Los griegos antiguos, que en nada
se parecen a los de ahora, buscaban una presencia de la divinidad para cada
cosa. Para los excesos, se inventaron
las “furias erinias”, unas deidades infernales que volvían a la tierra para
castigar a los que rebasaban los límites.
De cualquier cosa, de la cordura, de la sensatez, de decir mentiras…
Rajoy, ese desgraciado presidente
de esta desgraciada España, está siendo acosado sin cesar por las furias, que,
finalmente, los arrastraran a los infiernos.
No se puede mentir más. No se
pueden rebasar más los límites del fraude y el engaño. No se puede adulterar más
el lenguaje y la verdad. El día 28 de mayo, abrumado ya por las oleadas de
mentiras sin cuento que lleva en su mandato, dijo, poniendo énfasis en cada
sílaba” No-ha-brá res-ca-te de la Ban-ca”. Antes, en campaña electoral, había
dicho: “Ni un duro de dinero público para la Banca”.
Su capacidad de mentir se ha
elevado exponencialmente. Ha rebasado todos los límites. Recuerdo, en este
sentido, la mala adaptación que la de la novela de Joseph Conrad, “El corazón
de las tinieblas” hizo la película “Apocalipsis now”. Marlow cree encontrar en el coronel Kurtz el
límite del horror. O mejor dicho, la búsqueda consciente de ese límite, que
hace el personaje interpretado magistralmente por Marlon Brando.
Rajoy habita ya, por derecho
propio, en el corazón de las tinieblas. ¿Puede haber algo más infame u horrendo
que hacer pagar a unos ciudadanos ya empobrecidos, ultrajados y mentidos hasta
la extenuación, los excesos de tres lustros de desafueros de la política
especulativa de la Banca y los banqueros?
100.000 millones de euros, su
pago, más intereses, es condenar no sólo a esta generación a vivir con la soga
al cuello, es extrapolar e hipotecar con esta realidad a cinco generaciones de
españoles.
Rajoy, el gobierno desgarrado y
canalla del Partido Popular, prueban, en cada medida de su neurosis, con encontrar
el límite de la humillación nefanda de la ciudadanía. Aquí lo resistimos casi
todo, pero ellos no. Las furias los arrastraran a unos infiernos de gramática
de las palabras y bicarbonato de las mentiras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario