miércoles, 23 de noviembre de 2011

Los chorizos tambien votan


Una mesa electoral de la Comunidad de Valencia ha validado una papeleta del PP que iba acompañada de una gran loncha de chorizo. El Banco de España interviene el Banco de Valencia, un día después de las elecciones generales, y aporta 3.000 millones del FROP para tapar su agujero financiero. El president de la Generalidad, Artur Mas, anuncia dos días después de la las mismas elecciones, que su gobierno bajará el sueldo de los funcionarios, introducirá una tasa por receta farmacéutica dispensada en la sanidad pública para 'evitar abusos', subirá las tasas universitarias, transporte público y recibo del agua. Camps pagó a la “ONG” de Urdangarín un millón de euros por un informe de 14 páginas.  (De la prensa diaria).

De repente, los chorizos entraban en las urnas. Y gran olor a cerdo empieza a llenarlo todo. Y las tijeras no cesan de funcionar. Y a un actor extranjero que no celebraba el triunfo del PP le llamaban “rojo maricón”. Y el “honorable president” le dice a Marianito el camino a seguir. Y entramos en el imperio de los mansos. Y los cabritos no se amotinan ni se rebelan, sólo votan y bostezan. Y “vivan las caenas”.

El Banco de Valencia, como lo fue la CAM, ha sido el refugio financiero de todos los desmanes de la derecha especulativa de Castellón, Valencia y Alicante. Y era el Banco que presidia  José Luis Olivas, puente como mandamás pepero de aquella comunidad, entre Zaplana y Camps. Y de Fabra y sus billetes de lotería “premiados”, de Juan Cotino, de Luis Díaz Alperi, de Sonia Castedo, de Ortiz, el constructor que reparte regalos y favores por quítame allá una recalificación… Y el Banco al que recurre Jaume Matas, el balear de los grifos de oro,  cuando le imponen la cárcel o tres millones de euros de fianza. ¡Un banco amigo!

 Y ahora, el inefable MAFO, a la sazón, gobernador del Banco de las Españas, espera a que se celebren las elecciones para intervenirlo, aportar 3.000 millones de euros del dinero de todos, que Matas no vaya a la cárcel y que los funcionarios de Catalunya  se aprieten el cinturón. Y los usuarios del metro y autobuses, y los que van a la farmacia, y los que beben y usan el agua para lavarse y los que quieren estudiar una carrera. Y Camps y Urdangarín se lo reparten calentito.  ¡Anís las cadenas, de finísimo paladar! Decía la publicidad del franquismo.

Y, por lo mismo, se acaban el pan y crecen los chorizos. Y un gran olor a cerdo empieza a llenarlo todo.

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