viernes, 4 de julio de 2014

La gran cagalera



Si una clase social de este país no hubiera aprovechado la coartada de unas elecciones generales para enriquecerse sin límites, despojar de derechos, garantías y salarios a todo bicho viviente, refocilarse en el engaño y las promesas electorales incumplidas y formar esta charca maloliente de corruptos, banqueros, tesoreros  y obispos subidos en su cabra ultramontana, quizás nadie se explicaría el pánico que les ha entrado ahora.

La historia de estos últimos años ha sido una creencia, confirmada por los hechos y los fiscales generales, de que además de robar, esquilmar y engañar al prójimo, no pasaba nada. Impunidad total.  Que por una aplicación peculiar del principio de Arquímedes, todo corrupto o ladrón de derechos era impelido hacía arriba con una proporción directa al producto de su robo o prevaricación.

Era, evidentemente, un equilibrio muy inestable, y ha bastado que cuatro licenciados en Ciencias Políticas con coleta se reúnan en una plaza en asamblea cuasi libertaria, se presenten, en zapatillas a unas elecciones, para que el pánico cunda.

Han tocado a rebato.  Han sacado su corto argumentario: bolivarianos, amigos de Cuba o Venezuela, y si no surte efecto, vinculación con ETA. En el Carnaval participan todos: portavoces habituales untados a sobresueldos y direcciones de medios, subvencionados de los fondos reservados de Gurtel, marquesas desnortadas en la Gran Vía, la mugrienta televisión de los obispos y el control mediático de los banqueros, dueños del ochenta por ciento de todo lo que se dice, publica o escribe en este felpudo país de vendidos y macarras de la idea.

Es curioso que utilicen el argumento de ETA y su terrorismo, herederos mentales de renovación diaria del y en el franquismo, que ya acabada la guerra produjo,  el terror estatal de la eliminación física de trescientos mil ciudadanos,  o empresarios que ocupan el mismo puesto de otros que están o procesados o encarcelados, por participar, con torpeza, en el gran banquete pantagruélico que han sido las finanzas o las subvenciones de este aborto de país en los últimos veinte años.

¡Se les nota el miedo! Su mundana herejía contra los valores democráticos teme que el péndulo oscile y abdican soberanos, se inventan leyes veraniegas de listas más votadas y anda en emergencia verbal en tertulias y despachos.

Bajo mi pescuezo macerado, medito sobre sus miedos, sus iras y sus poltronas en peligro. Sobre su disentería o cagalera generalizada y me imagino, sólo me imagino, la cara de Cospedal, de Aguirre, de Marhuenda, de Alfonso Rojo o de Inda viendo a Pablo Iglesias, saludando al pueblo, desde el Puente de Vallecas, en la victoriosa noche electoral.

¡Corran, corran, que se acaba el bismuto!












miércoles, 2 de julio de 2014

La foto



Ahí los tienen. Son lo que son y lo que representan. El capelo y la tiranía.  El altar y el dinero, el cirio y  la inclinación servil del poder, la inquisición y la corrupción. Tienen un gesto de acabada alianza, de ovejas escarbando en busca de raíces comunes, que las tienen. Uno hace casi una ablución, una barricada reaccionaria que aprieta manos y gestos, ante el expolio que acaba de hacer a la ciudadanía que ha llegado hasta el intento de cambiar el nombre a las cosas.

El otro acaba de sumergirse en sí mismo. En la camisa parda y ensangrentada de su suegro y en el mutilamiento de toda idea de justicia popular. La alternativa, un rudo clérigo de la estepa castellana, que quiere cambiar los raíles de la historia desde el campanario aldeano de sus ideas de sacristía rancia.
 Uno  es refugio de hijos beodos e impunes y el otro, en su paranoia de la mitra y la sotana, acaba de volver de una conspiración de la Unesco para hacer “a media humanidad homosexual”. No sabemos de qué lado ha vuelto tras su onírico viaje pastoral.

¿Sabes una cosa? Tengo que lograr que en mi ciudad todas las ovejas comulguen todos los días.
¡Bien hecho, monseñor! Y que después voten.
Para eso nos aliamos.
Lo malo es que a lo mejor no comen.
¡Tranquilo! Impondremos la dictadura proletaria de las sotanas.

Son pastores pero parecen rebaño. Son fábrica pero parecen chorizos. Ambos pasan el cepillo. A uno le renta 1.400.000 euros al año y todavía se permite el lujo de decir: “A la ciudad, no le viene que a “eso” se le llame Mezquita”. Claro, le viene bien a él, y a su cabildo y al basurero de sus “donativos” sin IVA.  El otro pasa el cepillo de su ideología casposa donde no hay ciudadanos sino súbditos. Donde no hay mujeres sino sumisión al varón santificado. Donde no hay leyes sino beneficios. Donde no hay fiscales sino dictados.

Se les ve orondos y satisfechos. Y felices. Lo tienen todo y aún aspiran a más.  Aspiran a la total sumisión, a las santas misiones donde el pueblo, sin trabajo, aspire incienso. Son criaturas de su dios, de su hambre y de su estafa a la verdad.

