“José Mari, si te he
salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la humanidad”. Me dijo un
par de cosas más, pero son personales.
(José María Aznar en sus
Memorias)
"en este camino
hacia la búsqueda de oportunidades para todos los españoles se ha encontrado a
esa embajadora universal de Huelva en el mundo, que es la Virgen del Rocío. La
solución del paro viene por ahí.”
(Fátima Báñez)
"Santa Teresa
hablaba de tiempos recios, y estoy seguro de que en estos momentos estará
siendo una importante intercesora para España en estos tiempos también recios
que está atravesando"
(Jorge Fernández)
Pese a que para alguien recién llegado
de otro planeta las anteriores manifestaciones pudieran parecerle hechas por
gentes del medievo, para un universo de personas incultas o dentro de un
monasterio de clausura, no ha sido así.
Estos seres salidos del trueno son o han sido nuestros gobernantes. Si, personas que ocupan las máximas
responsabilidades en la administración y gestión de los recursos de un país con
seis millones de parados y un déficit del estado superior a su PIB.
A riesgo de caer fulminado por un
rayo, porque según el caballero, numerario del Opus, que se dedica a dejarnos
huérfanos de libertades públicas, “Santa Teresa tiene mucho mando allá arriba”
y no quisiera yo enojar a gentes que ejercen tan amplio poder sobres sus
semejantes, me parece que nuestro país ha entrado, definitivamente, en barrena.
En condiciones normales tales
declaraciones serían de hospital psiquiátrico y rebuscando mucho podrían tener
una validez reducida a los ámbitos y fes privadas, pero pretendiendo “liderar
la humanidad”, “solucionar el paro” o “Intermediar por España en tiempos recios”
se inscriben dentro de la consustancialidad de lo inadmisible.
Parece una plaga de Egipto.
Nuestro país, nuestra política, nuestros intereses están controlados por
iluminados, por visionarios o por débiles mentales que descargan su
incapacidad, anatemas, mazmorras y hogueras sobre un pueblo inerme a sus
corrupciones y financiaciones ilegales, a sus mayorías absolutas no menos
ilegales y su sentido elitista y ultramontano de la vida y del gobierno.
Yahvé, Mahoma y el Dios de los
cristianos llevan milenios sembrado la muerte, la guerra y el hambre entre los
pobres mortales, y lo último que podíamos esperar que sus epígonos, además
solucionar los problemas del siglo XXI a golpe de credo.
Hay una conjunción copulativa
entre iluminados y miseria. El tiempo es un estado de ánimo y a uno, congelado en
casi todo, le entran ganas de parar al mundo y bajarse en la próxima.
O será que estamos ante los
falsos profetas que precedían al Apocalipsis. Yo, por si las moscas, voy a
llenar mi copa de un moriles natural.
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