Si usted se ubica en las proximidades
de esa generación, casi perdida, que hizo de la “sensibilidad social” una forma
de vida o código de conducta y ha participado en alguna manifestación
reivindicando o defendiendo algo contra los recortes, no se preocupe, usted ha
sido encuadrado, fichado e incluido en el “grupo antisistema”.
Si usted está afectado por una
hipoteca, amenazado de desahuciado o, simplemente, simpatiza con la lucha de
estas personas para defenderse de una ley medieval, arbitraria y desequilibrada
en beneficio de la banca y los banqueros, tampoco se preocupe, usted ha sido
englobado, absorbido o asimilado “al entorno de ETA”.
Si usted, con el disfraz de Mahatma
Gandhi, ha realizado un pacífico, espiritual y sosegado “escrache”, no tenga la
menor duda, las cámaras ocultas y secretas, los informadores policiales y los
subdelegados del Gobierno y sus mamandurrias, dicen de usted que es “nacismo, puro de oliva”.
Si, por el contrario, usted ha
simpatizado con el “Movimiento del 15 M”
y entre batucadas, imaginativas pancartas y camisetas según el color de
la respectiva marea, ha participado en cualquier revuelo, manifestación o
marcheta, dese por fichado, usted está inscrito en las mentes y en los archivos
del “orden” como “izquierdista radical”.
Sí, todo lo que no le cuadra a su
ovejuna sumisión mental, a los dictados de su crisis- estafa, al imperio ciego
y mudo de sus mercados, bancos y decretos son: antisistema, entorno de ETA,
nacismo puro e izquierdismo radical.
Ellos son los demócratas, los
defensores de la libertad, los que luchan contra el paro y la corrupción y los
amantes de la ley y el orden prístino. La televisión pública –sin que se vea el
obispo correspondiente- ya habla, en horas de máxima audiencia, de rezar para
combatir el paro y ofrece manuales de cómo vestir “decentemente” a las niñas.
El lobo de su manada les habla,
cuando se acuerda, a través de un plasma inmaculado, vestido de presidente de
los lobos cobrasobres de ese país sobrecogedor. Sólo les quedaba por arruinar y
prostituir el lenguaje. Y después de esa demostración reduccionista y de la
magistral pirueta del diferido simulado, lo han conseguido
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