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lunes, 30 de enero de 2012

Las dos Españas y sus entierros


Han fallecido casi al mismo tiempo. En Madrid, Manuel Fraga. En Montilla, Francisco Carmona, Frasquito Ojos Claros.

Fraga fue ministro de Franco, arrancador de teléfonos y “propietario” de la calle a tiro limpio. Frasquito fue un sindicalista, perseguido, encarcelado y torturado una decena de veces.

Fraga fue un político profesional, siempre cercano al poder y a sus aledaños, impetuoso, colérico y defensor a ultranza de los privilegios de una determinada clase social.

Frasquito fue una persona honesta, fiel a sus principios, amable y dialogante con todo el mundo, especialmente con sus adversarios políticos.

Fraga ha sido enterrado con honores de hombre de estado, entre borbones, gaitas y el odio de sus víctimas y sus familiares, y Frasquito en un humilde cementerio de pueblo, pero con la admiración y cariño unánime de todos sus paisanos, especialmente de los contrarios a sus ideas políticas.

Se ha hablado mucho de la capacidad de trabajo de Manuel Fraga y casi nada de la de Frasquito, que con 92 años seguía siendo el secretario local de CC.OO en Montilla, sin cobrar un céntimo, barriendo y fregando diariamente el local sindical y aportando de su propia cosecha el barrilito de vino para que no faltara el toque humano en la actividad sindical.

Entrevisté hace años a Frasquito para un periódico de la provincia. Me decía que se tenía que levantar muy temprano porque en el trayecto de su casa al sindicato le paraban a saludarle muchos vecinos y paisanos. Frasquito, represaliado y torturado dramáticamente, no tenía nunca una mala palabra ni critica amarga hacia nadie. A todos decía el verbo ingenioso y dicharachero que le caracterizaba.  Frasquito era, a un tiempo, la sensatez y la bondad.

Me viene a la mente la idea de las dos Españas machadiana. De un lado veo la jubilación de Francisco Luzón, del Santander, con una indemnización de casi 67 millones de euros, el cambio de estatutos del Bilbao Vizcaya para que Francisco González pueda jubilarse con otros 80 millones y un buen paquete de acciones, la declaración de que José María Aznar ha ingresado en el último año 1,5 millones como dietas y cobros por conferencias, sin renunciar a su paga de ex presidente y cómo Felipe González es fotografiado las pasadas navidades en un yate, orondo como un cerdo, fumándose un puro junto a una espectacular mujer rubia.

Y ahí están las dos Españas. Una victima de la otra. Simbólicamente, Frasquito Ojos Claros, austero y feliz con una mínima pensión, a sus 95 años, (una media España) y una caterva de maleantes, delincuentes y embutidos del peor cerdo (la otra media) que, además, quieren pasar por banqueros u “hombres de estado”.

Cuando te hagan panegíricos de este u otro personaje, no te dejes engañar. Pide la garantía. Frasquito la tenía. Lo demás son gaitas.