jueves, 12 de abril de 2012

Tocata y fuga de Rajoy (Esperpento I)


“Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento”.  (Ramón del Valle Inclán)

El espejo cóncavo de nuestra inmediata realidad nos da la imagen del llamado presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, huyendo por un garaje del Senado de los periodistas que querían preguntarle por el recorte  de 10.000 millones en sanidad y educación. Puro esperpento.

Un presidente que ha alardeado de “decir siempre la verdad y no esconderse” que con cara lívida y descompuesta huye por un pasillo, ante una nueva y flagrante mentira (“no habrá ningún tipo de recortes en sanidad, educación y pensiones”) refleja la calidad, humana y política, de quien preside un gobierno  donde el vicepresidente segundo de Comunicación de un partido (Carlos Floriano) desmiente al ministro de Economía, donde se despacha la práctica liquidación del mal llamado “estado de bienestar” con una simple nota de prensa, mal redactada y peor leída, y donde una marquesa consorte liquida el estado de las autonomías (y de paso la Constitución) con un puntapié en el culo de la democracia.

Esto es lo que hay. Un gobierno vergonzante, ridículo e ineficaz que mueve más a risa que a dolor. Un “peña” descoordinada, filofascista y liquidadora, por encargo de terceros, de los derechos y garantías de los ciudadanos de un país de pandereta regido por mercachifles.

No hay más cera que la que arde. Y si yo fuera, cosa que afortunadamente no ocurre, un agente de una agencia de calificación de riesgo,  elevaría al infinito los índices de la prima de un país cuyos gobernantes usan a la prensa extranjera para hacer las mas trascendentes  declaraciones, que las desmienten en escasas horas, que hacen una enmienda de los presupuestos a los diez días de haberlos presentado, que tienen un nulo respeto a los ciudadanos y hasta a sus propios votantes y que, esperpentos vivos, viven instalados en él.

Esta es la España de Mariano y sus apóstoles. Donde nos cubrimos la cabeza con monteras, tricornios y capirotes, de obispos  ultramontanos y curatos, de defraudadores y sumergidos, de borrachos que gobiernan y de otros que gobiernan borrachos (se beben hasta el agua de los floreros), que un día liquidan por decreto el pacto social de la transición y que otro se cepillan de un plumazo la sanidad, la educación y las autonomías.

Este es el vacío de nuestra clase gobernante. Novelar y politizar la nada. Pobres hijos de puta.

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