martes, 2 de agosto de 2016

Vivir, ver y sentir









“ Dolç és viure,
veure i sentir.”

(Pintada en la playa de Es Trenc)


Sobre un texto del poeta de Pollença, Miquel Costa i Llobera, alguien ha pintado en un viejo bunker de la playa mallorquina de Es Trenc esta real descripción del entorno. 

Mientras los políticos y la política fermentan la vida, pudren lo público y arruinan el pasado y el futuro, a los ciudadanos normales sólo nos queda el refugio de la naturaleza, el campo, los frutos o el mar. 

“Dulce es vivir, ver y sentir”. Y no hay más. No hay que dar la espalda al espectáculo terrorífico de esa marea de miseria y hambre que se encuentra golpeando los muros de Occidente. Ni a ese esperpento gregario de la clase política española. Tan inútil como corrupta. En medio de este desierto de la casta encorbatada de España, que juega a la perejila,  sólo nos queda lo que podamos vivir, ver y sentir. 

Sólo en esta reserva ética y estética se puede uno conformar con un atardecer rosado, mientras los cuerpos –muchos al desnudo- tocan al ser maravilloso que es el cercano, mientras el rey del universo –el sol- pone malva al horizonte y a los pinos. 

Con escepticismo, con descreimiento, solo nos vale la plenitud del mar, las montañas más bellas, la arena más resplandeciente. Esta es la única “salvación” posible. 

La amenaza de un nuevo gobierno de Rajoy sólo puede combatirse tomándose una cerveza helada o una ensalada de tomate con hierbabuena, poniendo los ojos por encima de las copas y yéndose al fondo de la memoria de niño con el sonido del mar. 

La mezquina realidad del PSOE, el de Sánchez y el de Felipe, solo se aleja de nosotros si nos damos un baño en la atardecida y lo ofrecemos  -y entendemos- como un acto de rebeldía. ¡Revolcaros en la inmundicia  neoliberal, que yo, con la piel aún mojada, me he pedido un rape a la plancha!

¡Meteros el país, vuestros partidos y el mundo por el culo, mientras la espuma del mar me humedece la cara  y la de la cerveza acaricia mi paladar!

¡Vivir, ver y sentir!

1 comentario:

  1. No queda otra, vivir, sumergirte, como es mi caso en montañas, verdor, quietud, e incluso soledad.

    Salud y Republica, Lucas

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