viernes, 31 de mayo de 2013

Los demócratas del gin-tonic subvencionado


 

Hay que joderse. Esa caterva de iluminados que cree que nos gobierna y que hacen oposición han sacado adelante en el Congreso de Los Diputados una subvención que   costará al erario público 4.287.500 euros, más IVA, entre noviembre de 2013 y diciembre de 2017.

Esta ominosa cantidad se destina a pagar las borracheras de “los padres de la Patria” que podrán hartarse de gin-tonic a 3,45 euros o a comer un menú de tres platos, vino y postre al precio máximo de 9.

Y todo esto se hace en el marco de la mayor crisis económica que conoce la historia, con 6.200.000 parados y 11 millones de pobres.  No, no se trata de sacar viruta a esta panda de desalmados de las urnas, pero la “mayoría”, - la de siempre, la que modificó la Constitución con agosticidad y alevosía para que los Bancos cobren siempre y los primeros- ha impedido que una razonada protesta de alguien que no tiene las orejeras del gran buche puestas, impida esta afrenta al País y a sus ciudadanos.

Con todo el morro que les caracteriza, estos señores, que cobran dietas por no vivir en la Corte, aunque el que más y el que menos tenga tres o cuatro pisos donde aposentar su gilipollez, van a esquilmarnos un poquito más.

Pueden echarle un vistazo a lo que queda de España.  Recortada y exprimida. Sometida y exhausta. Desmantelada y corrupta. Y brindar, brindar con el gin-tonic barato o el café a 1,05 euros que les proporciona la subvención de más de cuatro de millones que les facilitan sus rancias mayorías en lo universal.

Son unos inmorales. Como son inmorales los desahucios, la estafa protegida de las preferentes, los recortes en sanidad, educación y dependientes, las contabilidades B, los viajes pagados por la olla podrida y la Iglesia del crucifijo y el credo que se oponía al “adoctrinamiento” que suponía la Educación para la Ciudadanía.

Con esta erosión de la democracia los va a votar el potito o les va a pagar sus borracheras su puñetera madre, hasta que el pueblo, ahíto, levante el gran cadalso que sus mondos cuellos merecen.

Asco de democracia, asco de parlamentos, asco de leyes.

Cosas como estas son las que nos hacen desear la estética de la guillotina.

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