viernes, 9 de febrero de 2018
miércoles, 31 de enero de 2018
La revolución de los pensionistas
Pensión mísera, caridad, sopa y
policía: ésta será para siempre la dieta de los pensionistas en esta utopía
capitalista que ha terminado.
En un tiempo pasado se hacían
revoluciones, se cortaban cabezas y se asaltaban los palacios de invierno.
Ahora no. Ahora una ministra te manda una carta y te condena al hambre, “haciendo,
ella y su Gobierno, un gran esfuerzo”.
Exhaustos por el “esfuerzo” los ministros, los líderes de los partidos del
Ibex y el Opus, los bancos, los presupuestos de Defensa, las dietas, los coches
oficiales… creyeron que el hambre de la humanidad les era accesorio y se refugiaron
enrocados, en sus mayorías de ocasión, en el amparo de sus jueces comprados y
de su prensa vendida por treinta monedas de mentira.
Y, formando con ella una tempestad
que el viento de la postverdad alimentaba,
trataron de contener los diques del viejo orden. Algunos días de gloria
conmovieron entonces al mundo. Exaltados por las cartas ministeriales, por el
hambre de sus nietos o por el paro de sus hijos, los pensionistas más ardientes, blandiendo su
0,25 %, penetraron en moncloas, ministerios y
palacios y por un momento la rebelión y el hambre se unieron
a la rabia.
En esta dirección tomaron
parlamentos, senados, gobiernos autónomos, ayuntamientos y “cuevas de Alí Babá”
y comenzaron a arder decretos, ministras y constituciones interpretadas por
bien pagados perritos falderos.
La guillotina volvía a las calles,
el paraíso en la tierra era posible. Y pronto surgieron todos los desesperados
del país a formar un sindicato de agraviados: pensionistas, parados,
desahuciados, preferentistas, milagreros de la virgen del Rocío y receptores de
cartas innombrables… a llenar de aires de revolución las grandes alamedas de la
libertad.
De ese sueño los proletarios de
aquel país hicieron una patria común, sin banderas en los balcones y sin cabras
legionarias, la cual también dio cobijo a los parias y a los visionarios. La
esperanza sirvió para hacer una gran estampida de la sociedad en la que la
Revolución era iconoclasta.
La libertad convertida en otro
viento se llevó aquella jauría corrupta,
aquel sueño que el desencanto ya había arrebatado. A partir de ahora los
desesperados de la tierra no recibirán cartas del “gran esfuerzo” de modo que la revolución social se hará a
navaja, uno a uno, en cada esquina. Usted podrá realizar los esfuerzos que
usted quiera con su pensión sin que interceda la Virgen del Rocío, y donde no
llegue el pan llegará la guillotina del pueblo.
Servida por el poder, reinará la rebeldía;
en las esquinas se verán las caras de los corruptos y los genitales de los
ladrones del dinero público; todos los reyes se exiliaran a Santa Elena y los mastines
se mearan en sus coronas y toisones.
Y todo el mundo se ciscará en los
telediarios. Si ya no es posible un paraíso en la tierra, si impiden nuestros
sueños, no les dejaremos dormir.
domingo, 14 de enero de 2018
La temporada “taurina”
La “Fiesta” nacional sigue en plena crisis. El escalafón,
encabezado por un diestro tramposo y
marrullero, “La Trotona de Pontevedra”,
ha desarrollado una temporada de bajo nivel donde han abundado los toros
devueltos al corral, los achuchones y las broncas desde el tendido.
Especialmente grave ha sido el desarrollo de la “fiesta” en
Cataluña, donde el 1 de octubre hubo una capea general, con muchos heridos por
porra de piolín, de la afamada ganadería de Pérez de los Cobos, “Machaquito del
Tibidabo”, y en la que el hierro del PP ha impuesto el miura
“155” que ha corneado con violencia derechos, parlamentos y ciudadanos. Ha obligado a tomar las tablas al diestro Carles
Puigdemón, “Flequillito de Bruselas” y ha mandado al cuartelillo al espada
Oriol Junqueras, “El Barrotes”.