Tal vez dentro de unos lustros, cuando la impostura y la mentira sean vencidas, la foto, como un cadáver perentorio, nos diga hasta donde llegaron las aguas.

Entonces ya habremos sustituido la implantación de las mitras en los cerebros.




lunes, 30 de junio de 2014

Versión de "¿Quién Me Ha Robado El Mes De Abril?"



En esta democracia
de las coronas manchadas
 donde no hay fiscales ni trenas
la corrupción y la humedad
 comparten colchón
 y cuando, por la calle,
 pasa la vida, como un tesorero encarcelado,
 el hombre de la barba y el “Marca”
 saca un sucio calendario de su
 bolsillo manchado, y grita:

 ¿Quién me ha robado el mes de abril?
 ¿Pero cómo pudo sucederme a mí?
 ¿Quién me ha robado el mes de abril?
 Lo guardaba en el cajón
 donde guardo el corazón.

 La carota de la Mancha, casi todas
 las asignaturas (democráticas) suspendió
 en el sobre y sobresueldo
 que aquel Luis le dejó.
 Y cuando en el Juzgado
 la citan
 lágrimas de diferido
 ruedan por su simulado
 y en los molinos escribe:

 ¿Quién me ha robado el mes de abril?
 ¿Cómo pudo sucederme a mí?
 ¿Pero quién me ha robado el mes de abril?
 Lo guardaba en el cajón
 donde tenía el millón.

 La infanta, la bien amada,
 que el fiscal la defendió
 injuriando a su instructor
 enfangando la justicia
 y cuando exhiben esas risas
 de una  Audiencia tan comprada,
 en el frío de Ginebra,
 a la Green Fish
va y le grita:

 ¿Quién me ha robado el mes de abril?
 ¿Cómo pudo sucederme a mí?
 ¿Pero quién me ha robado el mes de abril?
 Lo guardaba en el cajón
 de las cositas de Noos.

El alcalde que decía
ni un parado admitiría
 de haberlo él no sería
capitular candidato
 ahora viene de pazguato
 y tomándonos el pelo
 con una excusa tan rancia
dice que la “militancia”
justifica su capelo.
También le pega al Green Fish
Y al pueblo le dice asÍ:



¿Quién me ha robado el mes de abril?
 ¿Cómo pudo sucederme a mí?
 ¿Pero quién me ha robado el mes de abril?
 Lo guardaba en el cajón
 con los cuernos de ....


“Lo llaman democracia y no lo es”




El pueblo lo canta en sus manifestaciones y responde a una profunda percepción y realidad. Nos hablan de “valores democráticos” y de “nuestra democracia” y tenemos un poder político secuestrado y plegado a los intereses económicos de las élites mundiales. El Gobierno carece de autonomía y obedece, ciegamente, lo que le dictan los poderes fácticos y el capitalismo  internacional.

 No hay separación de poderes, el poder legislativo nace de partidos corruptos, financiados ilegalmente y sometido a los intereses de las corporaciones que los sufragan. Los contratos públicos son falsos, adjudicados como pago a favores previos y extorsionan la realidad y sus intereses,  al alza.

El poder judicial es una prolongación del político. Tiene características de “casta”, anclada ideológicamente en regímenes anteriores y adulteran la ley y su aplicación en su exclusivo beneficio.

La defensa del interés público está encomendada a servidores y lacayos de los grandes corrutos y delincuentes a los que los fiscales sirven con absoluta preferencia.

El fraude y la evasión fiscal son inconmensurables, las grandes corporaciones no sólo no tributan sino que evaden y burlan, al pueblo y a sus necesidades.

Las libertades y derechos públicos están en franca regresión. Las libertades de reunión, manifestación, asociación y huelga son sometidas a trabas,  arbitrariedades y son objeto de ataques mediáticos y perseguidos sus intérpretes policial y judicialmente.

El pueblo percibe una sensación doble de delito e impunidad.  La banca y los banqueros han arruinado al país y apenas hay media docena de sumarios abiertos y una presunción de participar en un piquete de huelga es sancionada con tres años de cárcel. Hay trescientos sumarios abiertos por participar en la última huelga general y la quiebra y desamortización de la totalidad de las cajas de ahorro no ha pasado de dos semanas en la cárcel para uno de sus responsables.

Seis millones de parados y trescientos mil desahucios al año no han merecido ni una ocupación burocrática de teóricos “defensores del pueblo” y otros trescientos políticos imputados que continúan en el desempeño de sus cargos.

No, “lo” que tenemos no es democracia, sino su coartada y remedo. Una cruel y sangrienta parodia y engaño, que permite y alienta la explotación y el robo conjunto y al alimón del Estado y de una minoría, de una casta de privilegiados, heredera y sucesora de los que secularmente han venido detentando el poder y el control político.

Se han mixtificado democracia y delincuencia, y nos gobiernan no los demócratas, sino los delincuentes.



viernes, 27 de junio de 2014

¡Trincad, trincad, malditos!




Era una multitud esperando saltar las vallas, digo las urnas. El tiempo también es un territorio.  Se afanaban ante el riesgo cierto de las concertinas, digo las urnas. Si pierdes esa batalla serás nadie. Cualquiera podía poner un píe en Europa, digo en la Eurocámara.

