domingo, 10 de abril de 2016

La memoria





Ha pasado un mes y no logro comprender, aceptar, la muerte de mi amigo Manolo Alcalá.  Todas las muertes de seres cercanos se nos antojan inexplicables, pero algunas te rompen tantas cosas, que, acostumbrado a la rebeldía, no terminas de aceptar.

Debo tener fatalidad con los nombres. En septiembre de hace tres años, murió Manolo Ortiz y me ocurrió igual. Los dos Manolos son personas que han configurado mi vida. Fuimos activistas clandestinos, sindicalistas y rebeldes con causa.

Ortiz era la reflexión, el análisis, el gusto profundo por la vida, incluida la política, algo que mi temperamento anarquista de base no acababa de comprender.

Alcalá era la acción militante, permanente, inagotable. Era la manifestación, la pintada, la octavilla, la reunión, la asamblea, la reivindicación como estado mental

Conocí a ambos por separado, todos, incluido yo, muy jóvenes. Se hablaba entonces del “hombre nuevo” y ellos eran dos facetas: distintas y complementarias. Su vida era un acto de resistencia frente al destino, a la dura realidad del momento, una dictadura que entonces nos oprimía y cuya alargada sombra se siguen proyectando en nuestro presente de humo.

Desde la modestia que presidió nuestras vidas, manteníamos una admiración mutua. Ortiz era el equilibrio, la acción tras la meditación y Alcalá era la disciplina, el trabajo hecho como pieza de un engranaje colectivo.

Ambos pudieron ser, política y sindicalmente, mucho más que lo que fueron. No los había mejores y el hecho de que no lo fueran no es sino una constatación de que las cosas no se hicieron bien.
Ortiz me aficionó a los fados y a contemplar los atardeceres. Alcalá- como muy bien lo definió su pareja desde los quince años- era un valiente, que impregnaba de su valentía a todo su entorno.


Me molesta –cada vez más- el invierno y he ido a buscar la primavera al Arroyo de Linares, más arriba del Santuario. He arrancado de la cuneta unas flores rojas y amarillas junto con hierbas olorosas de nombre desconocido y las he depositado sobre un pequeño túmulo de piedras que medio he apilado y he pensado en el día que compartimos sueños.

El campo, florecido en morado,  las llevara hacia la luz, pero ahora sólo la memoria –lo más importante- quedará de ellos. 

viernes, 8 de abril de 2016

La casta mundial





“A la voz del ángel huyeron los pueblos, quedaron disipadas las naciones y al recoger los despojos de los muertos el Señor de los Ejércitos fue ensalzado”
Isaías.


Una generación de ingenuos se llegó a creer aquello de los “valores” del  humanismo cristiano, de la sociedad organizadas en democracia, del respeto a la ley  y de las garantías de los derechos básicos a sanidad, educación y vivienda.

Mientras, otros, corrían hacía los bancos de Panamá a crear sociedades pantalla con una complicada ingeniera financiera con circuitos con parada y fonda en las Islas Vírgenes , Delaware o Aruba, para terminar en Andorra y Suiza, con el deseado “cero impuestos” en sus sospechosas y escandalosas fortunas.

No son muchos a nivel planetario, pero son los más importantes: Jefes de Estado, Primeros Ministros, Hermanas o Tías de Reyes, Deportistas de Élite, Escritores, Artistas, entornos de dictadores. Con un concluyente origen: de los cinco continentes
.
Son la casta. Soberano, pura casta.  De ladrones, elusores fiscales, mangantes, cómicos de la libertad, la estafa y el engaño. Y mercaderes de la palabra.

Nos han llenado la vida de grandes frases y vocablos. Patriotismo, la ley es igual para todos, esfuerzo colectivo, que pague más el que más tiene, solidaridad… Hemos oído sus discursos, tan llenos de cinismo como de usurpación y… al final venimos a desembocar en la cloaca que es el mundo en estos días.

Dos terceras partes de la humanidad pasan hambre física. Los pueblos son víctimas de las guerras económicas que declaran sus teóricos representantes o gobernantes, y al final, tras la muerte, el éxodo, la sangre y la miseria están sus mezquinos intereses: petróleo, energía, falsos patriotismos y sus cuentas. Cuanto más ocultas, parapetadas y en mínimos estados de pandereta, mejor.