Estos hechos han obligado a la celebración de una corrida
extraordinaria el pasado 21 de diciembre donde al “artista” Xabier García
Albiol, “Hitlerito de Badalona”, le han dado los tres avisos y ha salido
arrollado por los morlacos que le han roto el traje del grupo parlamentario.
Los cronistas taurinos del sobre de la “Caverna” ha
declarado triunfadora del festejo a la mujer torera, Inés Arrimadas, “Fachita
de Jerez”, apoderada por el Ibex 35, torera de poco arte y mucho miedo que ni
siquiera hace honor a su apellido y se “arrima” poco y solo se envuelve en el
capote de paseo de la banderita nacional.
Los toreros llamados a sí mismos “constitucionalistas” ha
dado poco juego en general y no han convencido al respetable y aparte del
desastre anunciado de “Hitlerito”, el diestro Miquel Iceta, “Bailongo del PSC”,
ha tenido poco eco con su toreo amanerado y bailarín ante los
cuernos de los astados. Los ya
mencionados “Flequillito” y “Barrotes”, no han podido dar muestras de su arte y
han tenido que ver los toros desde los tendidos de la Maestranza de Bruselas y
la Monumental de Estremera.
La buena prensa obtenida por “Fachita de Jerez” ha relanzado
la trayectoria taurina de Albert Rivera, “Falangito del Ibex”, que ya se ve presidiendo
el escalafón después de desbancar a la “Trotona”, muy afectado por los
desplantes al tendido de Rodrigo Rato “El Mercados” y la aparatosa cornada
sufrida en la Monumental de las Ramblas por su sobresaliente o virreina, Soraya Saenz , “Menina de Fachadolid”.
La Trotana viene haciendo faenas de aliño a los toros “Corrupción”,
“Gurtel” y la vaca “Púnica”, pero no se descarta que tenga que tomar el olivo
ante algún derrote imprevisto de su lidia en el Coso de los Juzgados.
Sus peones de confianza, como sus picadores Luis de Guindos,
“Chiquito de Bankia” o Cristóbal Montoro, “El Orejas”, no paran de barrenar al noble “Pueblo” que ya
no tiene fuerzas ni para embestir.
Por otra parte, el ganado de Los Génovas sigue abasteciendo
los corruptos ruedos nacionales, aunque
la cuadrilla de los Bomberos Toreros, compuesta por Rafael Hernando, “Franquito
de Guadalajara”, Pablo Casado ,“Guerrita
de la Memoria”, y Celia Villalobos, “La Verdulera” , intenta que una
desacreditada ganadería andaluza, “Los Eres”, que pasta en los terrenos de “El
Pelotazo”, tome protagonismo, alentado por la mujer torera, Susana Díaz, “La Fontanera”, ante la llamada
que el presidente de la corrida ha hecho a Manuel Chaves, “Cabezón de Ceuta” y
José Antonio Griñán, “Falanguito del
PSOE”.
Otras mujeres toreras como, Fátima Báñez, “La Niña de las
Monjas” y Dolores de Cospedal “La
Diferida”, vienen arrastrándose por los ruedos a base de bajonazos y subidas al
olivo, puyazos al trabajador o la Sanidad Pública o compras de tanques, siempre superadas negativamente por las
crónicas taurinas de Eduardo Inda “El Cloacas” o de Francisco Marhuenda “Carnicerito de la Razón”, que hacen de mozos
de estoques de la “Trotona” o que están
encargados de llevarle el botijo al “maestro”.
Mientras, la banda de payasos toreros de “El Empastre de Génova”, que lidera
Dolores de Cospedal, “La Diferida”, sigue provocando la carcajada en los ruedos
en la lidia de sus “becerros” y la ganadería de monseñor Rouco Varela sigue sin
pagar un duro de impuestos, pese a lo caras que están las entradas para los
tendidos de “sol”.
Los diestros de otras empresas, como Pedro Sánchez, “El Calambres” o Pablo Iglesias “El Coletas”,
tienen pocas ocasiones de lucimiento ante la bronca y el bochorno que provocan
las “faenas” de los diestros que mandan, cortos de estatura y que sólo saben
torear con la derecha para los aficionados con sombrero de la Banca, que ocupan
las barreras de sombra.
