lunes, 10 de febrero de 2014

Las fiestas populares y el electoralismo


“El Ayuntamiento de Córdoba anula fiestas que no son religiosas durante la Cuaresma. Córdoba será la única capital de provincia de toda Andalucía que no celebrará su tradicional Domingo de Piñata por exigencias claras de las cofradías locales.”

(De la prensa regional)

 

El Ayuntamiento de Córdoba, gobernado por el Partido Popular, está a punto de alcanzar un putrefacto punto: acabar de ensuciar por completo la mente de los ciudadanos de esta desgraciada ciudad.  Hace apenas dos cuaresmas, un concejal, entre onírico y frenopático, ahumó de incienso durante cuarenta días a quinientos funcionarios de las Casas Consistoriales porque su mente pretrentina entendía la casa de todos como el lugar ideal para hacer una ofrenda olorosa a “su” Dios.

Ahora, en otro pestoso pacto con el ultrismo, quieren acotar en exclusiva el tiempo de cuaresma, privatizando las fiestas en favor de lo falsamente penitencial y capillita. Cuando llegue la Semana Santa privatizaran las calles, con obstáculos y altas tribunas, donde la burguesía de siempre celebrará las estaciones de penitencia con comodidad y opulencia.

Desde la alta poltrona de su tambaleante mayoría absoluta, José Antonio Nieto y sus “bienpagaos” tenientes de alcalde y concejales, han traspasado y transgredido todas las fronteras que pudieran suponer un respeto a la fe privada y al ejercicio personal de unas creencias. En 33 meses de gobierno no han hecho más que equivocarse.  En todo. Incumplir todo lo que demagógicamente prometieron, privatizar, liquidar, ningunear y gobernar de cara a los intereses de una minoría y de espaldas a la ciudad y sus habitantes.

Enfrentarse al Carnaval y al carnavelismo es por demás, injusto e innecesario, y demuestra una muy evidente miopía, incluso en términos de rentabilidad electorera. La celebración del Domingo de Piñata es tan antiguo como la propia Semana Santa y prohibir a unos para contentar el fundamentalismo de otros es, además de reaccionario, torpe.  Máxime, cuando el Ayuntamiento es organizador y patrocinador, siempre en tiempo de cuaresma, de una corrida de toros benéfica que, en puridad, también sería contrario al espíritu “penitencial” y reduccionista al que se quiere contentar.

Sólo el electoralismo más oportunista  se oculta bajo esta guardarropía. La propia Pasión, es entendida por una mayoría de ciudadanos, de esta y otras ciudades, como una fiesta, en casi nada diferente al denostado carnaval, a pesar de las cruces, inciensos y túnicas moradas. El “esto es carnaval” es simétrico a “al cielo con ella” y nadie, hasta ahora, había prohibido que estas ovejas escarbaran en busca de sus raíces.

En plena escalada hacia el medievalismo, el peperismo se quiere quedar con dos llaves del populismo ciudadano: la máscara y el capirote, pero imponiendo límites temporales arbitrarios y dando paso a un doble peaje. La tribuna excluyente y altiva para mis votantes y la hoguera de Momo para la plebe pero cuando a mi convenga.  

Como el entierro de la sardina  está cercano concluiré diciendo que el PP cordobés, Nieto y su chirigota de concejales o murga, se equivocan más que una loca haciendo punto. Y que a su “chirigota” de malas voces están a punto de darle un merecido “cajonazo”.

 

viernes, 7 de febrero de 2014

Impunidad


No sólo era el robo refinado de los caudales públicos. No sólo era la asociación de malhechores en forma de partido político. No sólo era el secuestro de las libertades y el desprecio del bien común.

Era la atmósfera, circundida y marcada, estructurada y voluble, de impunidad. Era el abuso del aparato del Estado, la linde rota de la Justicia, el tejido desinflado de la voluntad popular. Eran los repugnantes ladrones del podio, la tribuna y la palabra.

¿Quedaría aire no contaminado en aquel país del atraco desde la donación interesada, de la comisión criminal, del fiscal vendido, de la hipócrita conceptualización de la noticia y del olor a pescado podrido de las tribunas?

Ontológicamente corruptos, corresponsablemente corruptos, asquerosamente corruptos. El presidente era corrupto, el juez era corrupto, el fiscal era corrupto, la infanta era corrupta, el rey era corrupto, el supremo era corrupto, la política era corrupta, la mentira era corrupta. El coñac de las botellas, disfrazado de noviembre, era corrupto.

Olían a podrido las calles, los ayuntamientos, los pueblos, los barrios, las ciudades y el coño de la Bernarda.

Pero lo peor era la sensación de impunidad, del crimen y el robo con descaro, con insolencia, con alevosía, con defensa gratuita, degollando cualquier indicio de justicia, indiferentes al escándalo universal de sus vidas y de su cotidianidad.

En el desvarió de la razón las instrucciones de sus atracos se hacían eternas. Nadie, salvo las excepciones alevosas, iba a la cárcel o se le condenaba por nada. Todos eran honorables presuntos, distinguidos chorizos, excelentísimos ladrones. En medio del atropello caían los jueces instructores, los que habían osado escuchar las tropelías o mandar dos semanas a la cárcel a los catadores de caviar, a los embaucadores de ahorros de acciones de ancianos o inválidos preferentes.

La abyección, el disfraz de liberales, el amparo de la noche electoral o el pensamiento abominable, el secreto oficial o la prescripción amable, eran el refugio último ante la ciudadanía engañada e inerme.

¿Quedaría aire, agua, palabra, razón o derecho no contaminado en aquella zahúrda a los que los criminales llamaban “patria”?

Pero, era inútil, se alimentaban de su mierda. Impunes.

 

martes, 4 de febrero de 2014

Desaparece la frontera entre público y privado


En medio de una atmósfera general de cinismo, hipocresía y corrupción, de las decenas de miles de millones concedidos a la banca y a los banqueros, de las financiaciones ilegales, donaciones, sobresueldos, evasiones, facturas falsas, fiscales vendidos y medios informativos convertidos en linfocitos con urea, se produce un hecho aparentemente intrascendente, de mucho menor calado, pero revelador.

En una ciudad de provincias, una concejala de la derecha, “encargada” de la seguridad de la urbe, tiene un accidente de tráfico.

Tras el mismo se descubre que el coche accidentado forma parte del parque móvil del ayuntamiento de esa ciudad de ceniza y desgracia que gobierna su partido. El de los ex presidentes  que se compran mansiones de mil millones en Marbella. Se comprueba, también, que la concejala hace un uso indiscriminado, abusivo y privado de un bien público. Que el vehículo entra, sale y duerme en la cochera coctelera de la infrascrita.

Y no pasa nada. La edil se justifica a lo “Gran Capitán”. “Soy concejala las 24 horas del día y tengo que acudir a accidentes, alarmas, actos y representaciones”. “Así ahorro el gasto de chóferes municipales”.

Y lo más grave: “Voy a seguir usando el vehículo”.

Hemos llegado a una situación donde han desaparecido los límites entre público y privado. Entre delito y justificación. Entre mentira y verbena. Hay una intoxicación general, una disentería del expolio al dinero de todos.

Una concejala, que gana doce veces el congelado salario mínimo, que tiene dietas, bagatelas y charoles por extensión, se apropia de un vehículo municipal, lo usa sin destemplanza y sin vergüenza, tiene un accidente y nos perdona la vida: “sale más barato así”, dixit.

La susodicha es “concejala de seguridad”. No sabemos de qué y de quien, pero es para para echarse la mano a la cartera y ver si queda algo. Si fuera concejala de limpieza estaríamos podridos. De mierda.

Naufragan la sociedad, la democracia y la política. Ya no hay ni sensación de delito, ni aposento de la razón. Roban y casi no se dan cuenta.

La ciudad existe. Es la mía. O viene pronto el “diluvio” o acabamos todos más secos que la mojama.

domingo, 26 de enero de 2014

¿Pero, en manos de quién estamos?


 


“José Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la humanidad”. Me dijo un par de cosas más, pero son personales.

(José María Aznar en sus Memorias)

 

"en este camino hacia la búsqueda de oportunidades para todos los españoles se ha encontrado a esa embajadora universal de Huelva en el mundo, que es la Virgen del Rocío. La solución del paro viene por ahí.”

