domingo, 30 de noviembre de 2014

Epitafios imaginarios de tumbas imaginarias





Luis de Guindos:             “Volveré, y seré millones, brothers, and Lheman.”
Cristóbal Montoro:        “El cielo estrellado sobre mí, los recortes sobre vosotros”
Felipe González:             “Esta puerta no gira”
José María Aznar:          “Aquí yace un arma de destrucción masiva”
Alfredo P. Rubalcaba:    “Desaparecido en combate, apareció aquí”
Jordi Pujol:                     “Una tumba no es suficiente para un banco”
Manuel Chaves:             “Aquí yace una cabeza como el escudo el Barça”
Fátima Báñez:                “Aquí yace la dignidad de los trabajadores”
Cayetana de Alba:          “Me he vuelto a casar, ¡Satanás, cariño!”
Isabel Pantoja:               “Omo lava blanco”
Miguel Ángel Rodríguez:”Toi bodacho”
José Antonio Nieto:        “Abrid esta tumba, al fondo hay un obispo”
Soraya S. de Santamria: “En realidad no estoy muerta, solo vicemuerta”
Ana Mato:                      “Mi lucrativo viaje acaba aquí”
Francisco Granados:      “Prefiero estar en Ginebra”
Emilio Botín:                  “Me debéis un gusano”
Ignacio Wert:                 “No sé qué hago aquí”
Artur Mas:                      “Perdónenme, me estoy separando”     
Kiko Rivera:                    “Aquí sigo descansando”
Jauma Mata:                  “Allí donde estuve todo era Palma. Y Arena. “
José A. Monago:             “Disculpen el polvo”
Francisco Camps:           “Fui un ejemplo, lo dijo él”
Íñigo Errejón:                 “Mi vida fue una beca”
Antonio Gala:                 “Murió vivo”
Rita Barberá:                 “Gané más que nadie”
Pablo Iglesias:                “Si se puede”
Juan Carlos de Borbón:  “¿Por qué no te callas, elefante?”
Carlos Fabra:                  “Sólo veía la mitad, ahora no veo nada”
Adolf Hitler:                   “Parece que se ha ido, pero no te fíes”
Manuel Fraga:               “Odiado por sus enemigos, temido por sus amigos”
Francisco Franco:           “Arrebató la libertad al pueblo y se murió de asco”
Mariano Rajoy:              “Aquí descansa él, y en España descansamos todos”

Y uno hermoso y real:

César Vallejo:                 “He nevado tanto para que duermas”.



sábado, 29 de noviembre de 2014

La Mato no mata, participa lucrativamente



España es una tierra de promisión sembrada de corruptos, que suele ofrecer buenas cosechas. Una vez, en Valladolid, -con “uve” y no con “efe”- se produjo una de estas. Y de allí surgieron desde iluminados con bigote, borrachos al volante y panteras, digo jaguars, de la política.

José Mari había cazado al ojeo una bandada de cebollas con bolsos de Vuitton. Y a la “pequeña Nicolasa” cuando venía de su sesión diaria de rayos UVA. Por eso no extraña que nuestra protagonista, además de tener débil la mano y la bolsa de recibir regalos, también tuviera floja la boca: “los niños andaluces son prácticamente analfabetos” dijo aquella lumbreras, hija de un alférez de navío.  Todo el resto de su vida le ocurrió igual.

             -¿Qué le vas dejar a los dependientes, hermosa?
             -Pobres, están descarriados por la atrasada política social que se ha llevado a cabo.
             -¿Se les mata a recortes y atrasos en los pagos o los privatizamos, también?
             - A mí lo que me preocupa es ver como visten a mis hijos cuando van colegio.

Este fenómeno de la naturaleza siguió impertérrita, entonces dijo: “«los niños andaluces impartían las clases en el suelo” y aquel día no cagó.  Cuando su casa y su garaje empezaba a llenarse de coches de lujo, -que ella no veía- y cuando su entonces consorte le parecía ya más a don Chicho que a Blas Piñar – y eso que se parecía a ambos-  a aquella Nicolasa la nombraron ministra. Nada menos que de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Y pasó lo que tenía que pasar: que nunca la sanidad fue más insana, nunca hubo menos servicios sociales y menos igualdad.

-           A ver, Anita, si eres capaz de decir de una tacada: Te-ra-pé-u-ti-co.
-           ¡Carchuto!
-           Que no hija, que no es cartucho, que es terapeútico.
-           ¡Frigorífico!
-           ¡Mi capitán, la recluta es tonta del culo!
-            
A pesar de estas dotes de competencia, su jefe –amigo- la defendía a barba, trote- de trotar en Pontevedra- y espada.  Y ponderaba sus virtudes competenciales y intelectivas que nadie veía. “Llegará muy lejos” dijo el de Pontevedra, leyendo el “Marca”. Y si, claro, fue hasta Disneyland, pagando un señor con bigote con el que coincidió en una boda de una de las hijas de Al Capone, digo de un señor bajito con bigote que cobraba comisiones en Libia.

