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lunes, 14 de noviembre de 2011

Rosa Aguilar y la torticera teoría del voto útil


Rosa Aguilar, eximia ocupante de cargos y prebendas, pidió, el pasado sábado en Córdoba, el “voto útil” a los  votantes de izquierdas, naturalmente, para su partido y para la lista que ella encabeza. Que se deben tener por muy útiles.
Asombra que doña Rosa, víctima durante treinta años de similares peticiones, sea lo primero que haga y pida en su ciudad natal tras su espectacular cambio de chaqueta electorera.  Y es que el concepto de “utilidad” es bastante liviano y se diluye fácilmente por los entresijos de lo que es “izquierda”, lo que es ”derecha” y por donde me presento hoy y tal vez mañana.
Yo, a modo particular, pienso que votar la lista que encabeza esta mercenaria de la política es bastante “inútil”, porque igual dentro de cuatro años lo que te pide es el voto útil para la derecha desde la lista electoral de otro partido. Naturalmente, tan de derechas como el PSOE.
Rosa, que no debe tener abuela, dijo de sí misma: ¡Como si hubiera alguien capaz de hacer callar a Rosa! Y los hay. Todo el que le ofrezca un cargo, una cartera o un escaño seguro. Y antesdeayer se lo ofrecieron desde el PSOE, pero mañana se lo pueden ofrecer desde el PP. Y se queda más callada que en misa.
Una buena prueba de que se calla es que hace unos días compartió mitin con Felipe González del que cuando era portavoz parlamentaria de IU dijo que “tenía manchadas las manos de sangre”. Y se las debió lavar con abundante jabón o se manchó ella también porque se dieron abundantes besos, abrazos y apretones (de manos).
En política todo es bastante efímero, pero este personaje transmite menos credibilidad y seguridad que una cabra en sus genitales y votarla es un ejercicio que comporta bastantes riesgos. Una prima muy alta.
Desde lejos, a Rosa se le puede contemplar con indulgencia, con horror, con alboroto. Pero lo más humano es contemplarla con asco.