(Fátima Báñez)

 

"Santa Teresa hablaba de tiempos recios, y estoy seguro de que en estos momentos estará siendo una importante intercesora para España en estos tiempos también recios que está atravesando"

(Jorge Fernández)

 

Pese a que para alguien recién llegado de otro planeta las anteriores manifestaciones pudieran parecerle hechas por gentes del medievo, para un universo de personas incultas o dentro de un monasterio de clausura, no ha sido así.  Estos seres salidos del trueno son o han sido nuestros gobernantes.  Si, personas que ocupan las máximas responsabilidades en la administración y gestión de los recursos de un país con seis millones de parados y un déficit del estado superior a su PIB.

A riesgo de caer fulminado por un rayo, porque según el caballero, numerario del Opus, que se dedica a dejarnos huérfanos de libertades públicas, “Santa Teresa tiene mucho mando allá arriba” y no quisiera yo enojar a gentes que ejercen tan amplio poder sobres sus semejantes, me parece que nuestro país ha entrado, definitivamente, en barrena.

En condiciones normales tales declaraciones serían de hospital psiquiátrico y rebuscando mucho podrían tener una validez reducida a los ámbitos y fes privadas, pero pretendiendo “liderar la humanidad”, “solucionar el paro” o “Intermediar por España en tiempos recios” se inscriben dentro de la consustancialidad de lo inadmisible.

Parece una plaga de Egipto. Nuestro país, nuestra política, nuestros intereses están controlados por iluminados, por visionarios o por débiles mentales que descargan su incapacidad, anatemas, mazmorras y hogueras sobre un pueblo inerme a sus corrupciones y financiaciones ilegales, a sus mayorías absolutas no menos ilegales y su sentido elitista y ultramontano de la vida y del gobierno.

Yahvé, Mahoma y el Dios de los cristianos llevan milenios sembrado la muerte, la guerra y el hambre entre los pobres mortales, y lo último que podíamos esperar que sus epígonos, además solucionar los problemas del siglo XXI a golpe de credo.

Hay una conjunción copulativa entre iluminados y miseria. El tiempo es un estado de ánimo y a uno, congelado en casi todo, le entran ganas de parar al mundo y bajarse en la próxima.

O será que estamos ante los falsos profetas que precedían al Apocalipsis. Yo, por si las moscas, voy a llenar mi copa de un moriles natural.

 

 

jueves, 23 de enero de 2014

La carta


 

Una tal Fátima Báñez García, que firma como Ministra de Empleo y Seguridad Social, me ha dirigido una carta.

Mi primera reacción  la tuvo mí hígado, aunque logré contenerlo, luego, una lenta y sorda rabia subió, como un oleaje, hacía algún lugar oculto de mi cerebro, pero el daño ya estaba hecho.

Cuando en vuelto en mí, cuando sé que mi pensión mensual va a “subir” 2,39 euros cada mes, me he quedado más tranquilo y le he escrito a la tal Rocío, digo Fátima, la siguiente carta, y como sé que si se la mando personalmente  podría servir para uno de los más innobles actos del saneamiento de su anatomía, mejor la público en mi blog. Dice así:

“Estimada imbécil:

¿Por qué empieza usted su escrito llamándome “estimado” cuando por sus hechos, actos y palabras no me tiene ninguna estima, ni a mí ni a la generalidad de pensionista y jubilados de este país?

¿Por qué me da como una buena noticia que mi pensión “ha aumentado el 0,25 por ciento”? ¿No tiene usted sentido del ridículo? ¿Cómo puede usted gastarse más de un millón de euros del erario público en “comunicarnos” por carta tamaña afrenta social?

¿Cree usted que con esta ridícula cantidad puedo hacer frente al incremento y deterioro de mi capacidad adquisitiva como consecuencia de las muchas y desafortunadas medidas tomadas por usted y por el Gobierno del que forma parte?

¿Cómo puede tener la desfachatez de recordarme que “a pesar de la difícil coyuntura” mi pensión subió un 1 por ciento el pasado año, cuando con el incremento del que alardean, usted y su abuela, apenas pude compensar la décima parte del innovador repago de los medicamentos que su Gobierno y su desdichada política neoliberal supuso para mi economía?

