Seis millones de parados, tres
millones de pobres, un millón de “preferentistas” estafados, seiscientos mil
despedidos, cuatrocientos mil desahuciados, tres mil setecientos suicidios.
Sesenta y ocho mil millones de
fraude fiscal estimado, cuarenta mil millones de “ayuda” a la banca, veinte y
tres mil millones de agujero en Bankia, trescientos cargos públicos imputados
por delitos de corrupción que siguen en activo.
Se han cerrado escuelas y
hospitales, se han reducido becas, prestaciones y sueldos. Se han eliminado
derechos y garantías, se han recortado pensiones y empleos, se ha agotado el
reino de la estulticia, se ha derruido toda confianza.
Esta es la cosecha de un Gobierno
culpable de alta traición a la Patria y a sus ciudadanos. Este es el acopio de
la mentira, el fraude y el engaño, el monótono compás del paro, el hambre y la
miseria.
No basta estar indignado. No
sirve una identidad que sólo se queja. No es suficiente practicar el
pensamiento mudo.
No hay necesidad de aprender
falsa economía de falsos mercados. Nos están robando y estafando, reduciendo
las conquistas sociales y anulando el progreso social. No existe el fin de la
Historia, existe el fin de la delincuencia multinacional organizada.
He aquí a los ladrones bajo los
focos. He aquí la denigración de la vida y la persona. He aquí a los seráficos
obispos del oprobio.
Hay que salir a la calle, a las
plazas y a las altas alamedas de la pasión, levantar guillotinas y derribar
palacios de invierno. Hacer coincidir nuestra ira en el verso y en el verbo de
la lucha social.
¡A galopar, a galopar, hasta
enterrarlos, en el mar!
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