El país, sus habitantes, sufren
la más grave crisis económica de su historia. El capitalismo, voraz e
insaciable, hunde en la miseria y en el desempleo a millones de personas. Los índices
de pobreza extrema son más que alarmantes. Los curas, los obispos, la Iglesia,
callan.
Cuatro centenares de miles de
familias son desahuciadas de sus viviendas por lanzamientos judiciales instados
por bancos que en su afán especulativo han producido un “agujero” sesenta mil
veces mil millonario. Que pagamos todos.
Los curas, los obispos, la Iglesia, callan.
Se recortan los servicios
sanitarios y educativos, se impone el repago de medicamentos a los ancianos, se
suprime la asistencia sanitaria a emigrantes, desaparece la atención a enfermos
dependientes. Los curas, los obispos, la Iglesia, callan.
El gobierno promulga una reforma
laboral que arrasa con todo, introduce una semi esclavitud en beneficio
exclusivo de los patronos, recorta el sueldo de empleados públicos, anula la
paga extra de “su” navidad. Los curas, los obispos, la Iglesia, callan.
El país se llena de corruptos, de
procesados inamovibles de su escaño y de sus prebendas, se pagan
indemnizaciones multimillonarias en bancos y empresas quebradas, se amnistía e
indulta a los defraudadores, se legisla y gobierna a beneficio de una minoría. Los
curas, los obispos, la Iglesia, callan.
Se recorta y
se produce dolor y angustia a todo el mundo. La iglesia no paga el IVA, ni el
IBI, ni el IRPF, ni las transmisiones
patrimoniales, ni los actos jurídicos documentados… no paga nada. Y recibe una subvención anual de 10.000 millones
de euros, no recortada. Los curas, los
obispos, la Iglesia, callan.
Los curas, los
obispos, la Iglesia, que habían llenado el espacio, las avenidas y las alamedas
de manifestaciones, pastorales y proclamas contra el aborto, el matrimonio gay o la
enseñanza de la Educación para la Ciudadanía, se callan con la miseria, el
expolio de derechos, el robo organizado y la gran estafa del capitalismo, los
mercados y el poder usurpado.
Por eso, los
curas, los obispos, la Iglesia, que tienen un Evangelio lleno de valores que
ignoran, de doctrinas que no cumplen y de sufrimiento de los débiles que
olvidan, han salido de su mudez para alertar contra la posible y soberana
decisión de un pueblo de auto determinarse mediante referéndum. Un ejemplo de su roña mental, espiritual y
religiosidad de pacotilla.
Por eso, yo,
mayor de edad, andaluz y jubilado, mando a los curas, a los obispos, a la
Iglesia, a la puta mierda.
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