viernes, 11 de marzo de 2016

Manolín





Esta madrugada han cantado en mi patio los mirlos que anidan en el Palacio de Viana. A pesar del frío la primavera debe estar muy cerca.  Pero hace unas noches una voz lúcida pero desgarrada me dio la noticia: “Se ha muerto Manolo”.

No estoy seguro de que estuvieran oyendo la radio cuando me dirigía en coche al tanatorio, pero acierto a recordar que oí el nombre de varios forajidos que ensucian la vida pública.  Manuel Alcalá, “Mao”, mi amigo, el ser más limpio, y por algún momento he pensado que él ya formaba parte de una militancia etérea que daba la batalla a la peste que nos asola.

Tal vez Manolo esté ahora convocando a una reunión de obreros, apelando a su conciencia de clase, allá en algún lugar del espacio universal, o esté afiliando al sindicato de luchadores a figuras níveas de ese ignoto lugar, pero yo seguiré esperando -¿o será recordando?- cuando Manolín, infatigable tras su mella dental, se pasaba por mi lugar de trabajo: “Niño, que esta tarde nos vemos para discutir el anteproyecto de convenio colectivo”.

Para él siempre había una reunión pendiente, una asamblea que preparar,  una pintada que hacer o un “Mundo Obrero” que vender.

Esa fue la pequeña patria de mi juventud militante: las reuniones en el “Juan”, la entrega de carnets en la casa rural en la parcela clandestina, la manifestación del “30 de abril” para el 1º de mayo… y Manolín siempre presente.

Manolo seguirá existiendo sobre la base de sí mismo: incansable, insobornable, puro ante la lucha social y la conquista de libertades. Un viento de tormenta se llevó las libertades por las que luchamos varios lustros y nos quedó sólo el olor a tinta de la vietnamita, las madrugadas en los polígonos industriales llamando a la huelga en pasquines caseros y aquella calidez humana tras cada nuevo y permanente esfuerzo de lucha.

Manolo Alcalá ha muerto, pero nos queda la rebeldía intangible del ser más puro. Luchó, más que nadie, por la libertad y se mantuvo siempre limpio de las suciedades de algunas políticas y políticos.


Canta ahora el primer mirlo de la primavera sobre la peste nuestra de cada día, y aunque todo parezca derruido, en algún lugar el esfuerzo humano habrá encontrado un punto de belleza en que apoyarse: un fuerte perfume a libertad. 

jueves, 10 de marzo de 2016

Europa instalada en la merde





Llevan dos mil años contándonos el cuento: la civilización occidental, europea y cristiana. Una cultura de “valores” y humanista. Las libertades y las tolerancias.

Luego aparecen las inquisiciones, las guerras de religión, las guerras coloniales, las civiles, 100 millones de muertos en dos guerras mundiales y los que hacen negocios con ellas desde las judicaturas, las catedrales, los principados y el hambre ajena.

Desde que se inició el “invento” no han cambiado los papeles ni los protagonistas.  Ahora hacen morir a la intemperie a millones de desharrapados de pan, patria y justicia, mientras los nacismos crecen en sus gobiernos y cancillerías.

En esta florida ceremonia de la mentira no cumplen ni la décima parte de sus exiguos compromisos, sus cartas magnas europeas, sus derechos del hombre y el ciudadano y sus declaraciones universales de derechos humanos.

La carne de pobre, sirio, iraquí o afgano, se pudre al viento helado, a las tormentas de invierno, mientras en los confortables palacios de Bruselas confluyen la vacuidad y la ambición, sin que se asome la sombra de la guillotina.

Europa, que vivió el drama supremo del genocidio judeo-gitano-comunista, asiste impasible, corrupta y miserable, al drama de los pueblos en sus fronteras de miel y fascismo. Si al menos tuvieran la decencia de no invocar ningún valor humano, caritativo o religioso, nos quedaríamos justo con lo que son y han sido: un pozo infinito de egoísmo y miseria humana.

En las cancillerías y gobiernos de Europa, ese proyecto fallido y maniqueo, afloran los politicuchos de tres ideas de falsa ideología, los capos y los traficantes intermedios que ocultan a banqueros y caporales del capital, los vendedores de humo y trabalenguas: “una máquina nunca conseguirá hacer una máquina” y el “alcalde elige a los vecinos que son los que eligen al alcalde”, a los gánsteres con acta de diputado/a y a los que lleva sangrando su úlcera fascista hace mil años.


