña al mono.

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