lunes, 21 de mayo de 2018

50 Aniversario de una revolución que de no cambiar nada cambió todo







Cuando la asamblea nacional se convierte en un teatro burgués, todos los teatros burgueses deben convertirse en asambleas nacionales, por eso las paredes tienen orejas, vuestras orejas tienen paredes.

La barricada cierra la calle pero abre el camino y es necesario explorar sistemáticamente el azar porque la acción no debe ser una reacción sino una creación.

Es necesario llevar en sí mismo un caos para poner en el mundo una estrella danzante y tomemos en serio la revolución, pero no nos tomemos en serio a nosotros mismos.

No es el hombre, es el mundo el que se ha vuelto anormal, el patriotismo es un egoísmo en masa y el acto instituye la conciencia. Por eso la burguesía no tiene más placer que el de degradarlos todos.
La imaginación no es un don, sino el objeto de conquista por excelencia y pensar juntos, no. Empujar juntos, sí, y nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza.

Graciosos señores de la política: ocultáis detrás de vuestras miradas vidriosas un mundo en vías de destrucción. Gritad, gritad; nunca se sabrá lo suficiente que habéis sido castrados y prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición y hay que cambiar la vida y transformar la sociedad.

La novedad es revolucionaria, la verdad también y queremos las estructuras al servicio del hombre y no al hombre al servicio de las estructuras. Queremos tener el placer de vivir y nunca más el mal de vivir. La playa está debajo de los adoquines.

Un policía duerme en cada uno de nosotros, es necesario matarlo.

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