A Anita le gustó mucho aquella gala con lo más granado –incluido Paco- de los corleones genoveses del país, o quinta de recreo, donaciones y sobresueldos, de la cosa nostra.  Tanto que contrató a los payasos y a los confetis para una comunión que tenía que celebrar. ¡Qué emoción, todo tan in, y adema gratis! Total, pagaban otros con “bigote” y “correa”.

             -¿Sabe usted porqué metieron en el trullo a un tal Alfon, en el siglo pasado?
             -Le regalarían muchos jaguars y viajes dorados.
             -No, señorita “No me consta”, porque hizo mal la declaración de la renta
             -Uff, me voy que tengo que “arreglar” la mía

Y en esto que estaba por allí el Ébola y, ni corta ni perezosa, se lo trae a Europa. Todo el mundo temblando, no de la extrema gravedad de la enfermedad, sino por quien era la responsable de gestionarlo. De Algeciras a Laponia todo el mundo cagaó.

El olor le llegó a Mariano cuando estaba tocándose la cara con un guante y entonces encargó del tema a un medio pollo aviar en forma de vicepresidenta.  Pero, que hacía con Anita. ¡La Mato, dicen que pudo decir! Y es que, claro, estaba llamándola. Como un juez con tupé, que no es que la llamara sino que la imputaba: Partícipe a título lucrativo. Mariano lo tenía a huevo. Así no se las ponían ni a Fernando VII.

             -Ana, eres más inútil que el rabo un  higo.
             -Mariano, déjame de diputada, con sus dietillas y eso, y dimito.
             -Bueno, ve y dile al Pujalte y al Floriano que te defiendan como ellos saben hacerlo.
-¿Sí? Va a salir a relucir eso de comer  jamón y robar  gallinas. Y voy a perder el bronceado.
             -¡Hija, peor lo tiene el Monaguillo!

El mundo sigue igual, dice Iglesias, -Julio, no Pablo-y  esta inútil de la “buena sociedad”, esta pija, modelo castellano, acostumbrada siempre a ver cómo le “visten y lavan el culo a sus hijos”  terminará sus días en un chiringuito en Marbella, tocándose la cara con un guante después de pelarse unos espetos a la brasa.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

Versión de "¿Qué dirá el Santo Padre?



Miren como nos hablan de libertad
cuando de ella nos privan en realidad
miren como pregonan la transparencia
y nos roban millones sus “excelencias”.

Que dirá el Mariano
desde Galicia
si crecen los corruptos
y su avaricia.  

Miren como nos hablan del paraíso,
el Guindos y el Montoro
los dos mangantes,
y el paro tiene cifras espeluznantes.


Que nos dirá la Cospe
desde Toledo
si sus chorizos roban
con cinco dedos.

Los curas pederastas
están muy tranquilos
abusan de los niños en sus cojines
y se tumba en el suelo, Javier Martínez.

Que nos dirá Bárcenas
desde la cárcel
si el señorito Arenas 
es de su “cartel”.

Entre más injusticia, señor Fiscal,
defender a la Infanta
en vez de acusar
y las leyes se pone
en el ojal.


Que dirá el santo padre
que vive en Roma
que le están degollando

a sus palomas

lunes, 24 de noviembre de 2014

La casta



Roban, corrompen, compran, venden, descomponen, bendicen, destrozan, esquilman, desvían, poseen, aflojan, acuerdan… la casta.

Lucen, maldicen, piden, obtienen, abrevan, abusan, satisfacen, muerden, roen, corroen, acoplan, enganchan, reparan, lavan, humillan… la casta.

Chupan, matan, procuran, pican, hacen, intoxican, emplean, mueren, recolectan, desmesuran, arden, pederastean, violan… la casta.

Descontrolan, claman, alardean, palpan, votan, reprueban, absuelven, desprestigian, emborrachan, mean, reducen… la casta.


Reducen, silencian, enfrían, engullen, tarjetean, destiñen, aprietan, blasfeman, acompañan, osan, terminan, desnudan, adoban, afilan, preconizan… la casta.


Ocultan, secretean, obvian, exponen, escriben, asilvestran, espacian, salvan, condenan, convierten, cagan, follan, anhelan… la casta


Politiquean,… la casta.


Son... la casta 

domingo, 23 de noviembre de 2014

Los nobles también mean



En la redacción de un periódico de provincias, el director alecciona a sus miembros: “Cubrid la muerte de la duquesa desde todos los ángulos. Las diez primeras páginas al completo. Resaltad su vinculación con la ciudad y provincia, que parezca que ha nacido y vivido aquí.”

En un barrio marginal de la misma ciudad, mirando la televisión desde el alféizar de una ventana, tres parroquianos comentan la actualidad:

             -Se ha muerto la vieja pelleja esa, de Sevilla.
             ¿Pero estaba viva, yo creía que era una mojama?
             No te jodes, no podía ser más vieja y más puta.