Los había de toda condición, eran todos fieras de la misma especie. O casta. Unos decían ser de izquierdas, otros de centro, otros moderados y otros conservadores. Pero todos querían saltar la valla, digo la urna,  y poner un píe en Europa, digo en los privilegios.

El primer pelotazo de goma que le darían sería un despacho, una paga, estrella de modernidad y potencia  y un fondo de pensiones tributado como una sicav al 0,01 por ciento en Luxemburgo. Digo en Europa.
Todos incumplían el principio de Arquímedes. Desalojaban más que de lo que pesaba su mezquindad. 

Venían de sus oscuros países, digo partidos, en busca de un puchero en forma de coche oficial y asiento business.

Eran una orquestina desafinada de promesas siempre incumplidas, de mentiras siempre latentes, de consignas siempre caducas.

Saltaron la valla y sólo algunos consiguieron llegar al territorio legal, los internaron cuatro años en un centro con asientos en forma de hemiciclo donde percibían la larga distancia que los separaba del pueblo, digo partidos.

Tenían rostros reconocibles, y nombres, y cuentas corrientes, algunos no declararon la sicav y se creyeron que todo el monte del IRPF era orégano.

Esta era la comida de los perros: Miguel Arias Cañete, Willy Meyer, Rosa Diez, Enrique Barón, Josep Borrell, Antonio Masip, Marine Le Pen… y un experto en sicav y en defraudaciones: Cristóbal Montoro.

Dicen que todo “es legal”, que hacerse aportar dos euros de dinero público por cada euro que aportaban a su pensión no es un delito y que saltar la valla fue una heroicidad , pero ahora viene un teólogo rompeguitarras y dice que hay tener la cara, digo faz, muy dura.

Estos son los milagros de esta casta, el mundo muriendo de hambre  y ellos subidos en el andamio del dinero de todos y tributando el 0,01 por ciento. Hacienda somos todos, mayormente algunos.

No sé porque el planeta no se ha ido ya al carajo.


martes, 24 de junio de 2014

amarillo de estrellas: Gazpacho, marca España

amarillo de estrellas: Gazpacho, marca España: Y en esto llego Montoro y mandó parar. ¿Qué pensabais que iba a hacer una Reforma Fiscal para que los ricos pagasen más? ¡Ni que y...

Gazpacho, marca España




Y en esto llego Montoro y mandó parar. ¿Qué pensabais que iba a hacer una Reforma Fiscal para que los ricos pagasen más? ¡Ni que yo fuera comunista! ¡Yo soy un aceitunero altivo de Jaén y mientras yo mande en los dineros, las clases medias, los despedidos, son los que van a llevar la carga!

Y entonces vino Corleone Gallardón y sin que se le cayese un pelo de las cejas dijo: “Los asuntos de familia se resuelven en familia”. ¡Eso, y los abortos son una “cuestión de Estado”! El mar tiene sed y el “Gallardo” barre para adentro. En cualquier democracia bananera el ministro de Justicia hubiera dimitido por proteger –cochera adentro- a un conductor fugitivo y ebrio, pero los corleones son ciegos para los suyos, y, al amanecer, van unidos a su cossa nostra.

En nuestro propio delirio, dos mil invitados de España, piedra y sol, inclinan la cabeza ante “El Preparaó VI”,  pero en la estéril y paridora, indignidad democrática de este país de mansos y cabestros, el monarca agraz, inclina su coronada testa ante Rouco y el legado de Roma.  La cruz por encima de la espada. Y de las patrias, venidas a menos.

En las olas turbias, el hijo del cazaelefantes, hace su primer acto oficial reuniéndose con los familiares de las víctimas del terrorismo… de ETA.  Novecientas en treinta años. Con  los familiares de trescientas mil víctimas del franquismo, ochenta y ocho mil enterradas en cunetas y fosas comunes, no se ha reunido ni se le espera.  ¡Yo sé que no muere el canto, que no fallece la brisa… dijo Albertí.

Y parió la burra. Dice un juez suizo –que son como los relojes pero con puñetas- que el titular de seis cuentas en el país de Heidi es nada más y nada menos que de don José María Ruiz Mateos. ¡Que te pego leches!  Es decir que Bárcenas usaba como tapadera las cuentas del opusdeista jerezano y las de Luis Fraga, de la misma “obra”. ¡Todo queda en casa! El Opus, el PP, Rouco, la evasión fiscal, las donaciones, los sobresueldos, los contratos y la Marca España.

El Partido Monárquico de Raíces Republicanas, alias PSOE,  se aparta –sólo absteniéndose- del aforamiento de uno de los dos reyes que tenemos –también tenemos dos papas- no vaya a ser que se les vea demasiado el plumero, lo cual parece difícil, porque lo que se dice vérselo, se la ha visto mucho.

Me acuerdo de Blas de Otero: ¿Dónde estás Blas? Está en el fondo de mar, con los ojos abiertos. ¿Dónde estás Pueblo de España? Está muerto. Con los ojos cerrados.