Un vecino de Granada con iniciales
J.M.D.A. y de 54 años se suicidó poco antes de ser desahuciado.
Un hombre permanece hospitalizado a
consecuencia de las heridas que sufrió tras tirarse desde el balcón de su
vivienda de un segundo piso en Burjassot (Valencia) cuando iba a ser
desahuciado de la vivienda por una comisión judicial.
Lourdes, perdió el hijo del que estaba embarazada a la
semana de ser desalojada a la fuerza de su casa en el barrio del Campo de la
Verdad de Córdoba.
Una mujer se ha suicidado en Barakaldo cuando iba a ser desahuciada de
su vivienda, según han informado fuentes de la Policía vasca. La fallecida era
la esposa de un exconcejal del PSE de Barakaldo.
Las crónicas, los redactores de
sucesos, el periodismo ascético, le llama “suicidios”, pero se equivocan. Son “asesinatos”. De Estado.
De un Estado asesino de vidas,
libertades y derechos. De unos gobernantes que están completando una demolición
fascista del mal llamado “Estado de bienestar”. De una estafa organizada a la
que llaman “crisis”. De la humillación,
enfermedad y muerte de millones de personas de una sociedad crédula que no
llega a ser lo suficientemente enérgica en sus protestas, en sus manifestaciones,
en sus huelgas.
Este Estado mata, mientras
legisla, indulta y amnistía a los defraudadores, a los banqueros que les
prestan a sus partidos créditos que nunca devuelven, a los saqueadores de
burbujas inducidas, a los saboteadores de la Salud, la Cultura y la Educación.
Con una urgencia, tan sospechosa
como culpable, los principales responsables de 400.000 desahucios, se han
reunido para “tomar medidas” y hasta un maldito cardenal, Anticristo de la
Verdad, pide a los afectados que recen, cuando hace dos meses llamó a los
guardias de su amigo, ministro del Opus, para que los desalojaran de la
Almudena.
Es sabido que el PP y el PSOE
votaron en 2011 en contra de la dación en pago. Todavía en marzo de este año,
el PP convalidó en el Congreso un decreto de dación en pago tremendamente
restrictivo y el PSOE se abstuvo en la votación.
¿A quién quieren engañar ahora?
Demasiada claridad, demasiado horror,
demasiado dolor. La atmósfera se ha cargado de robos, atracos y saqueos y una
ola de sentimientos, (rabia, ira, descreimiento, arrebatos incendiarios…) nos
invaden.
¿Sólo una jornada de huelga?
Mienten, y vuelven a mentir. No
son suicidios. Son asesinatos.
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