Soraya Sáenz de Santamaría nos ha
vendido un estado atropellado por una legión de parados defraudadores.
La vicepresidenta, con cara de
fascista recién duchada, ha multiplicado casi por diez, y de su propia cosecha,
los datos que le había facilitado la Agencia Estatal de Empleo.
La realidad es que el 72 % del
fraude fiscal en nuestro país, casi 90.000 millones de euros, corresponde a las
empresas incluidas por obra del Espíritu Santo en el IBEX 35 y que este fraude
no consiste en olvidarse del DNI cuando se va a cobrar la sopa con caldo (513
euros de promedio) que supone el desempleo, para los que esta pájara
castellana, llama, “defraudadores”.
Sorayita se crío en los cuarteles
del franquismo rancio y en los aledaños de los tricornios golpistas, y de eso
va.
Esta pelapatatas de la verdad
acaba de atravesar el delgado tabique que delimitaba a los miembros de su
Gobierno que no habían mentido en público y en el lugar que dicen que radica la
soberanía popular, la pobre. Su
presidente, un presunto con barba, ya se había hartado de pecar, en público y
en privado, contra este mandamiento de la ley de su Dios. Y el ministro o
pararrayos Montoro, cada vez que abre la boca.
Claro, que cada uno trata de ser
feliz a su manera, y Mariano vive en el nirvana – o pedorreta- de la
“recuperación de la crisis”, Montoro en el chute de los salarios “creciendo
moderadamente” y la hija del tricornio achacando la culpa del fraude nacional a
los pobrecitos parados.
Me pregunto si estos seres,
impasible antes la desdicha individual y colectiva no serán sino el paradigma
de Ícaro hundiéndose en el abismo.
Por lo pronto, dos de cada tres
de sus votantes, ya no los votarían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario