La vida no se cuenta por años,
sino por ciclos. En “este” ciclo pasan por demócratas y defensores de los principios
de la libertad los hijos y los nietos de
autócratas, de dictadores, franquistas y falangistas genocidas, corruptos
genéticos y familiares.
La derecha cavernosa y mediática,
pagada por las grandes corporaciones bancarias, ha emprendido su enésima cruzada
en favor de un sueño de libertades,
ellos, que vienen de ahogar en sangre a trescientos mil compatriotas.
Dicen que los escraches a
políticos son “totalitarios y nazis”. ¿Tota qué? De modo que dejar sin un
derecho básico, recogido en la Constitución, a cuatrocientas mil familias, no
les ha merecido el menor movimiento de sus índices y ahora, cuatro voces, a una
docena de diputados peperos les provoca una tormenta azul de su destilada y
falsa conciencia de una “libertad”, idealizada por su suculenta paga mensual.
Escrache es convertir la legislación
laboral en una selva, en beneficio de cuatro cuatreros delincuentes a los que
hay que tener mucha moral para llamar “empresarios”.
Escrache es arruinar la sanidad
de un país y sus habitantes, privatizar todo lo conseguido y ahorrado con onerosas cuotas y volverlas a administrar
por sus privatizadores, disfrazados de iniciativa privada.
Escrache es hacer tabla rasa de
la Cultura y Educación de un país, para atarse de pies y manos a la ideología reaccionaria
de una confesión religiosa, regida por la jerarquía más ruin e insolidaria del
planeta.
Escrache es arruinar a un país y a
sus habitantes en beneficio de una banca especulativa, socializando pérdidas, cuando
nunca, ni se ha intentado, socializar los muchos beneficios que ha tenido.
Escrache es ampararse en una ley
hipotecaria, medieval, sangrantemente usurera, e inhibirse del drama social que
se le hacía al sector social más desprotegido del país.
Escrache es no tomar la menor
iniciativa para impedir el fraude y la corrupción generalizada de políticos y
partidos, plagados de donaciones a cambios de favores y contratos ilegales y
reprimir, sancionar y agredir a manifestantes que claman por sus derechos.
Escrache son ellos. El PP, sus “brunetes”
de la televisión, radio y prensa escrita, repugnantes y vendidos, la Iglesia, sus
obispos reunidos y Rajoy detrás de su plasma.
Me voy, que tengo que hacer un
escrache. A trescientos metros. Que la Policía (y sus gorilas) tiene que
garantizar la “libertad” de “su” casa en Madrid de un diputado que cobra 1.700
euros al mes por “vivir” fuera.
El resto de tumbas están vacías.
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