martes, 5 de marzo de 2013

El día de la perra


 

Esperanza Oña, alcaldesa pepera de Fuengirola, ha declarado el próximo 14 de abril, aniversario de la proclamación de la II República, como el “Día del perro”.

Es bastante más que un síntoma. El fascismo medular hispano anda ya a cara descubierta y ahora ya ofenden e hieren gratuitamente a la memoria histórica y a millones de compatriotas.

Esperanza Oña tiene un dudoso record, al día siguiente de salir elegida alcaldesa de la ciudad costasoleña, en mayo del pasado 2011, se subió el sueldo, en plena época de los recortes y sacrificios decretados por su partido, quizás para dar cumplida emulación a su admirada Esperanza Aguirre, de la que se considera transmuta y rendida seguidora.

La derechona española nunca ha sido demócrata ni constitucionalista.  Votaron en contra de la Constitución y nunca han condenado ni los crímenes ni la dictadura franquista de la que son herederos universales y sociales.

Esperanza Oña, más allá de toda estética o ética circunstancial, es el producto de un tiempo, de un país y de una desgracia.

Pretende ofender a millones de ciudadanos que lucharon heroicamente por la República, un patrimonio cultural y político inalienable, desde su acomodada posición de fascista de medio pelo y quiere equiparar el concepto “perro” a una proclamación que es de lo más enaltecedor de nuestra historia reciente.

Oña es un arquetipo, los ve uno en los ayuntamientos, en las autonomías y hasta en el Congreso. Tiene una tez bronceada de rayos ultravioleta,  visten y hablan igual, y se comportan como un detritus ideológico, lo mismo mandan a los parados a “que se jodan”, proclaman las excelencias de la reforma laboral que declaran –acordándose de sus progenitores- el 14 de abril como el “día del Perro”.

Yo el día 14 de abril pondré una bandera republicana en mi balcón y me tomaré un “medio” de moriles por que se derrita esa basura tóxica que nos ha caído encima, ese asqueroso fascismo en forma de alcaldesas. Y de perras.

sábado, 2 de marzo de 2013

Y el país se llenó


 

Y el país se llenó de ERES. Y de despedidos. Y de parados. Y de desahuciados. Y de burbujas. Y de banqueros rescatados. Y de ladrones. Y de sobres. Y de chorizos. Y de corruptos. Y de contratos en diferido. Y de contratos simulados.  Y de recortes. Y de copagos. Y de sueldos en negro. Y de impuestos. Y de IVAs.

Y de ministros cantinfleros. Y de confetis. Y de suicidios. Y de fiestas de cumpleaños de hijos de ministra. Y de vírgenes del Rocío. Y de evasores de impuestos. Y de amnistías fiscales. Y de indultos a los amigos. Y de fabricantes de bombas de racimo. Y de wertzotas. Y de comeyogures caducados. Y de ex tesoreros multimillonarios.

 Y de delitos medioambientales legalizados.  Y de marchas y mareas negras, azules, blancas y amarillas. Y de manifestaciones. Y de protestas. Y de encierros. Y de ministras y ministros sin dimitir. Y de justicia para ricos. Y de tasazos. Y de concejales de urbanismo corruptos. Y de funcionarios congelados.

Y de gurteles. Y operaciones malayas. Y de cuentas en Suiza. Y de escuchas. Y de ayudas a la “Fiesta nacional”.  Y de decretos, decretillos y decretazos. Y de represión policial. Y de policial represión. Y de pelotas de goma. Y de fascistas con gomina. Y de fascistas con pistolas. Y de fascistas en los ministerios. Y de agujeros en la banca. Y de escombros en las cajas de ahorro. Y de bolsos  de Louis Vuitton de “regalo”.

