lunes, 9 de julio de 2012

Del corazón de la tierra a las innobles entrañas del Estado


Partieron de las Asturies, de León, de Teruel… han cruzado la estepa de la geografía y el páramo de las mentes, y, polvo, sol, fatiga y hambre han reconquistado la dignidad. Para todos.

Han cosechado, en sus millones de pasos de justicia sobre la meseta, la admiración de muchos y la marginación de unos pocos, muy pocos, apoltronados en sus medios “informativos” -¿?- de mentira, esquilmación y odio.

No se han doblegado, y han puesto su pica minera, “los ojos, ciegos los ojos, ciegos de tanto mirarte, Asturias lejana, hija de mi misma madre” en las innobles entrañas del mal llamado Estado de Derecho.  Estado del robo de derechos, libertades y pan.

Han ganado la batalla de la no resignación, la penúltima batalla de la libertad, en esta tierra de cabestros y cabrones con cartera. En estos tiempos de miedo, mercados, rabia y silencio  han cruzado, a pie de la verdad, la dura estepa  de la idea robada, al pueblo, al trabajo y al carbón, y van a poner su negra idoneidad al pie mismo del despacho de “su excelencia”.  Excelentemente inútil, demencialmente ministro, inmundamente responsable.

¿Quién derribará ese árbol/de Asturias, ya sin ramaje,/desnudo, seco, clavado/con su raíz entrañable/que corre por toda España/crispándonos de coraje?  Dijo el cordobés  Pedro Garfias.  Nadie, ya, podrá derribarnos.  Y derribaros.  Esa literatura de barro y mierda que os ataca, que nos empobrece cada vez que abre la boca, se va a quedar sola con sus decretos, con su liberalismo de pacotilla y muerte.

Os habéis ganado el destino y el negro pan. Salisteis de Pola, de Moreda, de Ciñera, Toreno, Plou o Ariño… y habéis llegado al corazón abierto de todos. Desnudos, secos, clavados, pero llenando a las Españas de coraje frente a la molicie, de dignidad frente a lo innoble, firmes sobre roca firme. Vuestra lucha es, ya, la lucha de todos.

Habéis pedido lo que os pertenece, y os pertenece mucho, la esencia de la libertad y la democracia de este país, desangrado por el cainismo de los vende patrias y vende minas.

“Mirad, obreros del mundo/su silueta recortarse/contra este cielo impasible/vertical, inquebrantable”, mirad obreros, como la dignidad toma Madrid.

Sois la sal de la tierra.


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