viernes, 21 de junio de 2013

Adaptación de la “Desesperación” de Espronceda


Me gusta ver el cielo

 con negros nubarrones

 y Bárcenas millones

 robando al esquiar,

 me gusta ver la noche

 sin luna y sin estrellas,

 y a Wert  las religiones

hacerlas aprobar.

 

 Me agrada un cementerio,

 mangantes  bien repleto,

 Aznar por amuleto

 y Arenas  sin cobrar,

 y allá un sepulturero

 de tétrica mirada

 con mano despiadada

 sus  sobres machacar.

 

 Me alegra ver la bomba

 caer mansa del cielo,

 e inmóvil en el suelo,

 en “aquel” sitio explotar,

 y luego embravecida

 que estalle y que se agite

 y rayos mil vomite,

 y sobres  por doquier.

 

Que el trueno me despierte

 con su ronco estampido,

 y a Gallardón, dormido,

 le haga estremecer,

 que rayos cada instante

 caigan sobre su cuento,

 que se hunda el parlamento

 me agrada mucho ver.

 

 La llama de un incendio,

 ministros va quemando

 y sueldos derribando,

 quisiera yo encender;

 tostarse allí un villano

 un cerdo de banquero

 arder su billetero,

¡Qué gusto, qué  placer!

 

 Me gusta una CEOE

 despidos tapizada

 reformas regaladas,

 sin frutos, sin Rosell,

 merchanes  que allí canten,

 ni sol haya que alumbre

 y sólo se vislumbre

 la horca  en derredor.

 

 Allá en caja o monte,

 solar desmantelado,

 me place en sumo grado

 la caja reventar,

 moverse las libretas

 con áspero chirrido

 igual al alarido

 que anuncia el desahuciar.

 

 Me gusta que al Averno

 lleven a los chorizos

 y allá a los ministros

 les hagan padecer;

 les abran las maletas,

 les rasguen las braguetas,

 acaben con sus dietas,

 sin de ayes caso hacer.

 

 Insólita avenida

 que arrase “aquella” calle,

 de sobres sin que fallen,

 ladrones  por doquier;

 se lleve los “sobreros”,

 algunos “ganaderos”                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   

 y estragos miles cause,

¡Que gusto, qué  placer!

 

 Las voces y las risas,

 Aznar y  las botellas,

 y los pelotas dellas ,            

 babosos, saquear ,           ,

 llevarse los millones

 a las cuentas suizas

 robar con tanta prisa,

 comprando hasta el fiscal.

 

 Romper después las cuentas,

 los sobres y sus leyes

 y abiertas las navajas,

 buscando al maricón

 que los recortes hace,

 mezclados con reformas

 y sin ninguna norma,

 llevarlo al paredón.

 

 Me alegra ver a Wert

 recortando las becas,

 mientras que su “muñeca”

 es Rouco en confesión, 

 y que otros, ya sin ley,

 se meen en Rajoy,

 cantando de la LOMCE

 impúdica canción.

 

 Me agradan las Sorayas,

 tendidas en los lechos,

 muñecas de desecho

 y “barbis” de salón,

 mostrando sus quebrantos,

 sin orden en escaño,

pastora del rebaño.

 

¡Qué gozo!, qué ilusión!

 

 

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