Y de curas sin pagar impuestos. Y de meapilas. Y de roucos. Y de ladrones.  Y de educaciones “concertadas”. Y de privatizaciones. Y de transferencias de lo público a lo privado. Y de hospitales y escuelas cerrados. Y de personas dependientes sin atención. Y de ambulancias y medicinas de pago. Y de programas televisivos al gusto del que manda. Y de silencios. Y de Iglesias mudas ante la injusticia.

Y de “amiguitos del alma”.  Y de “no me consta”. Y de finiquitos simulados. Y de “ese señor hace años que terminó su relación con el partido”. Y de jaguars.  Y de “nadie ha demostrado, ni demostrará”. Y de mentiras. Y de basura. Y de tertulianos a sueldo. Y de menesterosos en los comedores de caridad.  Y de franquistas sólo autoritarios. Y del nostálgicos del yugo y las flechas. Y de liquidadores de derechos sociales. Y de mercaderes de los mercados y mercachifles.

Y todavía había optimistas que a este pestilente vertedero lo llamaban “país”.  Y otros, más optimistas aún, que a este cortijo de señoritos con sobre y cuentas en Suiza le llamaban “España”. 

viernes, 1 de marzo de 2013

Groucho Marx se reencarna en Dolores de Cospedal


Los griegos antiguos, en su afán de ponerle límites a todo,  se inventaron una deidad específica para castigar los excesos.
Cualquier “mal actuar” en la comida, la bebida, el sexo o el mal gusto era, en su peculiar religiosidad, castigado por las “furias erinias” o “Euménides”.
Groucho Marx, digo Dolores de Cospedal, se inventaron días pasados este discurso:
“La indemnización que se pactó fue en diferido y como fue una indemnización en diferido, en forma efectivamente de simulación…, de simulación o de lo que hubiera sido en partes de una… de lo que antes era una retribución, tenia que tener la retención a la Seguridad Social, es que si no hubiera sido…, ahora se habla mucho de pagos que no tienen retenciones a la Seguridad Social ¿verdad? Pues aquí se quiso hacer como hay que hacerlo, es decir con la retención a la Seguridad Social”.
Inmediatamente, las “furias erinias” bajaron del Olimpo y se llevaron a la tal Dolores al Hades y le dieron siete vueltas a las llaves de todos los candados.
Somos tan acreedores de inteligencia política que las furias nos castigan también a todos con personajes como Floriano, –y sus gestos de manos, ahora adentro y ahora afuera- González Pons y sus desastrosas previsiones en cualquier materia o la ministra Mato intentando pronunciar –sin conseguirlo- la palabra “terapéutica”.
Y ahora viene la secretaria general del PP a darnos esta lección magistral de endeblez mental, de cantinflismo y desgraciada hermenéutica.
No sólo es que los personajes que nos gobiernan sean un desastre político, social o económico, es que además son una nulidad conceptual y culturalmente.
El enfoque directo a la mentira que tiene el discursito de la Cospedal la desnuda de toda posible credibilidad y hace una inversión en vacío.
A partir de aquí se comprenden  que estén todo el día hablando de “regeneración”. Están y son tan degenerados que este voraz anticuerpo les domina. Groucho Marx, redivivo, no lo habría hecho mejor.  “No pertenezco a ningún club, porque ninguno me admitiría como socio”. ¿Por qué habrá partidos que admitan a esta señora, o su simulación, como socias  y secretarias generales?

