lunes, 11 de febrero de 2013

Las ILP o alguien voló sobre el nido del cuco


 

El mal llamado Parlamento debate hoy dos “Iniciativas Legislativas Populares”, que representan, en una nueva y atroz dimensión a las “dos Españas”.

Por un lado, el propio Gobierno ha promulgado, amparado y protegido a una de ellas. La que pretende declarar a la fiesta de los toros como “Bien de Interés Cultural”, que ha obtenido menos de 600.000 firmas y que pretende, como fin más inmediato, revocar la decisión del Parlament de Cataluña de prohibir esos actos en aquella comunidad.

De otro, una iniciativa  presentada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) para introducir la dación en pago retroactiva, y que ha obtenido un apoyo de 1.400.000 firmas.

El Gobierno del Partido Popular, que hunde sus ancestros en la España negra, piensa tramitar una y desoír la otra, dando una clara muestra de cómo entiende  la democracia, la voluntad de la ciudadanía y el respecto a estas iniciativas cuyo contenido está en la Constitución.

La iniciativa pro taurina pretende deslegitimar, por otra parte, la decisión soberana de un parlamento autonómico y convertir en papel mojado su declarada capacidad de autogobierno.  Ignorando la otra, ignora también la penosa y dolorosa realidad de un tipo de políticas, capaz de echar de sus casas a 400.000 ciudadanos en un año, para contentar la falsa legalidad de unos bancos, que arruinados y asolados por su propio afán especulativo, han recurrido al dinero de todos para sacar a flote sus protervas finanzas.

A esto se llama crisis, pero podría llamársele fraude, estafa o, simplemente, fascismo.  Entroncar, vía populismo folklórico con una subcultura menguante, decadente y que sin esfuerzo ni ayuda ninguna puede acabar por desaparecer de nuestros bárbaros rituales de sangre y moscas, e ignorar, con arrogancia y altanería la realidad social, la  necesidad de las gentes y adecuar, en clave europeísta, una legislación medieval, bisutería y vicisitud de un capitalismo pavoroso y antiguo.

Una interpretación objetiva de los hechos, nos remite a la esperanza.  Un gobierno que navega a orilla de la ley con estas dos varas de medir está, irremediable, condenado al suicidio, que aparte del político, a algunos nos gustaría que también fuera biológico. Alguien ha volado sobre este nido y ha visto, aterrados y corruptos a estos polluelos.

Es decir, que no se puede estar por mucho tiempo gobernando desde la arbitrariedad y que si les estalla una bomba entre las manos, o los escaños, no será por casualidad.

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