En el balcón de la estancia del Ayuntamiento que da al campo andaluz terrateniente, un alcalde de izquierdas, da instrucciones al secretario:

-           Que se convoque una misa por su eterno descanso
-           ¿Una misa?
-           Una misa o un velatorio, qué más da.  Este pueblo es casi suyo, no podemos morder la mano que nos ha dado de comer

El director del periódico, el macarra que trafica y el nominal alcalde de la nominal izquierda son, en realidad, de ambigua ideología. O de una sola ideología: la reverencia ante el poderoso y el que paga, aunque sea en dádivas limosneras.

El único enigma de estas mentes es con que van a guisar las habichuelas del día siguiente. La ética periodística, la coherencia política y la conciencia de clase no han existido nunca. Este es un mundo de banqueros, presidentes y partidos corruptos y aristócratas dueños de la tierra de la odiosa molécula postmodernista. Los cursis dirían: el statu quo.

Una multitud verbenera aparece en las imágenes de la televisión ante el féretro de la momia. ¿Serán los mismos, trasmutados en el túnel de tiempo, que hace treinta y nueve años?

En el decrépito bar del decrépito barrio de parados, macarras y pequeño-traficantes, moriles y dominó, un ex legionario comenta:

             -Pissha, que se ha muerto la duquesa

El colega responde:

             A mí, la duquesa y tú, me la reflanflifan


martes, 18 de noviembre de 2014

¿Qué aplauden sus señorías?




Todavía resuenan en mis oídos los aplausos.  En ese espacio abierto de la televisión, pero cercano al confinamiento de la verdad, oigo a unos representantes del pueblo aplaudir a un energúmeno con corbata que, arbitrariamente, ha criminalizado a una trabajadora sanitaria. El aplauso es una metáfora de aprobación, una convulsión más de la casta asilvestrada que nos mal gobierna.

Veo y oigo también un reportaje sobre una conferencia de una quimera de buen gobierno. Los reunidos también aplauden a un señor que ha explicado una baratija de justificación sobre cómo ha viajado con cargo al erario público para satisfacer una necesidad del bajo vientre. Aplauden como locos y gritan y vitorean al delincuente.

A partir de aquí se comprenden como hay ciudadanos que estrellan sus zapatos contra el televisor. Estos personajes, que cobran dietas, sueldos y bagatelas varias rompen el principio de Arquímedes: desalojan más de lo que pesan.

Aplauden el delito y alegan presunciones de inocencia cuando lo que deberían hacer es ahorrarnos el trabajo de ahorcarlos y suicidarse. Deberían arrojarse por las ventanas de sus hueros parlamentos y convecciones y probar a ver si salen volando.

Son cetáceos llenos de flato que chapotean con sus manos defendiendo a los de su misma condición moral. Corporativismo delictivo. Son como el ministro que denegaba cualquier reforma en un colegio y aprobaba jacuzzis en las cárceles porque decía que él no iba a volver a clase.

Aplauden los exabruptos de un gorila médico y los viajes de un picha floja porque ellos son chimpancés de la política  y flojos de la mente. Viven en el sobresueldo y el absentismo y, encima, nos legislan para la transparencia.

Creo que estos aplausos los han condenado para siempre y que el más absoluto de los fracasos cerrará, sin piedad, sus enlodadas vidas.


¿Qué aplauden sus señorías? 

sábado, 15 de noviembre de 2014

Cuento breve para acabar con todos los cuentos




“La tarde huele a paja quemada y los murciélagos bailan dentro de un vapor de oro mientras tú vas pasando las hojas de un álbum cuyas imágenes son humo de la memoria. “ Manuel Vicent.

Érase un país gobernado por un mal actor secundario. Muchos de sus ciudadanos eran ladrones profesionales que impulsaban una cleptocracia y plutocracia de sociedades anónimas, bancos en quiebra y monaguillos viajeros.

La marea los había arrastrado a distintas playas, unos robaban desde su tarjeta black y otros atemorizan a las poblaciones con su fracking y luego cobraban 1.300 millones por adelantado por dejar el fondo marino agujereado

Otros robaban desde el boletín oficial o con cajas en B, recibían “donaciones” por el otorgamiento de obras públicas o hacían ERES donde jubilaban con 30 años al novio de su portera.

Al cerrar aquel álbum de fotos se pondría pensar que la población era muy desgraciada. Que robaban sus salarios y pensiones, les recortaban en sanidad y educación y atracaban sus pensiones
.
Era verdad. Y los desahuciaban de sus casas para que los bancos que habían recibido miles de ducados de ayuda pública para frenar sus miles de agujeros negros pudieran presumir de una eficacia que nunca habían tenido. Ni tendrían.

Casas reales, infantas con sus yernos, aristócratas, clérigos, altos funcionarios, políticos, alcaldes, concejales… robaban con fruición y a diario. Los jueces miraban los cadáveres del techo y para no oler la corrupción usaban mascarilla.

De pronto apareció un flautista que encantó a aquellas ratas. Tenía coleta y tocaba el violín además de la flauta. Las ratas quedaron paralizadas por el miedo y corrían, insomnes, detrás del flautista.

El flautista de la coleta las llevó a un acantilado, dio un paso al frente y todas las ratas (y ratos) cayeron al mar.

¡A galopar a galopar hasta enterrarlos en el mar!


Y colorín colorado…