miércoles, 27 de febrero de 2013

Camino de la Edad Media


Naufragando, como un mendigo, al píe de la pantalla del televisor, accedo a un canal donde se tertulia. El jefe de opinión de un periódico conservador opina sobre la dimisión del Papa.  Sus argumentos le llevan a un  punto de éxtasis.  Su ponderación admirativa acerca de la figura del ciudadano  Aloisius Ratzinger le llevan a la cercanía del orgasmo.
Los tertulianos se dejan caer por la pendiente.   Demostraciones de fe, adhesión inquebrantable, ditirambos y cascotes desprendidos de oveja llenan las ondas, la pantalla, y éter por las fauces abiertas del fanatismo.
Parece ser que la causa y origen de tales demostraciones es que el antiguo militante de las Juventudes Hitlerianas ha tenido el gesto –tan inusual- de dimitir.  Nadie se acuerda de los mil y un casos de pederastia no resuelta, silenciada u ocultada, soslayada y  tolerada.
Pongo otros canales y vamos de lo mismo.  Una pléyade de opinadores a sueldo, que no han movido una tecla para valorar, censurar o molestarse por los centenares de miles de ciudadanos desahuciados de esta desgraciada llamada “Estado”, están a punto de lágrima porque un anciano de 85 años ha decidido llevar el marcapasos de su corazón a un huerto de limoneros.
Estoy convencido de que regresamos a la Edad Media. Entre tanta oveja, sobre o cabrón, estamos a punto de convertimos en serpiente alada, hidra, dragón, gárgola o basilisco de alguna catedral gótica.
Con todas sus piedras podridas, con el fanatismo de una secta, con la idiosia de un siervo de la gleba, nuestra sociedad se desangra. El último estertor de los mercados, la última encíclica de los cardenales de la banca, el último monstruo emanado del FMI o del BCE, establecen su nuevo orden moral: todos gilipollas y llorando porque un Papa dimite.
La nueva Edad Media está ahí. Compre usted un periódico conservador y tendrá 80 de las 120 páginas de su edición  dedicadas al Papa o al papado. La naturaleza humana va del “alfa” al “omega”, de ser un simple “pelotas de redacción” a la gilipollez absoluta y extrema.
De momento, todavía no han organizado un “Auto de Fe”, pero las piras ya están preparadas y eso que, aseguran, que será el Espíritu Santo en forma de paloma el que alumbre la elección indirecta del nuevo pontífice.
Bueno, me voy que tengo preparar el sofrito para un arroz  y no sea que me equivoque de paloma.

martes, 19 de febrero de 2013

¡Expúlsenlos, coño!



Veo un video de un debate en el Parlamento Portugués. Interviene el primer ministro Passos Coelho. Un grupo de personas, desde la tribuna, comienzan a cantar el “Grándola Vila Morena” como forma de protesta. Passos no descompone ni el gesto ni la mirada. La presidenta del Parlamento anuncia una interrupción de dos minutos.
Las notas de “Grándola” enervan. Transmiten la realidad de otro momento,  el bastión popular como medicina y amparo de la libertad. A medida que van desgranando estrofas la emoción sube. Ordenan el desalojo de los que cantan.
No se ve un mal gesto. La policía, los vigilantes, acompañan con muy buenas maneras a los desalojados. Ni el más mínimo golpe, ni empujón.
Passos retoma la palabra. No lamenta la interrupción. Sin ninguna acritud comenta: “Si me tienen que interrumpir, siempre viene bien el buen gusto”.
A uno se le viene a la retina al presidente del Parlamento Español, Jesús Posada. ¡Expúlsenlos! ¡Expúlsenlos, coño! Los manifestantes eran miembros de la PAH, invitados en la tribuna.
Esta es la diferencia.  Un presidente iracundo, maleducado, pila bautismal de la violencia, que es secundado por una policía desalmada, agresiva, rayana en el fascismo gestual.
No hay necesidad de ver más. La derecha española es la más incívica, montaraz y corrupta derecha del mundo. Es una odiosa molécula de privilegiados, meapilas, aprovechados, violentos y ladrones.
Su sentido de la democracia califica a genocidas como “autoritarios”, aborda un monumental caso de corrupción con un “es mentira todo, salvo alguna cosa” y mienten hasta cuando sudan.
Uno siente el “ser español” como una desgracia. La condensación de dos mil años de pillaje, la convergencia del latrocinio y la mala educación. Ningún orgullo por esta raza de “la espada y el saco”.
Un aire, en fin, donde  hasta la historia, repugna. 

sábado, 16 de febrero de 2013

Córdoba se muere


En 1978, el poeta Pablo García Baena citaba al escritor del siglo XI, Ben Suhaid, y a su obra “Elegía a las ruinas de la Córdoba Omeya”,  para preguntarse: “¿A quién pediremos noticias de Córdoba?”