Dicen algunos que esto es la agonía del capitalismo. Y me gustaría creerlo. Que su “modelo” ya no da para más que para el lujo desenfrenado de una minoría, atiborrada de asesores fiscales, bancos amigos e impuestos sin pagar.

Presumen de “liberalismo” y cuando estallan las burbujas que ellos mismos han propiciado es el Papá Estado el que tiene que salir al frente y pagar con el dinero de todos, sus miserias políticas e ideológicas.


Si alguien dijo una vez. “Que paren el mundo, que me bajo en la próxima” es ahora cuando tiene más virtualidad. ¿Cómo se puede convivir en una planeta en el que están la Tita Pilar, Cameron, Macri, Le Pen, Putin, Vargas Llosa,  Trump, y, sobretodo,  Montoro, Cristóbal? 

lunes, 4 de abril de 2016

Inventario




Me gusta tomarme un medio de montilla en una taberna de Córdoba, me gusta pasearme un domingo de sol por La Corredera, me gustan los arroyos de la Sierra en primavera,  me gusta estar en un cine de verano y comer altramuces.

Me gusta estar a obscuras en mi azotea y ver las estelas de los aviones que van a ciudades y países desconocidos, los albaricoques maduros, los mercados de frutas y verduras, bañarme de noche desnudo en el mar, las obras de teatro desacreditadas de Federico,  las canciones de Aute y Silvio Rodríguez , las playas del Sur de Mallorca, Es Trenc, Es Cargol…

 Los espetos de sardinas en un chiringuito de Los Boliches,  los teatros griegos en ruinas, tomarme un café irlandés en la terraza de un puerto, aun sabiendo que no dormiré en toda la noche y el discurso de Neruda cuando recibió el premio Nobel.

Me gustan el melón y la sandía. El verano, los atardeceres junto al mar, me gustan las reuniones con mis compañeros de curso, mi gato Veletta, Andalucía, Alberti, El Puerto, el Patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba y el azahar de abril.

No me gustan los políticos corruptos, tipo PP, los mítines y las entrevistas a Rajoy, las gambas a la plancha rebosantes de grasa, los “patriotas” con cuentas offshore en Suiza o Panamá, la Legión (y su cabra), las Coronas, los Reyes y las Reinas, las cacerías de elefantes, los coronillas, los beatos, las beatas y los fascistas de mierda.

No me gustan las tómbolas y los mercadillos de Adevida, las rifas, megáfono en mano, de muñecos de peluche, los que rezan a gritos en la calle en procesiones de “silencio”,  los monumentos funerarios a militares genocidas, los tricornios, Manolo el del Bombo y los que se ponen monteras en los partidos de fútbol de la selección,  los admiradores de Fraga y de Franco.

No me gustan los telediarios de TVE, los de Canal Sur y los de Antena 3.  Inda, Marhuenda y la madre que los parió.  “Sálvame” y la gente que se “entretiene” con Telecinco.  Los “restaurantes” de carretera que sólo tienen pollo y conejo.  Los “ultras”, en el fútbol y en la política. No me gustan ni “Felipe”, ni la “Felipona” de Triana. Los que fuman en lugares cerrados y quizás también los que lo hacen en los espacios abiertos.

No me gusta esa Europa de mierda que no respeta los derechos humanos, ni los tratados que ella misma suscribe o genera.  No me gusta la OTAN, los gobernantes y políticos europeos, el euro, los neocoms y los neozasis.  Los obispos, los curas, los cardenales y los pederastas. Los robos de monumentos públicos y las inmatriculaciones.


No me gusta el obispo de Córdoba. No me gusta Rajoy. 

sábado, 2 de abril de 2016

“YO QUERÍA ESCRIBIR LA CANCIÓN MÁS HERMOSA DEL MUNDO” (Versión de la canción de Joaquín Sabina)





“Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda,
un megáfono sindical y el empleo en puta almoneda,
una vietnamita en offset, soñando el sorpasso
un carné de los “cocos”, ginebra sin  vaso,

una asamblea, un convenio , a píe hasta Sevilla
una independencia de la patronal, un gobierno de pacotilla,
luchar con amigos, correr de los grises, descansar un rato,
citas en “el Juan”, poner la demanda, pasear al gato.

mi “Manolo Rubia”,  mi “Pedro Cortés”, obreros primero,
“Manolo Alcalá”, “Jiménez Costilla” y “Muñoz Otero”, mis tres Mosqueteros,
mi sindicalismo, mi lucha social, zapatillas rotas,
el Guadalquivir, el “Lope García”, bañarme sin  ropa.