¡Dios ya ha repartido suertes y les ha caído a los de
siempre!
martes, 9 de enero de 2018
El abominable ministro de las nieves
El PP gobernaba el país rodeado de patriotas y banqueros a
las siete hierbas. Sevilla era una
ciudad maravillosa que “les pertenecía”. A ellos, señoritos casposos,
capillitas, rocieros y fachas con cara de “capataz paso palio”.
No era imbéciles en absoluto, pero casi. Eran caballeros jaraneros, diestros en
manejar el caballo y maestros en refrescar manzanilla. Licenciados en “sevillitas”
de palco de la calle Sierpes o Plaza Nueva y de la caseta privada –jamón y
gambas de abril- para señoritos con y sin caballo.
-
Déjalo ya,
Mariano. En el fondo, Juan Ignacio es sólo un poeta. Un giraldillo con papada.
-
Sí, pero tiene la mala leche de los gatos romanos.
-
Es que es
un moralista de provincias de martes a viernes. El resto de la semana vive a la
sombra de la Torre del Oro.
-
Su amigo, que vivía en un piso de lujo propiedad de la
Guardia Civil, vigilaba por el tráfico. Aunque las noches de nieve e invierno
dormía calentito en su casa. En su despacho.
Era la imagen sevillita troglodita al que le había robado el caballo y
el sombrero de ala ancha. Lloraba lágrimas de manzanilla cuando viajaba a
Madrid, en el AVE –zona de bussines- desde la “Sevillilla de su arma”
Los compadres volaban, a media altura, sobre los langostinos en el vértice sabatino
de la euforia del fino, del barrio de Santacruz al de Triana, con olor a azahar
y chorizo en la solapa.
Que no le hablaran de atrapados en las autopista de las
nieves privadas, eran la pena negra del flamenco en el tablao de la libertad per cápita del fascismo
pepero. Eran los vendedores de la Biblia popular del sobre y el enchufe. Sotobarba del despotismo elitista de clase
acomodada.
-
José
Ignacio, somos los más grandes de la seguridad nacional y otras cigalas.
-
¿De verás,
tío?
-
El no va
más de las Direcciones Generales, incluidos tráficos y nevadas.
-
Pues al
José Antonio lo tengo reprobado.
-
Es que no
es de Serva la Bari.
-
Sí, pero
contrató al Piolín.
-
La noche del 5 de enero de 2.018 Juan Ignacio vivió una
noche negra. Su FC perdió ante la
canalla verdiblanca en el propio Sánchez Pijuán de fascista nombre y su amigo
Goyo, designado por la gloria de la Macarena, se calentaba en el despacho de su
casa, mientras 3.500 vehículos se llenaba de hambre y nieve en los túneles de
Navacerrada.
Una farándula pepera de cargos y servicios a la propiedad
privada con un poco de aceitunas y rebujito. La plasta con urticaria del
franquismo sevillano, vestido de
chauvinismo cateto.
-
¿Sabe
usted, mi infancia también son recuerdos de un patio de Sevilla
-
Ahora
hablemos de enchufes.
-
Sevilla y
España nos pertenecen.
domingo, 31 de diciembre de 2017
Nochevieja
Cuando esta noche suenen las doce campanadas de año nuevo,
media humanidad hará el capullo atragantándose con uvas y la otra media dará saltos de no se sabe que
alegría, bajo una lluvia de serpentinas.
Esa fingida y alcohólica alegría puede ser por sorprenderse
por estar aún vivos, por no haber fenecido ante las crisis y sus gobiernos,
ante la televisión y sus tertulias, ante la idiotez generalizada de los
“Sálvame” o “Gran Hermano” o ante Rajoy contando los años para atrás.
La Nochevieja se expande por el universo a la velocidad de
la idiocia, que como se sabe es inversamente proporcional a la inteligencia,
individual o colectiva. En algún punto
de las galaxias estarán viajando las promesas que se establecieron el año
pasado y por mucho que uno se esfuerce, sólo serán promesas incumplidas que se
disiparon con el cava.
Al final de este viaje de 360 grados uno se detiene en el
punto inmutable en que se inició el círculo, pero en el espejo han quedado las
marcas que en el rostro ha fijado el tiempo.