¿A quién podremos, en el momento actual, pedir “noticia” de Córdoba?  

La emblemática caída, quiebra y ruina de su principal entidad financiera, CajaSur, y el modelo de gestión personalista, enchufista, amiguista y mafioso de la Iglesia y el culto a la personalidad de su clérigo presidente, ha sido algo más que un signo.

La Caja, su patrimonio y los recursos de 50 generaciones de cordobeses, fueron rifados al mejor postor y pasaron a ser  controlados por el capitalismo vasco.  El falso imperio formado por las empresas de los amigos del “cura” han cerrado, quebrado o ambas cosas. Noriega, Urende, Prasa y las empresas de Rafael Gómez, son la viva expresión de la ruina.

El mínimo repunte industrial que tenía la ciudad desde principios del siglo pasado por la industria del cobre y sus transformados, había quedado reducido a la mínima expresión por infinitas reconversiones en Ibercobre y ABB. Había caído el conato de industria textil y las cooperativas agrarias desarboladas. El tradicional refugio de la sumergida industria artesana joyera, disminuido por la crisis de lo suntuario y el inabordable precio del oro.

La ciudad registra el tercer mayor índice de desempleo por capitales de provincia, un 43 %, y 8.000 desempleados más en el último año. El 72 % de su población menor de 25 años está en paro absoluto. Cierran los comercios, los pequeños negocios, bares, hoteles o restaurantes.

Tras el fracaso en la candidatura de capitalidad cultural europea, la actividad cultural  ha decaído a niveles de alarma. Apenas hay exposiciones, conferencias o conciertos. Hay una oferta exangüe, una actividad pueblerina y una calidad de mínimos. Todos los cines del casco urbano han cerrado.  Hay dos teatros y los mayores llenos los tienen en los concursos de chirigotas del carnaval. El teatro al aire libre cobra los conciertos en verano a 50 euros la entrada a un asiento de hormigón. Cosmopoética y el Festival de la Guitarra se han quedado en las raspas.

La Universidad, paticorta, y dominada por el oportunismo de ocupar cargos de sus juntas de gobierno, los colegios profesionales practicando un corporativismo primitivo y ruin, sin entidades financieras locales y padeciendo el colonialismo de las grandes corporaciones nacionales, sin industria, con un comercio hundido y en trance del cierre

La ciudad vuelve a estar sucia y descuidada. No se respetan ni se ponen en valor sus monumentos. El Ayuntamiento se ha convertido en una mala oficina de malos servicios. Se cierran o privatizan empresas y servicios municipales, se despide a sus trabajadores, se cierran guarderías y escuelas infantiles. La empresa municipal de autobuses perdió un millón de viajeros el pasado año. Han desaparecido los servicios sociales municipales y Cáritas y la Cruz Roja están desbordados. La cutrez y mediocridad política se enseñorea de todo.

Los debates en el consistorio se producen en términos de “va a pagar la multa mi hermana la pelá” o “esos terrenos son de mi menda lerenda que come turrón de almendra”. La absoluta estulticia pública se sienta en los escaños, trufados de arrabalismo y populismo tabernario.

Para el alcalde de la ciudad, un pijo y frio funcionario de partido, regir la ciudad es la tercera de sus prioridades, después de su escaño parlamentario y las labores de dirección y medro en su partido. Los políticos y gobernantes son clónicos, hablan, gesticulan y votan igual que sus modelos de Madrid o Sevilla y son iguales y superponibles entre sí.