Dice usted que “Seguimos trabajando para conservar un sistema de pensiones sólido, estable y solidario”.

¿Trabajar? Usted no ha trabajado en su vida y si lo ha hecho en el Ministerio que le tocó en la tómbola ha sido para perpetrar una reforma laboral siniestra y sangrante, con el resultado que todos conocemos, y, cuando todavía no nos habíamos repuesto, su torpe cerebro se inventa una  fórmula de revalorización de las pensiones que es un atentado a las garantías y derechos de los que hemos cotizado a la Seguridad Social hasta 37 años, como es mi caso.

Usted, como yo, somos andaluces, por lo que se puede aplicar aquello de “entre caló y caló no cabe la buenaventura”, así que usted sabe perfectamente donde mandamos los andaluces a quien agravia tan injusta y arteramente como usted hace a un grupo social tan necesitado de protección como somos los pensionistas. Dese por aludida, váyase… allí.

¡Tome nota, pepera de mierda, no vuelva a manchar mi correspondencia con ninguna nueva carta que ofenda mi salud y mi inteligencia!

Tenga usted buen viaje de regreso a la necedad absoluta de donde viene. “

 

.

martes, 21 de enero de 2014

Inventario


Me piden algunos que ya que he hecho relación de las cosas que “detesto” haga lo mismo o parecido con las cosas que me gustan.  Para no quedarme en el nihilismo o en el famoso esfuerzo inútil, que según Ortega y Gasset, conduce a la melancolía, lo intento seguidamente.

Yo decía que un libro, una bandeja con fruta y una hamaca junto al mar. Parece ser que todo esto son pocas cosas y aunque yo entiendo que en ellas solas hay mucho más que un mundo de complacencias, quieren que haga el inventario de  ”mi fe”.

Bueno, allá va.

Creo que todos nacemos iguales y que moriremos iguales. Creo que nadie es más que nadie y que nadie tiene que tener más derechos que otro. Creo, por tanto, en la justicia social y en los derechos humanos, y, sobretodo, creo en la lucha por conseguirlos y mantenerlos.

Creo ser una persona de “izquierdas”, que se afirma en los valores de la izquierda y que intento luchar conjuntamente con los de mi misma idea y condición para conseguirlos, en la medida de mis posibilidades, actuales y pasadas.

Creo en los partidos, movimientos y asociaciones que luchan por la igualdad social y defienden los derechos laborales,  la vivienda, las pensiones, la sanidad y la educación públicas y luchan contra los privilegios y el terrorismo económico de unos pocos.

Creo en los sindicatos y en el sindicalismo y en su acción y sacrificio durante siglos, en lucha con lo más perverso del egoísmo humano en forma de doctrina capitalista y frente al interesado fomento de su mala imagen, con el fin de destruirlos como organización y como herramienta de defensa de los derechos de los trabajadores.

Creo en el conocimiento que da la historia. Creo (o admiro) la música, la literatura, la poesía, el teatro, el cine, la pintura, la escultura, el arte en general,  la igualdad entre sexos, la libre opinión, el periodismo crítico y los viajes.

Creo (o me gusta) el sol, las azoteas, el verano, el campo, el mar, dormir la siesta bajo una parra, los atardeceres tranquilos,  los pinos, los huertos, el cine de verano, un espeto de sardinas y el aceite de oliva.

Creo (o me encanta) un medio de Montilla-Moriles al mediodía, un cante por soleá en una peña flamenca, el rumor de las olas en una playa solitaria, un baño de espuma y sal en un mar de aguas templadas.

Creo (o quiero) a mis hijos, mi pareja, Córdoba y Andalucía.

 

domingo, 19 de enero de 2014

Detesto


Detesto a los que condenan el terrorismo nacionalista, sólo. Detesto a los que “duermen” sobre trescientos mil cadáveres enterrados en cunetas, y, “condenan el terrorismo”. Detesto a los que condenan “firmemente” el terrorismo” y todavía no han condenado (ni condenaran) los crímenes del régimen franquista. Detesto a los que no condenan el terrorismo económico, el de “Estado”,  el gubernamental y el de la fuerzas de represión. Detesto los que no condenan el terrorismo político que produce  miles de muertos  en forma de paro, hambre y desahucios. Detecto a la ley del embudo. Detesto a los terroristas, sociales.

