Hemos sido siempre un país
desgraciado. A los grandes desastres en materia económica y social se le han añadido
siempre grandes desastres personales en
reyes, gobernantes y ciudadanos. Una
reina creó una guardia pretoriana, a su imagen y semejanza de ninfómana, en la
que la dimensión de un atributo corporal era la base para el ingreso.
Otro rey se convirtió en el “monarca” de la
noche madrileña, tras su viudez, y salía a francachela y borrachera por jornada.
Personajes como Millán Astray, y los sangrientos Queipo y Don Bruno, disponían
de un arsenal de amantes o harem a costa de su predominio militar y asesino.
Ahora resulta que un alto cargo
de la judicatura se pasa un buen número de fines de semana a la caribeña (cinco
días, cuatro noches) con estancias en los mejores hoteles de Marbella,
aderezados con cenas románticas con velitas con… su novio y jefe de escolta.
Proclamo desde aquí mi absoluto
respeto a las tendencias y preferencias sexuales de cada uno, entiendo y me
parece un acto de amor y sensibilidad personal enjoyar nuestros momentos con la
persona amada, siempre y cuando, estos,
entendibles excesos, no se sufraguen con cargo al dinero de todos. Y que,
además, se diga por un profesional del derecho, que son absolutamente normales
y que no son delito.
Es lamentable que en nuestra
sociedad belenestebanizada cualquier chisme conmueva el Estado y que un atraco
del volumen de Bankia, que se quiere hacer opaco y secreto a todo
intento de luz y taquígrafos, tenga como respuesta una media noticia en un
telediario o tres artículos de opinión de algún loco no suficientemente “engrasado”.
Pero volviendo al aspecto morboso,
es lamentable que la zafia y caduca clase conservadora española vertebre un
discurso moral sobre la familia, los rancios valores de la castidad y la misa y
comunión diaria, el opusdeismo como opción político-religiosa y luego de con
sus huesos en 24 fines de semana de velitas y amor homosexual. Y con cargo al
erario público.
Entendiendo el perfil
carpetovetónico de nuestra raza al juez le podrían perdonar la factura, lo que
no le van a perdonar es que pierda aceite.
No hay comentarios:
Publicar un comentario