Este país ha sufrido en el último
año y medio el mayor expolio de derechos sociales de su historia. Los laborales se han entregado, en almoneda,
a la corrupta clase empresarial. La sanidad, la educación y la cultura públicas
se han reducido en lucha contra lo
obsceno. El desnudismo neoliberal ha arrasado a pensionistas, funcionarios y
jóvenes.
Se han hecho dos huelgas
generales y miles de manifestaciones y “mareas”. Nada ha podido contener a un gobierno
ilegitimado que ha alzado la estaca y el decreto, una y otra vez.
De pronto, la rebeldía social,
ingenia dos decenas de “escraches” o presiones a políticos en ejercicio y
aparecen todos los fantasmas del miedo y los déficits de los que la cultura
democrática es un suspenso permanente en su expediente.
Declaraciones altisonantes, políticos de
biotipo fascista remando “cara al sol” y las Brunetes mediáticas ganándose el
sueldo que generosamente les pagan sus amos, los banqueros.
Respiran por sus heridas. ¡Ahí
les duele y ahí les vamos a dar! La conciencia colectiva, la lucha social ha
encontrado el modo de hacer sensibles a los políticos del detritus social. Ha
sido una fórmula mágica: poner en entredicho su seguridad de santuario, su
confort en sus mansiones de lujo o el muy sensible equilibrio psicológico de
sus hijos.
¡Que no se malgaste un milígramo
más de energía en costosísimas huelgas o manifestaciones donde nos manipulan
los datos de asistencia! ¡Que todo el país sea un único y monumental escrache!
¡Al Partido Popular, a Rajoy, a Santamaría, a Cospedal, a Rouco, a la Banca y los banqueros, y a todos los responsables del atraco y expolio
a que están sometiendo a las clases populares!
Ellos, descendientes de
Franco y de la Falange, acusan a todos
los que no hacen la ola a sus robos y rapiñas de ser de ETA o nazis.
Para su desgracia, nada volverá a
ser como antes. Las gentes de este país hemos recobrado el espíritu crítico y
de rebeldía, una enorme fuerza social se ha puesto en marcha y en forma de
Plataforma de Afectados por la Hipoteca, hoy, Afectados por las Preferentes,
mañana, o como ciudadanos estafados individual y colectivamente les vamos a dar
para ir pasando.
Se ha acabado, o se va a acabar, la
confortabilidad de las butacas y sillones
tras el engaño del voto, de los sobresueldos y de vivir de espaldas al
pueblo humillado, estafado y apaleado.
Hemos descubierto la esencia de
su substancia. Tras su arrogancia, protegida por matones a sueldo, sólo está el
miedo. Y su grotesca dialéctica de “niños ricos” y de “la mancha” de Castilla. No
hay más que oírlos o leerlos.
Nos señalan el camino
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