El Barrio Naranjo, clandestinidad, no cambiar de acera,
carnet del “partido”, Caballero Ernesto, todo de primera
no sabía que la democracia duraría un segundo,
yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

Les presento a Felipe González, socialista  hortera,
a la CIA que lo apadrinó con mucha cartera,
a Alfonsito Guerra y su hermano Juan, un par de tunantes
demócratas-sociales,  la “izquierda” ambulante,

al fascista de Aznar, un perro salchicha,
corruptos y bárcenas de nuestra desdicha,
Rajoy, el mariposón, al que eligen “alcalde” los conciudadanos
cuando a Luis dice “se fuerte, mi hermano”.

Me libré de los “caras al sol” de aquellos franquistas
de Fraga y Silva Muñoz que en realidad eran unos…
y nos la dieron con queso con la Constitución
donde “Europa” y  la CIA metían su “mano en aquel cajón”.

Frente a frente con oportunistas arrié mi bandera,
y mandé mis carnets de ideas a la lista de espera,
aquella “democracia” me hizo moribundo,
y las libertades yacían en “su” pozo profundo.

Nunca pude votar del tirón
las listas cerradas de “aparatos” de antena
aquel sistemita daba mucha pena,
un quince de mayo  desperté iracundo
y muy “indignado” rebase,
la gota del vaso de este perro mundo.


Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

jueves, 31 de marzo de 2016

No hay que enviar a la mierda a quien vive en ella





Admiré en su día a Fernando Fernán Gómez. No se podía precisar porqué, pero su aire era libertario. 

Su insolencia y mal humor, también. Era una respuesta al “establishment” franquista que no tenía ni rábano ni hojas por las que coger pero que se adivinaba.

Su funeral, cubierto su féretro por la bandera de la CNT, con Enrique Morente entre otros, portándolo,  fue una afirmación de lo que se intuía para los que no teníamos acceso a los detalles de su vida privada.

En una ocasión participó, más o menos pasivamente,  en una tertulia televisiva de carácter literario, con un pretencioso presentador y unos pedantes tertulianos, hasta que al oír determinado enunciado: “Soy anarquista de derechas” –algo metafísicamente imposible-, estalló: ¡A la mierda! ¡Váyase usted a la mierda!

De este hecho queda constancia en un vídeo, accesible en internet.

Pues bien, imaginemos que un jenízaro, entresaca este video y lo desprovee de todo el contexto en el que se produjo, y, escoge sólo la parte en la que Fernán Gómez se pone escatológico,  y en un supuesto correo anónimo se lo envía veinte veces al día a otra persona. Un día, dos, tres y cuatro.

Sin tener aficiones leguleyas se puede afirmar que este hecho es un delito: insulto reiterado y constante al prójimo.

Pues bien, el correo remitido tan insistentemente puede ser “unknowned” y así creerlo el palurdo- informáticamente hablando-  remitente, pero la cuenta de correo que lo envía, no. Y mucho menos, en los tiempos que corren, para un programa especializado. –los hay a cientos-

Entonces, con un mínimo de curiosidad indignada, se descubre que el titular de tal cuenta, tiene registrado su acceso a varias redes sociales con la misma. Y entra uno en ellas y se encuentra que el tal es muy aficionado a los vídeos de retransmisiones televisadas de la Semana Santa. For example. Y de una determinada localidad. Y a todo lo taurino o que tenga que ver con cuernos.

Y se hace uno un perfil, por sus comentarios, del grado de inteligencia, catadura moral o política del individuo, jenízaro o pecho lata.