El obispo es de condición ultramontana, histriónico, fundamentalista y obsesivo. La Iglesia Católica ha burlado la ley y la historia y se ha apropiado de la Mezquita con artimañas y alevosía.  No ha pagado un céntimo en reparaciones o mantenimiento durante siglos y ahora explota el monumento como un cortijo propio, ingresa ocho millones al año por el cobro de su visita y vuelve a no pagar un solo céntimo de impuestos.

La depresión moral e intelectiva se adueña de todos, atrapados entre el paro, la penuria económica y la ramplonería abyecta de sus representantes.

Da grima leer los periódicos locales, dominados por la beatería  y la gazmoñez. Los festejos populares se han convertido en sermones o procesiones y el integrismo reaccionario domina conciencias y tribunas.

La ciudad se muere a ojos vista y a sus ruinas históricas se unen las ruinas mentales y del momento. Hay cientos de solares abandonados o casas derruidas. Pasear por ella es como hacerlo por una ciudad bombardeada.

“¿A quién pediremos noticias de Córdoba?”

El admirado psiquiatra y pensador Carlos Castilla dijo a unos amigos suyos de fuera del país: “Dense prisa en ver Córdoba”.

Ya sobra la prisa. Ahora es un cadáver.

jueves, 14 de febrero de 2013

El desahucio de la vida


Querían que no nos diéramos cuenta. Querían que ignoráramos su cruenta bacanal. Querían poner sordina a sus crímenes diarios.
Habitan en el paroxismo. Habían robado y echado de sus casas, de sus hogares, de sus intimidades sagradas a 400.000 personas. En esta orgía de la usura, la sangre, la vida, el ser humano, caía cada minuto, sin abstractos. Pero ellos, y sus testaferros, y sus leyes medievales, los disfrazaban de “suicidios”.
Y eran crímenes. Crímenes hipotecarios, crímenes bancarios, crímenes de sobre, crímenes suizos,  crímenes de estado. De cada día, de cada hora, de cada minuto.
El viernes cayó Rafa.  “No tengo donde echar mano”, decía con una mano en el cuello premonitorio.  El sábado la muerte  asesina se asomó en Basauri.   El martes, esta bacanal de horrores,  nos  vistió de doble luto en Calvíá.  Y el miércoles en Alicante.
¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuantos?
Nuestro proyecto de nación, de estado, de civilidad, se ha demostrado inútil.  Un gobierno, un legislativo, una justicia, una organización civil que abocan a un colectivo de ciudadanos a la desesperación, a la angustia mortal y al homicidio por inducción, y  que están a punto de ignorar  una sangría humana de este calibre, no merece otra cosa que su desaparición en lo que realmente son: la nada.
Si de este pozo de indecencia moral, si esta sima de la inutilidad del contrato social,   no salieran las voces y la humanidad necesaria para impedirlo, dos millones de seres se quedarían sin vivienda en los próximos años, para engordar la mercancía grasienta de unos bancos quebrados por incapacidad mental, inutilidad e ineficacia, a los que todos, con el respaldo de unos sicarios, colaboradores necesarios de una burla a la ley y a la vida , pagamos sus burbujas fallidas, las  pensiones multimillonarias de sus delincuentes de moqueta y despacho  y las reuniones vergonzantes de sus consejos de administración en islas paradisiacas.
La vida humana sin valor ante la rapiña, la corrupción abyecta y el crimen organizado desde los consejos de administración.
Nos sobran sus leyes, sus parlamentos, sus vergonzantes sueldos y declaraciones de renta, su estilo de vida y de hacer política, sus infinitas corrupciones, sus cuentas en Suiza y  su palabrería huera del sacrificio y el esfuerzo común,  sus gominas y sus corbatas verdes.
No hay duda.  Esto se resuelve en la calle. Además de nuestros muertos, de nuestra sangre derramada, por la vía de la dignidad asesinada y pisoteada, podemos demostrar a todos los que quieren confundirnos que, aun sabiendo que los bancos y los banqueros también son combustibles, nuestro fuego, nuestro mensaje, se apoya tanto en la vida como en la justicia.
 ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar!