Los recortes negros son.
Las consecuencias son
negras.
Sobre sus cargos relucen
manchas de obrero y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma liberal
vienen por la
carretera
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de pena negra.
Votan, si quieren votar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.
¡Oh la España democrática!
En las esquinas, peperas.
El paro se ha hecho el dueño
De sus sueños de grandeza.
¡Oh la España democrática!
Quién te vio y no te recuerda?
Hecha de libertad y esfuerzo
con sangre de todas las venas.
Cuando llegaba la noche,
noche que noche wertera,
españoles en sus
fraguas
forjaban salud y escuela,
la libertad, malherida
llamaba a todas las puertas.
Golpes a todo lo libre
Salían de sus decreteras.
La pobre gente soñaba
un estado de riqueza.
Decretazos y recortes
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
Hospitales recortados,
Agua y sombra, sombra y agua
Muertos sobre sus conciencias.
¡Oh, la España democrática!
En las esquinas, banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene los gaviotas
¡Oh, la España democrática!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar,
sin leyes , salud ni ciencia.
Avanzan de dos en fondo
a la libertad irredenta,
Un rumor de siemprevivas
invade las wertederas.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo se les antoja
una Tijera perfecta.
La libertad, libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuando peperos borrachos
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de reforma
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan despidos
que la Fátima
atropella.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando detrás fugaces
remolinos de tijeras.
En el portal de Belén
los obreros se
congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles peperos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero el Partido Popular
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Y otras parados corrían
perseguidos en sus rentas
en, un aire donde estalla
Rajoy con su barba negra.
Cuando todos los parados
Se jodían en la tierra.
La Cospe meció sus hombros
en largo perfil de piedra.
¡Oh la España democrática!
La Trotona ya se aleja
por un túnel de silencio,
camino de Pontevedra,
mientras las llamas te cercan.
El pueblo vuelve
desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche,
noche que noche pepera.
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