Europa, sus falsos mitos, sus falsas libertades y su falso humanismo están donde han estado siempre,  en la merde. 

sábado, 5 de marzo de 2016

La política como laxante









Ceno tarde. Con una extraña abstinencia respecto al debate de investidura busco entre los distintos canales alguno que se ocupe del tema. Encuentro a uno indeseable.  El “Canal 24 horas de TVE” con una tertulia de no menos indeseables, empezando por el presentador, Sergio Martín. Les rezuma el sectarismo, el odio avanzado a todo lo que sea “izquierda”.

Entrevista a Rafael Simancas, miembro de la Ejecutiva del PSOE. Este les gana en odio y primitivismo.  Le piden una opinión de la fallida investidura y larga un mitín cerril contra Podemos y Pablo Iglesias. Ni un átomo de análisis, autocrítica o reflexión.  Repite como un papagayo y en reiteradas ocasiones que “Pablo Iglesias ha traicionado a sus votantes y a las fuerzas del cambio”. 
Esta es toda su dialéctica que suena a eslogan de próxima campaña electoral.

Me pica la curiosidad. Cojo la calculadora.  Resto a los 219 votos negativos obtenidos por el candidato los 69 de Podemos y Compromís. Me salen 150.  Algo falla. Aunque Podemos se hubiera abstenido, la candidatura, con 131 apoyos, habría sido derrotada.

La pataleta de malos perdedores es evidente.  Creo que Pablo Iglesias no ha estado bien en los dos debates de la investidura y no por su referencia a la cal viva, que es tan cierta como impune, pero la incapacidad intelectual y política de sus acusadores es manifiesta. Se creen que todos somos retrasados, incultos o que no tenemos memoria.

Consecuencia: vivimos abocados a la mentira, el engaño electoral y electorero y a políticos como Simancas, toda la vida en el aparato y en el cargo y ahora se presentan como el “cambio”.

Un punto a la calidad en el debate, puesta entre el corsé del tiempo por Gabriel Rufián y Alberto Garzón. Estaría bueno que cuarenta años de lucha contra el franquismo, en la calle, en las fábricas, en los barrios y en las cárceles fueran a ser glosadas, interesadamente, por un señorito vendedor de “preferentes”. En el “centro” (falangista) del “cambio”.


Podrán ilegalizar todo lo que quieran del presente y del futuro. El pasado no lo pueden abolir. Hay una cosa que se llama bicarbonato. 

martes, 1 de marzo de 2016

Una propuesta urgente para la votación de investidura




Acabo de ver el discurso  de Pedro Sánchez como candidato a la investidura como Presidente del Gobierno. No puedo decir que esté ni impactado, ni traumatizado, ni, muchos menos, emocionado.

Es lo que tiene el socialismo en su versión socialdemócrata, que es absolutamente previsible. Que hay que, pongamos por caso, bombardear Libia, se bombardea. Que hay que pactar con el diablo, se le piden prestados los cuernos.

Pero cojo con urgencia el teclado porque recordando a un amigo mío –probablemente “el mejor” en muchas cosas- que decía que en  política hay que “jugar a la florentina”. Evocaba así a la Florencia de los Médicis donde, decía, “los rivales se apuñalaban entre sí con una sonrisa”

Ante el atosigante relato en verbo indicativo de Pedro Sánchez –hubiera sido mejor en subjuntivo- de “la semana que viene” se me ha ocurrido algo en la línea, también florentina, de Maquiavelo.

Militante en la práctica de Izquierda Unida, pero muy cercano a Podemos, sugeriría a la formación de Pablo Iglesias que atendiera el ruego crispado del PSOE y se abstuviera. Que salga elegido Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno.

¿En qué condiciones iba a gobernar? Absolutamente supeditado al voto de la izquierda  y de los nacionalistas. Era el momento de exigirle la aprobación, más o menos inmediata,  de todas las medidas progresistas y anti-PP que pueda haber en su acuerdo con Ciudadanos.

En el momento que se mostrara renuente o no cumpliera alguna, abajo con él y su gobierno. En cuanto tuvieran que aprobar unos presupuestos que pretendieran plasmar una política neoliberal, más de lo mismo.

Esta situación nos vendría bien para combatir la miseria física y la melancolía que nos ha impuesto el PP y el tiempo entero se acumularía en el presente. El pasado de Rajoy sería una liquidación y el futuro socialdemócrata no pasaría de una hipoteca.

No creo que el dúo Sánchez-Rivera obtuviera mucha “gloria” de esta tesitura y al menos, el consuelo de verle la cara a Rajoy, Hernando o Celia nos compensaría con creces de esta  calentura.


