viernes, 17 de febrero de 2012

Mienten hasta cuando respiran




Tomás Burgos, secretario de estado para la Seguridad Social (PP), falseó su currículum durante tres legislaturas en el Congreso en las que fue  diputado y  ha sido presentado recientemente por la ministra del ramo como licenciado en Medicina y Cirugía y experto en gestión hospitalaria.

Nada de nada. Ni es médico, ni tienen experiencia en la gestión y sólo es experto en falsear currículos. Esta realidad, sostenida en el tiempo durante doce años, es paradigmática en su partido.

 El ministro de Defensa, Pedro Morenés, dijo en sede parlamentaria que había estado vinculado a Instalaza, una empresa fabricante de bombas de racimo hasta 2007. En realidad lo ha sido hasta 2009 y aún figura como representante legal de la misma.

Mariano Rajoy, Esteban González Pons, Cristóbal Montoro y hasta la cuenta oficial de Twitter del partido recogieron la posición del PP de “jamás abarataremos el despido”. Lo han liquidado como un saldo.

Rajoy manifestó durante toda la campaña electoral que “no subiría los impuestos”. Lo ratificó en su discurso de investidura del 27 de diciembre, y el 29 del mismo mes los subió.

El ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo dijo que “todos los embajadores serán diplomáticos de carrera”. Unos de los primeros en nombrarse ha sido Federico Trillo (USA) que sólo es experto en recursos y chanchullos jurídicos.

Las ministras Sáenz de Santamaría y Fátima Báñez presentaron el pasado viernes  la reforma laboral, ocultando celosamente la “letra pequeña” de que las empresas podrían rebajar el sueldo a sus empleados, auténtico y real sentido de la mal llamada reforma, ya que admiten que “en si misma” esta no va a crear empleo.

La Agencia Reuters se ha ratificado en su información del pasado martes en la que afirmaba que el PP había “hinchado” las cifras del déficit público, tanto para presentar una posible mejor gestión al reducirlo como para justificar unas subidas de impuestos y recortes injustificables.

Es decir, que estamos ante auténticos profesionales de la mentira. Y no les importa que sus efectos lesionen a millones de ciudadanos y que la seguridad jurídica de todos los gobernados se reduzca al cero.

Mienten hasta cuando respiran, mean o defecan. Fariseos y cantamañanas de boca floja. Pero debe decirse: las más gordas (mentiras) están por venir. Vislumbrando su yo falso, sólo podemos estar seguros de que en ese mismo momento ya nos habrán  mentido otra vez.

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