Entonces, una inteligencia –tan solo normal- entiende que lo mejor es el bostezo. ¡Para que re-enviar a la mierda a quien vive en –o es- ella misma!

miércoles, 30 de marzo de 2016

Rascarse es muy bueno para la piel

Por un motivo particular –cansancio- anoche dejé de entrar en las redes sociales a una hora relativamente temprana. 

Esta mañana, al levantarme, toda una nueva generación de trollers e “indignados del imperio” me había llenado el correo de anónimos e insultos variopintos, algunos hasta divertidos.

Otros, más osados, asomaban su frustración chulesca en posts de mi propia página. 

Desde el pasado sábado he contestado una veintena de estas “producciones”. He reiterado argumentos, posiciones y planteamientos ideológicos. Sin ningún resultado. Sólo el chauvinismo supuestamente herido y el viva esto y el viva lo otro. 

Un guerrillero de Pancho Villa, cansando de galopar y repetir que ¡Viva Méjico!, dijo: ¡Que viva, pero que viva más cerca! Pues eso, que viva lo que ustedes quieran pero que viva sin tantos anónimos y sin tanta chulería. 

Resulta muy obvio que no puedo pasarme la vida contestando y repitiendo argumentos. Pero insisto en algunos de ellos: mis abuelos paternos murieron prácticamente en la inanición por el vacío que le hicieron las autoridades –civiles y religiosas- del momento porque eran familiares de “rojos”, un hermano de tres de años murió en un bombardeo cuando escapaba de ese pueblo en un convoy civil ante la inminente llegado del terror fusilador en forma de coronel Cascajo. 

Que a la visión cortoplacista, triunfal e imperial, de estómagos agradecidos al poder, abstracto, del de cada momento, no le gusta que me a mi subleve ver un símbolo de aquella tiranía paseado en un cojín, pues que se queden con sus gustos estéticos y con su simbología, que yo me quedaré con la mía.

Durante dos décadas mis opiniones escritas, al margen de capacidades profesionales, fueron silenciadas y bloqueadas por las mafias de la comunicación, que como las meigas, haberlas haylas en mi ciudad.

Con la irrupción de las redes sociales, al menos, puedo expresarlas. Pero, aparte tranquilidad ideológica, no gano nada. Suficiente para que el nivel que mi hígado soporte a insultadores, macarras y fachas descarados sea el mínimo.

Una herramienta, que está al alcance de todos, me permite, cada mañana, eliminar a los perfiles falsos, a los que insultan anónimamente y a quien, simplemente por olfato, me parece que no tengo porque aguantar. Lo hago y lo seguiré haciendo. 

Y si les pica que se rasquen.

lunes, 28 de marzo de 2016

Los "valientes" del Imperio



El facherío militante de un pueblo de la provincia de Córdoba se ha vestido de “guerracivilista” a propósito de un post mío relativo a un imperio de Roma.

Bajo la “valiente” forma de correos anónimos, comentarios insultantes –algunos con clamorosas faltas de ortografía- y valoraciones chauvinistas sobre “su” pueblo, sus “tradiciones” sacrosantas e incriticables, pretenden descalificarme a mí y a mi escrito.

En mi escrito, no cito, reseño o señalo a pueblo alguno. Y como acerté a explicar a un interpelante-antes de que me bloqueara- pretendía crear una simbología con el “prendimiento- por sus verdugos de todo el pueblo andaluz.

Con el fanatismo cortoplacista que les caracteriza, los enervados miembros de una comunidad señoritista y cateta, pretende hacer creer que “no hay paro” en esta población y que los registros estadísticos son en realidad “economía sumergida” y que “!Viva esto y viva lo otro!

Este es todo su nivel dialéctico y de entendimiento y considerar la “cumbre” de la imaginería religiosa a un tallista que fabricaba santos y vírgenes como rosquillas, que elegía a su amante como modelo de su “obra cumbre” y que a pesar de esta producción tan afín al trono y al incienso, le fue denegada la extremaunción por el obispo de la época.

Tengo enterrados familiares en la fosa común del cementerio de ese pueblo y jamás renunciaré a reivindicar ni su dignidad ni la legitimidad de su pensamiento, por muchas amenazas –revestidas de la “valentía” de decenas de anónimos-  que lleguen a mi correo, a mis cuentas en las redes sociales o en persona.


¡Qué “vuestra” Magdalena os guie!