Sólo existen dos salidas para eludir esta maldición. Aturdirse hasta alcanzar la inocencia del
mono o esperar que la tranquilidad se convierta en la paz del espíritu, el destino gratuito hasta el fondo del universo.
En el primer caso, cuando más te aproximes al chimpancé, más
feliz serás, de modo que hay que hacer el mono con mucho empeño hasta retornar
definitivamente a la selva. Ya sea en la Puerta del Sol o en los escotes de
Telecinco.
En el segundo puede ayudar escuchar la V de Mahler o el “Adaggio” de Albinoni, pero también te
pueden conducir, irremediablemente, a la
cama o a la paz de los edredones.
No hay que pedir a los astros nada que ya no tengas, que no
merezcas, pero si esta vez quieres alcanzar un deseo más allá de tus fuerzas
sino quieres que el tiempo te convierta en humo de la memoria o esquela del
“ABC” debes liberar tu espíritu crítico antes que tus ganas de hacer el gorila.
Atragantarse con las uvas no es liberar a Prometeo. Mi
teoría, después de tantas luces, y
deseos de felicidad es que si no eres joven, guapo, rico o del PP, a los dioses
les pueden dar por culo.
jueves, 28 de diciembre de 2017
El día después del ¡A por ellos, oe!
Cuando ha pasado una semana desde las elecciones en Catalunya, continúa el bochornoso espectáculo de los medios informativos afines y comprados por el estamento bancario de este país.
Han tratado, contra natura, de hacernos creer que el mal llamado “constitucionalismo” había triunfado en estas elecciones, ya que el despliegue de recursos, presiones, medias verdades y declaradas mentiras entorno a la sospechosamente financiada candidatura de Ciudadanos les había dado un pregonado –más pregonado que real- ganador.
La realidad es tozuda y diferente. El independentismo ha resistido el envite. Su porcentaje de voto es muy similar al que tenía antes de la irregular aplicación del artículo 155 de la desprestigiada Constitución del 78.
No había “voto silencioso” ni otras zarandajas con que se ha argumentado maquinal y tradicionalmente cuando la capacidad de movilización del soberanismo, dejaba en ridículo al fervor patrio alimentado desde la Estepa.
Ha habido una participación de record, pero los abstencionistas de otras ocasiones han votado en la misma proporción y dirección que los que ya lo hacían. Se les acabó el argumento y la excusa a los estrategas del patriotismo dolido, de ventana provocadora en el balcón que mira a Suiza.
El batacazo del PP, de su política –en particular la represora y golpista del 155-, de sus políticos filonazis, de sus virreinas descabezadoras y de Mariano Rajoy, en particular, ha sido de órdago. Ni al 2 % de los votantes ha llegado una formación que se queda sin grupo parlamentario, no descabezada sino descoyuntada, pero que para vergüenza individual y colectiva sigue gobernando al día de hoy –vía golpe de estado- los destinos de una comunidad donde se les repudia y causa asco.
El papel de los medios informativos, destacando en lo zafio “El País” y “La Sexta”, ha sido abochornante. Han cantado en tono tifossi el pretendido éxito de la lista de Arrimadas, una política “recién llegada”, sin vocación conocida hasta que le llegó “el olor de las sardinas del cargo”, sin cultura política -¡Ay, ese respeto a los votantes de una imaginaria “Constitución de 1.939”!- y se han negado a aceptar que el que ellos llaman despectivamente “independentismo” sigue teniendo la mayoría parlamentaria y la capacidad de gobernar un país donde ellos son, aparte de minoría, abiertamente indeseables.
Para el resto de Hispania, los editoriales, las líneas políticas de partidos desangrados –no menos “glorioso” ha sido el resultado del PSC de un impresentable Iceta- sigue siendo ignorar la realidad. La realidad de un cuerpo vivo, que enlaza cultural, idiomática y sentimentalmente con unas raíces seculares y al que sólo se le opone la gente desarraigada, nostálgica de banderas y aguiluchos, de dictaduras, fiscales y jueces sometidos que imaginan, condenan y encarcelan por ilusorios y grandilocuentes delitos: rebelión, sedición, incitación al odio.
