“El Ayuntamiento de Córdoba anula fiestas que no son
religiosas durante la Cuaresma. Córdoba será la única capital de provincia de
toda Andalucía que no celebrará su tradicional Domingo de Piñata por exigencias
claras de las cofradías locales.”
(De la prensa regional)
El Ayuntamiento de Córdoba,
gobernado por el Partido Popular, está a punto de alcanzar un putrefacto punto:
acabar de ensuciar por completo la mente de los ciudadanos de esta desgraciada
ciudad. Hace apenas dos cuaresmas, un
concejal, entre onírico y frenopático, ahumó de incienso durante cuarenta días a
quinientos funcionarios de las Casas Consistoriales porque su mente pretrentina
entendía la casa de todos como el lugar ideal para hacer una ofrenda olorosa a “su”
Dios.
Ahora, en otro pestoso pacto con
el ultrismo, quieren acotar en exclusiva el tiempo de cuaresma, privatizando
las fiestas en favor de lo falsamente penitencial y capillita. Cuando llegue la
Semana Santa privatizaran las calles, con obstáculos y altas tribunas, donde la
burguesía de siempre celebrará las estaciones de penitencia con comodidad y
opulencia.
Desde la alta poltrona de su
tambaleante mayoría absoluta, José Antonio Nieto y sus “bienpagaos” tenientes
de alcalde y concejales, han traspasado y transgredido todas las fronteras que
pudieran suponer un respeto a la fe privada y al ejercicio personal de unas
creencias. En 33 meses de gobierno no han hecho más que equivocarse. En todo. Incumplir todo lo que
demagógicamente prometieron, privatizar, liquidar, ningunear y gobernar de cara
a los intereses de una minoría y de espaldas a la ciudad y sus habitantes.
Enfrentarse al Carnaval y al
carnavelismo es por demás, injusto e innecesario, y demuestra una muy evidente miopía,
incluso en términos de rentabilidad electorera. La celebración del Domingo de
Piñata es tan antiguo como la propia Semana Santa y prohibir a unos para
contentar el fundamentalismo de otros es, además de reaccionario, torpe. Máxime, cuando el Ayuntamiento es organizador
y patrocinador, siempre en tiempo de cuaresma, de una corrida de toros benéfica
que, en puridad, también sería contrario al espíritu “penitencial” y
reduccionista al que se quiere contentar.
Sólo el electoralismo más
oportunista se oculta bajo esta
guardarropía. La propia Pasión, es entendida por una mayoría de ciudadanos, de
esta y otras ciudades, como una fiesta, en casi nada diferente al denostado
carnaval, a pesar de las cruces, inciensos y túnicas moradas. El “esto es
carnaval” es simétrico a “al cielo con ella” y nadie, hasta ahora, había
prohibido que estas ovejas escarbaran en busca de sus raíces.
En plena escalada hacia el
medievalismo, el peperismo se quiere quedar con dos llaves del populismo
ciudadano: la máscara y el capirote, pero imponiendo límites temporales
arbitrarios y dando paso a un doble peaje. La tribuna excluyente y altiva para
mis votantes y la hoguera de Momo para la plebe pero cuando a mi convenga.
Como el entierro de la
sardina está cercano concluiré diciendo
que el PP cordobés, Nieto y su chirigota de concejales o murga, se equivocan
más que una loca haciendo punto. Y que a su “chirigota” de malas voces están a
punto de darle un merecido “cajonazo”.
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