Detesto a la Europa de los mercaderes. Detesto a los “mercados” de Europa. Detesto a la Merkel. Detesto a Barroso. Detesto a la Troika. Detesto al secreto bancario. Detesto a las cuentas en Suiza. Detesto al becerro de oro. Detesto a los becerros, europeos.

Detesto al euro y sus servidumbres. Detesto a los que nos ha traído el euro. Detesto a los bancos y a los banqueros. Detesto al dólar. Detesto al dólar y al euro. Detesto al capitalismo europeísta y norteamericano. Detesto al capitalismo, universal.

Detesto la corrupción. Detesto a los corruptos. Detesto a los políticos y jueces corruptos.  Detesto la hipocresía de los políticos que dicen combatir la corrupción y son sus beneficiarios.  Detesto la Justicia que no es Justicia sino defensa de lo robado por los corruptos. Detesto, sobre todo, la impunidad de los corruptos, impunes.

Detesto a los fascistas que se dicen “de centro”. Detesto a los fascistas que se dicen “patriotas”. Detesto a los fascistas con sotana. Detesto a los fascistas que “defienden la vida”, en el Valle de los Caídos. Detesto a los que penalizan el aborto y hacen leyes estrictas y retrógradas y sus parejas o ya han abortado o lo harán en Londres. Detesto a Rajoy. Detesto a Fraga. Detesto a Franco. Detesto a los fascistas. Detesto al PP.

Detesto las políticas impuestas por el “mercado”. Detesto el “tea party”. Detesto el neoliberalismo. Detesto a los ex presidentes de Gobierno en los Consejos de Administración. Detesto a los Consejos de Administración. Detesto a las compañías eléctricas. Detesto a las “puertas giratorias”, y a los que las usan. Detesto los bigotes de las Azores y a las chaquetas de pana. Detesto a Aznar y a Felipe González, a ambos y a sus políticas.

Detesto los recortes de derechos y a los que recortan. Detesto a los que privatizan. Detesto a los que hacen negocio con las privatizaciones. Detesto a los que nos roban derechos laborales- Detesto a los que congelan salarios y pensiones. Detesto a los que roban la educación y la sanidad. Detesto a los recortadores, ladrones.

Detesto a las mayorías absolutas, de cualquier signo. Detesto a las leyes electorales. Detesto a los que se benefician de las leyes electorales. Detesto a los demócratas “financiados”. Detecto a los que financian a los “demócratas”. Detesto las donaciones y los contratos de obras. Detesto las disciplinas de voto, directoras.

Detesto los parlamentos “disciplinados”. Detesto los menús parlamentarios a 3,5 euros y las borracheras subvencionadas.  Detesto el robo de la democracia en forma de mayorías financiadas y de voto disciplinados. Detesto todas las disciplinas, y a los disciplinantes.

Detesto la filosofía de la posesión  de objetos. Detesto los coches oficiales. Detesto el culto a la riqueza. Detesto la afición de los coches de lujo, el sexo comprado, la bebida exquisita, los yates, los chalets, las piscinas, los viajes oficiales, las moquetas de lujo. Detesto el lujo, lujuriantes.

Detesto a los juntaletras con un título de “periodista” colgado en el salón, en el ángulo oscuro. Detesto a los compradores de silencios. Detesto a los contadores de mentiras. Detesto a los formadores de opinión a gastos pagados. Detesto las tertulias oficiales. Detesto a los tertulianos impuestos por el oro.  Detesto a la caverna mediática. Detesto a los medios de la caverna, cavernícolas.  

Detesto a los “programas basura”. Detesto a la televisión basura. Detesto a la basura en forma de telediario oficial. Detesto a la mentira oficial en forma de telediario. Detesto a los telediarios. Detesto a los tricornios, al toro de Osborne y a Manolo el del Bombo. Detesto el “soy español, español, español…”, idiotas.

Detesto a las patrias de ida y vuelta. Detesto a los patriotas de ocasión. Detesto a los patriotas del coche oficial. Detesto a los patriotas, patrioteros.

No detesto un libro, una bandeja con frutas y una hamaca junto al mar.