Unamuno –que no era independentista- escribió en una carta a Azorín en 1.907, en ella decía:
“Merecemos perder Catalunya. Esa cochina prensa madrileña está haciendo la misma labor que con Cuba. No se entera. Es la bárbara mentalidad castellana, su cerebro cojonudo (tienen testículos en vez de sesos en la mollera)”.
Pues eso. Lo que los optimistas llaman “España” merece perder Catalunya. Han hecho redoblados méritos: incitar a la barbarie con el “A por ellos, oe!, moler a golpes a pacíficos ciudadanos “armados” de papeletas de voto y ponerse de espaldas al raciocinio cuando día tras día, año tras año, se ha reclamado contra la discriminación y el ejercicio colonialista.
Se ha vuelto el Piolín, Soraya y Rajoy han fracasado con estrépito, los que iban ¡A por ellos! se han vuelto con el rabo entre las piernas y a medio cenar … quedan los golpes, la cárcel injusta para algunos y un enorme despilfarro de medios y dineros por parte de los habituales despilfarradores de turno.
Ah, y la prensa cochina –en palabra de Unamuno-.
lunes, 18 de diciembre de 2017
La Justicia es de unos pocos
Asistimos estos días al desenmascaramiento del Poder Judicial como un instrumento del Poder Político. Fiscales, Jueces y Órganos Supremos de Apelación aparecen ante nosotros como una prolongación del Ejecutivo. Plegados, obedientes y jugando un papel subordinado a los puros y simple intereses de una determinada y extractiva capa de nuestra sociedad. Es un poder hecho a la medida de la “democracia” para delincuentes y ricos en la que vivimos.
Es una “justicia” que mantiene en libertad a personas como Rato o Urdangarín mientras sostiene presos a dirigentes nacionalistas o líderes civiles. Que condena a dos años de cárcel a jóvenes músicos, casi niños, por el delito de hacer letras que molestan a los que gobiernan o que mantiene durante más de un año en duras condiciones a otros jóvenes que se pelearon en un bar de madrugada con dos guardias civiles.
Es una “justicia” que acepta sin remilgos ser la “solución” de un conflicto político en una nacionalidad histórica, descabezando o reduciendo a presidio a una de las partes en conflicto. Que libera y mantiene “in illo témpore” en libertad a terroristas de derechas que destrozaron en Madrid la librería Blanquerna, de encerrar a titiriteros o de tardar años y años en juzgar a miles de casos de miles de corruptos.
Es una justicia para los ricos, los grandes defraudadores, los ladrones en serie o los partidos mal llamados “constitucionalistas”.
El PP diseño una elaborada estrategia para copar el Poder Judicial y se introdujo mediante militantes o compras en la esencia. Mueve, nombra, cambia, cesa o degrada jueces, fiscales, supremos, constitucionales…en función de sus variopintos intereses o para la esencial labor de tapar la enormidad de sus casos de corrupción y del carácter franquista de su ejecutoria.
Siempre que el Gobierno se beneficia de algún acto escandaloso de la administración de Justicia, Rajoy y sus ministros, perfectamente aleccionados, hablan de “la independencia del Poder Judicial” y de su “enorme” respeto por la Ley.
Un “respeto” que ni tan siquiera es empírico o conceptual, porque sólo con que una decisión le sea contraria ya critican, maniobran o manipulan, cesando, destituyendo o renombrando.
La Fiscalía General del Estado es una prolongación de sus decisiones, ideología o intereses. El actual estado de la Justicia es prácticamente calcado de la Justicia franquista. La alabada “Transición” mantuvo intacta la jerarquía y la estructura judicial. Se sirve a los intereses de las grandes fortunas, las grandes familias o las grandes empresas. Un fraude de las proporciones colectivas de las “Preferentes” no ha acabado con ningún culpable condenado y muchos menos privado de libertad.
El propio presidente del CGPJ lo dice: “esta es una Justicia para robagallinas”. La también alabada Constitución de 1.978 no ha hecho nada, o menos que nada, para cambiar este estado de cosas.
Los “robagallinas” transmutados por los millones que roban, nos gobiernan. La Ley no es la ley, es “su” Ley.
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