lunes, 12 de octubre de 2015

Impuesto al sol





Una forma nueva de expoliar este país caracteriza a las empresas eléctricas.  Tras treinta años de inventarse déficits tarifarios, hacer un recibo de la luz sólo inteligible a sus millonarias ganancias, sentar en sus consejos de administración a ex presidentes y corruptos varios, ahora, rizando el rizado, se han inventado - y el ministro de turno se ha apresurado en aprobar- , digo, ahora se han inventado un “impuesto al sol”.

Uno sin ser un militante arduo de la religión ecológica, también tiene su corazón tendido al sol. Y allá por los finales de enero, ya busco al mediodía, los rayos de Atón-Ra para calentar mis venas y mi espíritu, antes de adorar –como adoro- la primavera y el verano. El sol de las 12 tostándome la piel antes de la ritual cerveza.

Y ahora viene este ministro pepero, que se aloja en una lujosa suite presidencial caribeña por 70 euros noche, y le pone un impuesto.  ¡Hay que ser cabrón!   A estas alturas de los tiempos ya sabemos que “los populares” están dispuestos a todo para legislar a favor de los auténticos amos de este país o cortijo, los bancos y las compañías eléctricas.  Pero, la verdad, nunca creí que fueran a llegar tan lejos.

A mí, que también me gustan las noches de luna llena, ya me imagino al próximo gobierno coaligado de la derecha patria, poniendo un impuesto a la luz de luna, para que lo paguen los románticos y los poetas. Son, los nuevos liberales, los que se burlan del cambio climático y los que practican el capitalismo salvaje sin importarles nada salvo que haya primos que les regalen unas vacaciones en el Caribe a 70 euros la noche.

Frente a ellos sólo cabe resistir: no pagar sus impuestos, no comprar en sus grandes almacenes, no beber su refresco de cola y cagarse en su puta madre.  Yo añadiría que no votarles, pero parece que las “mass media” está lo suficientemente idiotizada y porque una barby vicepresidenta se marque una función super ensayada de baile ya recuperan todo lo que hubieran hecho perder todos los tesoreros suizos y todas los ratos-ratas del planeta.

Dice Manuel Vicent: “Si el mundo sigue dando vueltas al Sol no es debido solo a las leyes físicas; el equilibrio inestable de su órbita también podría romperse por nuestra ceguera. A estas alturas ya sabemos que un paraíso en la Tierra sería posible si la gobernara ese dios incontaminado, que brilla con luz muy pura cada mañana sobre los verdes valles para morir por la tarde en la cruz de un crepúsculo ensangrentado, que en el camino se hace clorofila en los árboles, se confunde con el aire limpio de la atmósfera, constituye los manantiales y se vuelve azul cuando los ríos dan al mar.”
Y vienen dos corruptos, gallego y canario, y como si fuera un simple hospital, una escuela de barrio o compañía telefónica rentable, van y lo privatizan. Al sol.  

Debería apagarse para ellos dos.

PD: El gesto de la mano en la foto vale más que un millón de palabras.

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