lunes, 13 de febrero de 2012

El Gobierno quiere una huelga


Creo que no fue casual o incidental. Los supuestos micrófonos abiertos a Rajoy y De Guindos reflejaban más un deseo que una indiscreción. El gobierno golpista de los derechos de los trabajadores quiere “rematar su faena” provocando una huelga con una correlación de fuerzas muy a su favor. Con una cobertura mediática mediatizada e instrumentalizada. Con una policía agresiva y sacada del túnel del tiempo de los 70.  
El movimiento sindical, a pesar de estar indignado y apaleado, está muy debilitado, las víctimas de las medidas inconstitucionales del consejo de administración de la derecha, temerosos y cansados.
Creo que los sindicatos han hecho una buena elección no convocando aún una huelga general. Muy de acuerdo en esa labor de informar exhaustivamente a todo el mundo del monumental atraco de derechos que la derecha, emboscada en la mentira y el engaño de la aún reciente campaña electoral, ha hecho a millones de ciudadanos.
Y resulta muy evidente que no le gustan nada las movilizaciones en la calle. No hay nada más que oír a la Cospedal.  Se pone de los nervios con el anuncio de las movilizaciones.  Las personas de bien de este país tenemos que recuperar la calle, tan ocupada últimamente por obispos e inciensos reaccionarios. Ahí hay que dar la batalla. Que nos oigan, que se avergüencen y que se asusten.
Yo iría mañana mismo a una huelga general pero no nos podemos permitir el lujo de perderla. A esa reunión de evasores de 70.000 millones de euros al año que se hacen llamar empresarios  y patriotas hay que darle en las costillas cuando más le pueda doler. Sin compasión. Pero a conciencia.
La batalla está planteada en sus más duros términos y los trabajadores no vamos a eludirla.  Nos han llevado a ella. Les daremos en la mitad del medio de sus intereses cuando la coyuntura sea favorable no cuando el fascismo gubernamental quiera.
La historia está llena de movimientos pendulares de la realidad social.  El capitalismo está agonizando. África es un crematorio de etnias y crueles experimentos colonialistas, el mundo árabe se desangra entre el medievalismo feudal que apoya la gran banca y las “primaveras” sin horizontes, Europa se cae de deudas, ectoplasmas de la contradicción capitalista…
Cuando Israel bombardee Irán, que la bombardeará, comenzará la III Guerra Mundial y frente al capitalismo de guerra (nazismo) no hay más alternativa que el comunismo, también de guerra, y en ese escenario desaparecen las tibieces y las pilas bautismales.
En ese momento, que llegará, quisiera yo ver la arrogancia y la chulería barriobajera de las Aguirres y Cospedales y la odiosa molécula cavernaria, botafumeiro servil de Rajoy I, El Esclavista.  
Tan solo es cuestión de tiempo.

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