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sábado, 28 de enero de 2012

Apocalipsis según Mariano


El diario “Cinco días” pasa por ser el vocero o portavoz de una entelequia llamada “empresariado” español.  Saliendo de la obscuridad de sus sepulcros, abajo ya todas las caretas, al pairo del viento dominante, en su edición del jueves publicaba: “El Gobierno, con pacto o sin él, debe abaratar todos los costes del factor trabajo, o eliminar la trampa normativa que ahora lo impide. Salarios, cotizaciones, despido, retenciones sobre la renta laboral y formación. Por los resultados de esta reforma medirán el desempeño del Gobierno los españoles”.

Con la nuca ligera venia a remachar el clavo que un artículo en el Financial Times de ese señor llamado Luis de Guindos, que aparte de arruinar bancos va de Fleming por la vida. El lumbreras venía a pedir con infinita urgencia un solo modelo de contrato de trabajo, anulación de la contratación colectiva y una indemnización por despido con el máximo de una anualidad.

Y ya estamos todos salvados. El país, Camps y los 5.200.000 parados.

Es decir que la patronal quiere abaratar los sueldos, abaratar el despido, abaratar las cotizaciones sociales y reducir el tiempo en la prestación por desempleo. Y de Guindos, de propina, excluir a las Pymes (el 90 % de las empresas españolas) de la contratación colectiva.  Hablar de reformas fiscales, combatir el fraude, reformas del sistema financiero y control de la banca  y las grandes fortunas es cosa de rojos y otras gentes de mal vivir.

En próximos decretazos y consejos de ministros nos servirán, calentito, su anhelado menú. Tiene una ventaja todo esto. Ya les va a resultar difícil volver a reclamar una “reforma” laboral. Salvo que directamente pidan la vuelta a la esclavitud.

Una descendiente de Pepe Botella, alcaldesa de Madrid, quiere generalizar los trabajos voluntarios gratuitos en favor de la ciudad. La voluntariedad es sólo coyuntural.  En unas semanas tendremos un país de esclavos, sin sanidad ni enseñanza, públicas, sin cultura popular, que pagará los medicamentos, el uso de las carreteras y mirarse al espejo.

¡Mariano, si eres el último, tira de la cisterna!