Dentro de unos años, cuando una tormenta haya levantado la caspa mafiosa que durante unos años cubrió el reino de las Españas, aparecerá allí.
El portavoz chusco y cadenero, un desfasado de su tiempo, de montañas nevadas y asalto a rojos en la aceras. Un fanático sin pistola –de momento- que convierte en flato las acusaciones de corrupción a su partido.
Dicen, las crónicas, que pudo haber nacido por la Alcarria y que pudo ser miembro activo de Fuerza Nueva con cinturón con hebilla metálica, para pasear en las noches clandestinas del furor patrio y guerrillero.
El Rey era Cristo y pudo ser que un tal Blas le diera la primera comunión. Pero se puso práctico y se afilió a las Nuevas Generaciones, donde hizo carrera.
-No tenemos fachas mejores que tú. Te vamos a elegir diputado y portavoz de comunicación.
-¿En Guadalajara?
-No. En Almería allí nuestros fachas son más fiables y no se preguntan nada.
-Quiero usar la dialéctica de los puños y las pistolas.
-¿En el Parlamento?
Si. Contra Rubalcaba.
Le ardía una llama justiciera dentro de su corazón de franquista derrotado por la historia. También se hizo negacionista del cambio climático, como el primo de Rajoy, y dijo que eso era una parida eco-comunista, cosa de rojos afiliados a Green Peace, incompatible con su visión de Acción Católica y primoriverista de la vida.
Era un católico de camisa blanca y admiración por Rouco, lo que no impidió que se divorciara, tapándose la nariz y comulgando una semana seguida.
-Cara al sol con la camisa nueva.
-Eso ya no se lleva muchacho.
-Mis modas no son de este mundo.
-Ni tú partido tampoco.
-Yo soy del partido del que más trinca.
-Entonces, vas en camino.
Una vez, por una resolución judicial, tuvo que pagar una multa de 20.000 euros –a medias con un señor que toma gin-tonics por todos los bares y chiringuitos de Córdoba- por decir, -¡Mire usted por dónde!- que un partido se financiaba ilegalmente, como si en el mundo no hubiera Bárcenas, Granados, González, Ratos y no estuvieran todos en el suyo (partido). Otra vez, en plena portavocía del yugo y las flechas dijo que el juez Pedraz era “un pijo-ácrata” y se tuvo que meter la lengua en el culo.
Todo su respeto político a las ideas contrarias, todo su sentido democrático y de las Jons, se quedó visible cuando en un ruinoso canal de franquistas sin reciclar dijo que “algunos se han acordado de su padre cuando había subvenciones”. Lo que dejó bien a las claras su “democrático” sentido del derecho de las gentes de honrar a sus víctimas.
Es un machista de Almería sin Wagner, un conglomerado de Blas Piñar, jefe provincial del Movimiento con camisa azul y el ministro Solís.
Es un perro de presa de la Mafia Parlamentaria. Una mezcla de Rottweiler y Bull Terrier sin encadenar, que mira a la yugular de sus adversarios.
Si nace más facha no nace. Es directamente un doberman.