martes, 13 de enero de 2015

Un ego como la Torre del Oro o el próximo tren no se me escapa



En aquel piso del barrio de Triana había un cuadro con el retrato de Pablo Iglesias y un poster con un fotograma de Novecento, esto es casi todo lo que le hace decir que ella es “roja”, pero “decente”, que como un elogio o fideo de la caverna le regala Inda cuando pelotea al PSOE.

En realidad, Susana Díaz Pacheco, es una aparatera, de carnet y tribu de papeleta,  que ha reunido tropecientos cargos públicos y orgánicos de un partido pegado al poder andaluz como una ventosa. O lapa.

Pero siempre se cumplen ciertos ritos, ahora, recordando al “gran estadista” que fuma puros con carnet de identidad colombiano, todo el mundo dice que es “muy brillante”. Si, como el arroz, pero tardó diez años en terminar la carrera de Derecho en una facultad donde había más profesores, militantes de su partido,  que esquinas en el Barrio de Santacruz.

-           Tendrás que hacer algo hermosa.
-           Yo soy hija de fontanero y me acuesto a las ocho.
-           Pues el partido que nos da de comer se cae.
-           Eso, el infierno son los otros.

Se metió en el partido hasta las cejas, despachos y listas, y no salía de allí. No se movía y salía en todas las fotos.  Luego, para disimular, dice que cuando fue imputado el primer cargo del partido de las cuatro letras ella estaba en BUP.

¡Y siempre ha trabajado mucho! ¡Él no va más! Ha dado clases particulares y vendido cosméticos a domicilio, lo que aprovechaba para repartir propaganda de los de “cien años de honestidad y honradez”. Con cuarenta de vacaciones y las excepciones de ERES y Fondos de Formación.

Se ha tomado muy serio lo de “la prioridad absoluta de Andalucía y los andaluces” en sus ideas y su mente, pero eso también lo decía Chávez y ahora está a las puertas del Tribunal Supremo.

Para la casta las tardes se están haciendo muy largas y alguien coge un aire de dignidad cuando pide que este o aquel devuelvan el dinero de su contrato-beca y a alguna, la que tenía un ratón, se le olvida que la persona que duerme en su mismo colchón tiene un opaco asunto de cursos de formación, por un montante muy, muy superior a una bequita, con una mínima o nula aclaración.

-           Los corruptos son los demás.
-           ¿Qué dice, señora presidenta?
-           Que nosotros somos “mu decentes”
-           Y rojos, que no se le olvide.
-           Eso que lo diga el Rey de Marruecos. O Eduardo Inda, que no está a favor del bipartidismo.

-            
Susanita ha descubierto la hondura de la razón de Estado y, segura de cierto batacazo próximo, no está dispuesta a que el tren pase otra vez sin cogerlo.  Cuando se estén lamiendo las heridas, vendrá ella, desde el proletariado trianero a salvar a su partido y al mundo.

Pero la peste bipartidista ha producido muchas víctimas y aunque ahora va a tensar la cuerda para poner fin al pacto con “los comunistas” y salvar a Andalucía de las hordas de Lenín,  le puede ocurrir como a Sansón. Que muera en el templo con todos los filisteos dentro.  Y entonces los ERES, y sus beneficiados con carnet,  saldrán por la ventana.


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