Veneno puro. 

sábado, 27 de febrero de 2016

La prostitución de Andalucía y el andalucismo






“La mejor forma de resolver un problema es investigar sus causas y sus interrelaciones con los otros problemas. Y así, con la intachable y eterna voluntad andaluza de belleza a la que agrega la actualizada aspiración a un compartido bienestar, el Congreso de Cultura podría ofrecer a nuestro pueblo, es decir, podrá ofrecernos, su primitiva imagen, eliminando los infames retoques y la propuesta de unas conclusiones que este pueblo, nosotros, pueda asimilar como propias para cumplir su porvenir, de acuerdo con su historia. Porque la historia no es simétrica, pero en ella, de una manera sutil, coinciden siempre memoria y profecía. Vivamos pues, a partir de este instante, una hora de esperanzas y recuperaciones; no de iras y de pérdidas. Una hora de corregir lo que otros no supieron ni quisieron hacer. Una hora de exigir de cada uno, rotunda y solidariamente, bajo juramento, erigirse cada uno en responsable de su conciencia, de su casa, de su oficio, de su trozo de acera, de su trozo de la ciudad en que vive, de su trozo de Andalucía. Quienes quieran lo mejor para su patria conózcanla antes a fondo porque es el conocimiento quien engendra el amor y el amor quien multiplica y perfila el conocimiento. Eso es lo que aspira a demostrar este Congreso. Y naciendo en el sitio en que nace, en este reducto tantas veces sagrado y venerable y materializador de cultura, no es posible que fracase. Para fortificar tal seguridad, yo pido por amor, sólo por amor, que es una obligación devota, que es un trabajo liviano, que es un jocundo esfuerzo, yo pido la apasionada colaboración de todos, que para todos hay tarea en la larga marcha que hoy iniciamos hacia la Andalucía de la provisión. Hermanos andaluces, para que desde ahora podamos serlo con más orgullo, con más seguridad, con más ilusión, con más gozo que nunca, ¡viva Andalucía viva!”


Las palabras que anteceden son la parte final del discurso que Antonio Gala, un andaluz cabal,  pronunció el 2 de abril de 1978 en la apertura del Congreso de Cultura Andaluza celebrado en Córdoba.

La realidad posterior a esto es que Andalucía ha vivido dos momentos de gloria de su identidad como pueblo, el cuatro de diciembre de 1977 y el veintiocho de febrero de 1980, a todos los demás momentos se les puede catalogar de “luctuosos”.

La luctuosidad deriva de que el centralismo patriotero hispano, el economicismo impuesto, la corrupción, las ambiciones de poder, el clientelismo, el sucursalismo borreguil de los partidos más votados, han vuelto a secuestrar la identidad andaluza y a los andaluces y nos venden, desde sus sospechosas tribunas, institucionales y mediáticas,  un discurso hueco, falso, oportunista y demagógico.

No creen en Andalucía los que cada final de febrero se envuelven en su bandera, se refugian y protegen con ella de sus abundantes desafueros y corruptelas, los que han hecho posible la mayor  tasa de desempleo de Europa, los que amparan –y defiende- la infame estructura de la propiedad agraria, los que nombran “hijos o hijas de honor” a los máximos exponentes del latifundismo, los que maltratan nuestra forma de hablar, los que amparan los privilegios exagerados y milenarios de la Iglesia en nuestra tierra, los que usan y abusan del tópico y la pandereta.

¿Dónde está el orgullo andaluz que reclamaba Gala? No por ventura puede estar en esos representantes que se sienten antes subordinados a sus corruptos partidos que a la realidad, dignidad y problemas de Andalucía.


¡Viva Andalucía Libre! Pero libre, antes que nada, de esa lacra de sectarios, doblegados y ruines políticos que con impostura y desvergüenza se dice que son nuestros “representantes”. 

miércoles, 24 de febrero de 2016

La borracha que susurraba a los senadores




Es probable que tras los visillos, la gente estuviera revisando sus pertenencias, antes del vermut del mediodía, pero aquella trama, aquella camada de recontadores de billetes, se había apropiado hasta del Miguelete.


Aquella voz de aguardiente, 25 años “mártir” de la ciudad y el cargo, se estaba comiendo una “bolsa de rosquilletas”, ensayando lo que tendría que decir –presuntamente- ante el Tribunal Supremo.

-          A ver, “investigada”, ¿qué sabe usted de naranjas?
-          Por sacos.
-          ¿Y de bolsos de Vuittón?
-          No vivo de cutrerías.
-          ¿Y qué es la enfiteusis?
-          Que responda Paco, que siempre lo hace por mí.

En las cafeterías se veían cachorras de facha con minifalda, aprendizas de una forma rabiosa de vivir. De beber. O de robar. Alguna querría ser como ella: la mejor. Según los capos y capas de la “organización”.

De orientaciones –salvo en el beber- indefinidas, todo apuntaba a que “la habían pillado con el carrito del helao”. Ni siquiera se podría decir que fuera “de derechas”, era de la “cosa nostra”, del trinque organizado, de los yogures sexuales y siempre, siempre, del “escocés”. El whisky.

-         ¿Te gusta?
-          Es ideal con el caloret
-          ¿El ron o el bolso?
-          Me he pasado algo con las hombreras.
-          Es que eres muy hombruna, hija. 
-         
-        
-          .
En las plazas, en las fuentes, en el puerto, se oía el rumor del pueblo: “El pueblo robado, está muy peperado”. Cerraba las ventanas y los visillos y se dedicaba a lo suyo: el coñac. Estaba muy atareada, en cuarenta días no había ido al cargo público por el que cobraba 4.000 del ala al mes., pero los lacayos (los suyos) decían que era “impecable” e “Intachable”.

Dormía las siestas en el escaño, mientras los efluvios de ginebra atufaban a las señorías más cercanas. Todo un susurro. O una terapia de grupo para chorizos/as.  El hampa de las instituciones adoraba a esta señora tan basturrona, que les sacaba las castañas del fuego de la financiación por el módico precio de mirar para otra parte cuando se pegaba esas comilonas a costa del erario público o dormía la mona donde reside la soberanía popular.


-          
Aquella voz de minero a las cinco de la mañana, aquella presencia empaquetada, aquel trasunto de la feminidad del pleistoceno, aquel vino de Oporto, aquella “agua de Valencia”, iba camino del desaforamiento, de la trena de Picasent o de la melancolía de los paseos en Fórmula Uno. Era, en fin, la Bella Durmiente del Escaño. La que susurraba a los senadores, sumergida en alcohol de quemar.
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domingo, 21 de febrero de 2016

¡Andaluces, levantaos!





Un partido político que lleva 39 años gobernando en Andalucía, lo mismo que si estuviera gobernando en la Rioja, pongamos por caso, se ha despertado este febrero con una indigestión de “andalucismo”.

Nuestra comunidad es la primera región, dentro de las 28 naciones de la fracasada Europa,  en índices de desempleo, se han arruinado y deslocalizado todas sus industrias, la pobreza “técnica” supera el cincuenta por ciento de la población, la eficacia de la enseñanza y de la prestación sanitaria está a la cola de la cola y únicamente vivimos del turismo y la pandereta.

Pues el partido que sempiternamente nos gobierna está muy autosatisfecho y en un atracón onírico dice que su actuación es “sinónimo de conquistas sociales y progreso”. También dicen que su partido “es un valor para el futuro andaluz”.

En la proximidad del 28 de febrero han hecho lo que su presidenta: “envolverse en la verdiblanca”, poner un hashtags en la redes sociales que se llama “#YoConAndalucía” y todos tan contentos. Hasta febrero del año que viene.

Si, hasta el febrero que viene porque cuando pase, todos serán más centralistas, “nacionalistas de Madrid” y patriotas unionistas que nadie.  Qué a folclóricos, verbeneros y patrioteros no hay quien nos gane.

Alguien, un regeneracionista, dijo: “Siete cerrojos a la tumba del Cid”. Aquí los cerrojos se los ponen al sentimiento andaluz y andalucista de marzo a enero. En febrero se les llena la boca de Andalucía, de “pertenencia al proyecto de todos” y otros zarandajas de gabinete.

El gobierno de Andalucía y sus gobernantes están o han sido acusados de “distraer” cientos de millones en ERES vergonzantes, de dilapidar otros cientos de ellos –de millones- en imaginarios e improductivos cursos de formación, y, todos ellos con la excusa y coartada de que eran destinados a atajar su mayor problema social: el desempleo.  Han creado una administración paralela con miles de cargos nombrados a dedo, con el único requisito de llevar el carnet –el del partido- en la boca, y están encantados de haberse conocido.

Y encima presumen y cantan el himno con los cincos dedos de una mano abierta cuando debería prohibírsele utilizar sus sagrados símbolos en vano, hasta que restituyan, física y políticamente, todo lo que nos han robado.

El tiempo nos condena siempre, y a todos los “salvaores” acaba enterrándolos en el fracaso.


¡Andaluces, levantaos!