viernes, 25 de julio de 2014

Criminales…de guerra




El crimen es para el capitalismo lo que el misterio es para la religión; una zona inaccesible que protege a “su” estado, “su” democracia y “su” fascismo.

La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navy Pillay, valoró los ataques del ejército de Israel en Gaza de forma taxativa: “podrían constituir crímenes de guerra”.

Estamos gobernados y en manos de criminales. De guerra y de paz.  No sólo están el gobierno de Israel, en la ONU, en Washington, en Moscú o en Kiev. Los hay en las calles, los parlamentos, los ministerios, las playas y hasta en la Moncloa.

Bombardean hospitales, a niños que juegan al futbol o se jactan de las “bondades” de la Reforma Laboral. Da igual, son auténticos y reales criminales.

Producen dolor, miseria, indefensión o parados. No serian nada sin sus bancos, su doctrina liberal de pacotilla, sin sus mentiras y su pacto con el incienso y la púrpura.

Los consejos de administración, los salones de la Bolsa, las fábricas de armamentos, el fariseísmo indolente del mal llamado “derecho internacional” y sus fraudulentas mayorías parlamentarias son sus herramientas para devastar al mundo, a las personas y sus derechos.

Entre óleos, cornucopias, uniformes, plasmas y cortinajes convierten la política en escoria, el derecho de gentes en bomba de racimo y la condición humana en crimen.

Se ha producido el fin de la historia. Se invoca el derecho de autodefensa y se practica un impune genocidio sobre un pueblo que come arena del desierto. Se habla de recuperación de la economía y de la creación de empleo y hay tres millones de personas que no tienen ningún ingreso mensual.


Drácula necesitaba la oscuridad para gobernar sobre las gargantas. Estos, criminales de la guerra y de la paz, lo hacen a la luz del día. 

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