Durante un tiempo prologando fui
militante del PCE, en la clandestinidad y en la legalidad. Me enfrenté con una
parte de su “iglesia” contractual, -casi todos ya en el PSOE- y hace 28 años
que no milito. No he debido de seguir el axioma de Heráclito sobre los
distintos ríos que te bañan los pies o la cintura, porque a pesar de no tener
carnet, mis adscripciones políticas: mentales, emocionales, familiares… siempre me harán ser del PCE y de Izquierda
Unida. O sea, en el mismo río toda la vida.
Hemos vuelto a perder en
Andalucía. Casi todo menos la honra. Hay
un lugar común que dice que “la política ennoblece”. Yo creo justamente lo
contrario: que envilece. A nadie ha
podido o puede tratar peor la política que al PCE e IU y sin embargo tenemos
referentes éticos como Marcos Ana o Julio Anguita.
Nos persiguieron, encerraron y
torturaron durante cuarenta años de dictadura. Hicieron leyes electorales como
destino preferente (Norma D´Hont), hacemos una política coherente, al lado de
los desfavorecidos y de los problemas reales de la sociedad y nos vilipendian,
ningunean y nos salen enanos y aprovechados debajo de las narices.
IU cometió un error imperdonable:
pactar un gobierno con el PSOE. Para frenar a la derecha, se decía. Creo que no
hay peor “compañero de cama” que la formación socialdemócrata. Te “ponen los
cuernos” –históricamente- antes de que te des cuenta. Después de tres años dolorosos de Guerra Civil
hicieron al golpe de estado del general Casado. Pactaron con la CIA y las socialdemocracia
tibias de Europa (Alemania, Suecia…) una transición y una financiación que
tenía como uno objetivo evitar que fuéramos hegemónicos en la izquierda.
Felipe González obvió, ninguneó e
insultó a Anguita en todo momento y se hizo la víctima ante una supuesta “pinza”
que él, y sus congéneres, hacen cada diez minutos.
En Andalucía nos han tomado el
pelo. Nos han usado como freno para impedir las imprescindibles comisiones de
investigación, para darse lustre con políticas sociales que ellos, en mayoría,
nunca hubieran hecho. La gota que colma el vaso: aprueban con nuestro apoyo
unos presupuestos dos semanas antes de disolver el Parlamento. Racanería se llama el asunto.
Y ahora, los electores,
probablemente con toda justicia, nos mandan a picar piedra. No quiero referirme a Podemos, pero, ¿qué han hecho cuatro niñatos de camisa
limpia, nacidos para fastidiar al emergente nacionalismo catalán, para obtener
nueve diputados, cuando nuestros diputados, con el apoyo de una militancia
ejemplar y sacrificada se “han partido los cuernos” contra los desahucios, los
recortes laborales o sociales, no sólo en una desgraciada legislatura de tres
años, sino en los cincuenta años anteriores.
Ajo y agua. Pero no somos una
fuerza nacida ayer ni que la desmoralice cualquiera. Cuando los “bipartidos”
sean un mal recuerdo en la historia de la corrupción estercolera de esta país,
todavía habrá PCE e IU. Aunque tengamos cinco parlamentarios.
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